jueves, 26 de abril de 2018

XIII FIESTA GASTRONÓMICA “MORCILLA FRESCA Y VINO CASERO” 2018

XIII FIESTA GASTRONÓMICA “MORCILLA FRESCA Y VINO CASERO”
En la Celebración del 1 de Mayo Día de los Trabajadores
El Ayuntamiento de Arroyo de la Luz, en su apuesta por poner en valor los productos de la localidad a través de distintos eventos, Convoca la XIII Fiesta Gastronómica en donde se promocionarán productos como la morcilla fresca y el vino casero.
Todo ello bajo el paraguas de la celebración del Día de los Trabajadores, el próximo 1 de mayo.
El Concurso de Vinos Caseros dará comienzo a las 13:00 horas en el Territorio Joven de la localidad. Como cada año se espera una participación de 20 botellas de la tierra. Se establecen tres premios para el concurso: Al Vino Blanco, y dos al Rosado/Tinto, dotados con 50€ y diploma acreditativo. Igualmente, a todos los participantes se les hará entrega de un diploma por su participación. Toda aquella persona que desee participar, habrá de llevar una botella antes del día 27 de abril a la Universidad Popular del Ayuntamiento, en horario de 10 a 14:00 horas o de 16:00 a 20:00 horas.
Posteriormente tendrá lugar, la degustación de morcilla fresca y vino, acompañado de pan de la tierra por 0,50 €.
[Fuente: Ayuntamiento Arroyo de la Luz]


domingo, 1 de abril de 2018

15. EL CRONISTA: "DÍAS DE LA LUZ DE ANTAÑO"

Por Francisco Javier García Carrero
           Cronista Oficial de Arroyo de la Luz

Día de la Luz de antaño

Aunque ya son cientos de años los que venimos celebrando con inusitado interés nuestro día más grande, no siempre, como todo el mundo podrá entender, el Día de la Luz se ha celebrado como ahora lo hacemos, ni mucho menos. Bien es cierto que siempre la fiesta fue espectacular en cuanto a la vistosidad de sus carreras de caballos, al menos en los últimos cien años de nuestra historia, pero el resto de la conmemoración de esta jornada siempre estuvo mucho más ligada a nuestra Virgen de la Lucena- de la Luz, la dehesa (ambos aspectos durante las primeras horas de la mañana), la comida familiar del mediodía ya en el pueblo, los espectáculos taurinos y los bailes de la noche en los distintos establecimientos, diversión última donde todos los arroyanos lucían sus mejores galas y donde el jolgorio y la diversión era común a todos los grupos sociales. Con el paso de los años este Día de la Luz quedó casi como una fiesta mayoritariamente lúdica y ajena, por consiguiente, a la devoción religiosa, de ahí que desde el año 1930, pronto celebraremos el primer centenario, los arroyanos institucionalizaron una jornada exclusