Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz
Calle Igualdad (APyF) |
Hace
ya varios cursos que vengo realizando una actividad con mis alumnos de
bachillerato que consiste en la exposición pública, en tríos o cuartetos, de un
tema histórico. Con eso se pretende, además de fomentar el trabajo
colaborativo, animar la investigación sobre un asunto del que rara vez han oído
hablar y que, con seguridad, no conocían en profundidad. Además, y eso sería lo
más importante, les permite exponer a sus compañeros los conocimientos
adquiridos y soltar los miedos que siempre tienen a la hora de hablar
públicamente, una de las actividades que ahora en todas las carreras
universitarias se fomenta y valora.
Pues
bien, aquel año un cuarteto expuso de manera magistral en dicción, presentación
con nuevas tecnologías, y casi en profundidad temática, el episodio histórico
sobre las Comunidades de Castilla, aquella rebelión que la nobleza castellana
protagonizó contra la llegada del emperador Carlos y sus consejeros flamencos
hacia el año 1520. Terminaron su exposición, el resto de sus compañeros
aplaudieron, se veía en sus caras una gran satisfacción porque ellos estaban
convencidos, eran cuatro chicos, que lo habían hecho genial. Cuál fue su
sorpresa, cuando yo les puse en duda su trabajo. Se les cambió la cara al
instante, y toda la clase quedó en silencio, porque ellos también, chicos y
chicas, pensaban que estaba genial. “¿Cómo
es posible que no nombréis a la gran heroína de esta historia? Mucho Bravo,
Padilla y Maldonado, su ejecución en Villalar y todo lo demás, y la rebelde por
antonomasia, la que mayor tiempo resistió los embates del emperador, desaparecida, y sin citarla. ¿Dónde está María
Pacheco?”.
Era
evidente que ellos no tenían la culpa, la invisibilidad que todavía tenemos de
la mujer en los libros de historia resulta más que evidente. Bien es cierto,
que poco a poco se van solucionando estas injusticias históricas gracias a que
somos muchos los historiadores que tratamos de reivindicar la importancia que
en el desarrollo de la humanidad siempre tuvo el elemento femenino. Por
ejemplo, ya las “Sinsombreros” que, por cierto, fueron premiadas hace unos años
en nuestra localidad, en una magnífica velada organizada por las Juventudes
arroyanas que presidía, y preside, María de la Luz Parro, y de las que nadie
había oído hablar como figuras esenciales de aquello que se llama la Generación
del 27, se quejaban amargamente de “que en pleno siglo XX únicamente se hable
de los logros de los hombres”. Y es que las Sinsombreros tuvieron tanta
trascendencia intelectual como los conocidísimos Buñuel, Dalí o Lorca (éste
también se sentía indignado entonces por el silencio hacia estas compañeras).
Gracias a ese Premio Luis Romero Solano, y a un magnífico documental hoy son
reconocidas también María Zambrano, Rosa Chacel o Josefina de la Torre, entre
otras.
Y
todo este largo preámbulo viene a cuento porque una de las secciones que estoy
realizando para los artículos históricos que mensualmente publica la Asociación
Paisajes y Fiestas en su blog quiero que esté referida a las calles del pueblo.
Concretamente mi idea es ir desgranando quiénes son y cuáles son los méritos
que tuvieron en su momento los distintos personajes para que nuestras calles
luzcan esos nombres. Por eso, descubriremos “obras y milagros” de Luis Chaves,
Florencio García Rubio, Juan Muñoz Chaves, Rafael Chaparro o Carlos Barriga, entre
otros. No podré hacerlo sobre mujeres, porque no hay. He comprobado,
personalmente, que son muchos los arroyanos que aunque vivan en esas calles, no
saben prácticamente nada del personaje en cuestión que rotula su vivienda y la
de sus vecinos. Como mucho te podrían señalar su profesión.
Barriada Reina Sofía (APyF) |
Con
ser eso muy importante, para mí no es lo más significativo, ni con mucho. Lo
más transcendental, y recordando a las Sinsombreros, porque ahora ya estamos en
pleno siglo XXI, es que el nomenclátor arroyano está para tener un “suspenso”
rotundo; es decir, no progresa adecuadamente. En nuestro pueblo la presencia
femenina en el callejero se limita, y exceptuando a la Virgen de la Luz, Santa
Ana, y alguna otra Virgen que ello sería otro asunto, a cinco escasos nombres de
mujeres, una plaza, una barriada y tres calles, o lo que es lo mismo un poco
más del 4% por ciento del total de nombres del callejero. Una carencia, por
consiguiente, absoluta y que debería solventarse más pronto que tarde. Y, por
último, ninguna de las cinco, aunque todas tengan los méritos suficientes, son
nacidas en Arroyo.
La
pregunta sería ¿a lo largo de la historia de nuestra localidad no han pasado
siquiera media docena de mujeres lo suficientemente importantes para ser
incluidas en el callejero arroyano? Pues resulta evidente que para los
consistorios del XIX y del XX predemocrático esas mujeres no existían y, lo que
es más grave, para los de la democracia actual parece que tampoco tienen la
suficiente relevancia, porque la totalidad de las más recientes incorporaciones
de las nuevas urbanizaciones, más de veinte, o bien son todos nombres
masculinos, o de distintos pozos o nombres de pueblos y ciudades. Y aunque yo
pueda reivindicar también todas esas denominaciones, porque algunos de ellos,
además, se lograron cuando el que suscribe estas líneas hizo visible a dos
arroyanos que habían permanecido hasta entonces invisibles, no es menos cierto
que también podría haberse intercalado algún nombre de mujer entre tanta calle
Leganés, Langreo o Móstoles, por ejemplo.
Pero
¿existen arroyanas que pudieran incorporarse al nomenclátor de la localidad?,
pues la respuesta es sí, claro que existen. El hecho de que pudieran ser no muy
conocidas, aunque algunas sí lo son, no significa que no aportaran su granito
de arena en momentos especialmente delicados de nuestra historia, y otras veces
es simplemente como justo homenaje que se les debería tener para que su memoria
no se borre en la nebulosa de la historia. No hace falta advertir, o quizás sí,
que por el hecho de que vaya nombrando distintas personas yo esté
reivindicándolas para que aparezcan sí o sí en el callejero, Dios me libre de
semejante afrenta. Se trata de una mera introducción al problema por si algún
día una comisión de calles, que se prometió crear hace ya algunos años, se
reúna y ya tenga algunos nombres encima de la mesa, y como mera propuesta de
debate iniciático.
La
primera designación que se me viene a la memoria es el de Leocadia Marín,
motivo fundamental, ser la primera Mayordoma de la Virgen de la Luz a
principios del siglo XVIII y en un momento muy delicado de nuestra historia,
plena Guerra de Sucesión a la Corona española. Un puesto hasta entonces en
manos masculinas y que después de ella varios siglos tuvimos que esperar para
ver a otra mujer en ese mismo puesto. Otro nombre femenino que pudiera
valorarse es alguna de las mujeres de la familia Herrera, Señores de Arroyo
durante la Edad Media; es decir Blanca de Herrera o Ana de Herrera. Y si de
maestras locales se trata, probablemente la que alcanzaría dada su bondad, al
margen de sus dotes pedagógicas, un mayor consenso sería la maestra Jacoba
Franco.
Doña Jacoba y su marido (Archivo familiar) |
Ruth Matilda (Lenaghan. En tierras de Extremadura) |
Y si
queremos ponernos reivindicativos y apostar por mujeres que nunca aparecen en
los libros de historia, pues quizás deberíamos recordar a María López o Inés
Caldera, ambas arroyanas acusadas de ser “herejes judaizantes” y que tuvieron
que pasar por las horribles prisiones de la Inquisición con “sambenito”
posterior incluido. Pero en este aspecto reivindicativo no puede faltar Polonia
Mateos Pérez, muy pronto, el 4 de enero de 2018, tendrá lugar el 80 aniversario
de su fusilamiento. Una muerte cruel, y completamente injusta hacia la única
arroyana que tuvo que soportar semejante trance. Puesta delante de un piquete
de ejecución sin haber cometido delito alguno. Creo que ese hecho es suficiente
carta credencial para que su nombre esté en una calle de Arroyo. Y, aunque no
era arroyana, la fotógrafa y etnógrafa Ruth Matilda Anderson, también podría
incorporarse a estas líneas ya que supo difundir y promocionar nuestro pueblo
mucho más allá de las estrictas fronteras locales.
Juanita Sánchez |
Y
por último también quisiera poner encima de la mesa los nombres de Antonia
Femia Cordovilla y Juana Sánchez Barrero. Ambas fueron unas adelantadas a su
época. Valientes, porque entonces dar el paso que ellas dieron no era en
absoluto nada fácil. Fue un camino que abrieron a otras mujeres que
posteriormente poblaron las distintas candidaturas electorales arroyanas y
cuando ya la Democracia estaba completamente asentada en nuestro país. Cuando
ellas dos lo hicieron era el año 1979 y adscritas a partidos políticos, PSOE y
UCD, respectivamente, agrupaciones que no se identificaban o que querían romper
con el anterior régimen dictatorial. Y esto último no era un asunto baladí,
aunque ahora nos lo pueda parecer. También es verdad que Femia, por cuestiones
particulares abandonó el consistorio un tiempo después sin acabar el mandato,
pero Juana Sánchez no solo cumplió con toda la legislatura sino que
posteriormente ha estado involucrada en cuantas revistas y actos culturales se
organizaban en la villa. No ha faltado a ninguna de ellas y ahí sigue,
apostando por la cultura, las tradiciones y por la historia de nuestro pueblo.
Y al
margen de las mujeres estrictamente locales a nivel provincial, regional o
nacional e internacional existen muchas más. No obstante, quisiera hacer una
reivindicación muy concreta hacia la figura de Clara Campoamor, sobre esta
última creo sinceramente que todos los pueblos y ciudades deberían tener una
plaza, calle o barriada. Es de justicia reivindicar a esta diputada que tanto
luchó por la consecución del derecho de voto de las mujeres en unas Cortes
repletas de hombres, con una oratoria contundente, frente a su propio partido
político y frente a otras mujeres también diputadas como ellas que no lo veían
factible y que, incomprensiblemente, no la apoyaron.
Clara Campoamor (ABC) |
En
fin, no se trata tanto de suprimir los nombres que ya están, aunque si este
cronista fuese alcalde suprimiría dos, sino más bien de ir reconociendo que la
historia de la humanidad también la han hecho las mujeres y que, por
consiguiente, no puede ser que tan avanzado el siglo XXI todavía tengamos esa
desigualdad de porcentaje en el nomenclátor callejero (96% frente al 4%),
cuando la tendencia en otras facetas de la vida, sobre todo de cuotas
políticas, es tender al 50%. Es, por consiguiente, otra tarea que nos queda
como pueblo por hacer.
Nota: Desde aquella
exposición, todos mis alumnos, sin que yo tenga que volver a recordarlo,
realizan sus presentaciones orales del tema que sea tratando de encontrar los
elementos femeninos de esa historia. Ahora con las redes sociales les es más
fácil, en los libros de texto siguen encontrando poca información, una lástima.
Homenaje a fusilados cacereños (Cedida) |
Muy buen artículo , sobre todo por el hilo conductor, esto es, el protagonismo de la mujer . Es triste que nadie se haya acordado, al poner una calle, de cierto nombres que merecen estar en la memoria viva de los arroyanos. Siempre he tenido dos nombre en mi mente , el de Ángela Capdevielle ( aunque tenga nombre en Cáceres) que se preocupó y divulgó nuestro folklore, nuestros romances y nuestras tradiciones como una arroyana más y, por supuesto, doñaMagdalena Orozco que en tiempos difíciles llegó a ser mayordoma de nuestra Virgen, hacer una estupenda regalía, un bonito manto y, finalmente, dejó un legado en la fundación que lleva su nombre, ese Patronato que concedió becas a muchos arroyanos para iniciarse en nuestro instituto, que dejó una casa ( la Parroquial) para los más necesitados, etc, etc,.Cualquier corporación municipal debería dejar al margen las ideas que cada una tuviere y tomar buena nota de estos nombres, no por lo que fueron sino por lo que hicieron para - cuando surja el momento- plasmarlos en una calle que nos haga recordar su aportación a nuestro pueblo. Felicidades, Javier.
ResponderEliminarGracias Maxi por tu siempre sabia aportación a la historia de Arroyo. Un saludo
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarMuchas gracias Máximo Salomón Román, tus dos aportaciones son perfectamente válidas para ser incorporada a la nómina que yo he señalado en mi artículo mensual. No seré yo el que ponga ningún "pero". No obstante, para que ello pudiera iniciarse debe existir la voluntad política de ponerlo en práctica. Te recuerdo que hace ya varios años que públicamente se señaló que iba a constituirse una "comisión" de calles (entonces el tema era por lo de la calle de Don Juan Ramos, poeta), y ya sabes en qué quedó todo aquello. De cualquier forma agradezco tus palabras, de la misma forma que agradezco a todos los que públicamente, o de manera privada, me siguen alentando para continuar con esta maravillosa historia que fue, y será, la de tu pueblo y el mío. Un abrazo y a la espera de otro de tus magníficos escritos.
ResponderEliminarFrancisco Javier García Carrero
No puedo pasar por alto, el interés que tu artículo me ha causado, amigo Fco.Javier, quizá más por calidad humana, sin disminuir la historia, es hora ya de que se reconozca a la mujer con los méritos que la corresponden. Por eso entiendo que tu artículo toma más relieve en cuanto a interés social. Pues hay en él una justa reivindicación: que la mujer pase a tomar parte de los nombres de las calles y sean reconocidos sus méritos y trabajos, y hasta alguna perder la vida por defender la legalidad establecida democráticamente.
ResponderEliminarSigue, amigo, por ese camino y no te rindas.
Un abrazo.
Eladio Sanjuan
Gracias Eladio por tus palabras siempre sabias. Saludos
EliminarQuerido amigo Eladio San Juan, agradecido por tu ecuánime comentario el cual, además, suscribo de parte a parte. Esa ha sido siempre mi intención. Creo que la igualdad, ya lo he dicho en otros espacios, además de suscribirla hay que practicarla. Hemos tenido muchos momentos para intentar lograrlos, pero la realidad incuestionable es que la mujer en el callejero arroyano es casi testimonial y si hablamos de mujer arroyana es nula.
ResponderEliminarAprovecho para decirte que tu recitado poético en el vídeo sobre la Virgen de la Luz ha sido magistral. Mi más cordial enhorabuena. El acto fue multitudinario.
Un abrazo para ti y para Loli.
Francisco Javier García Carrero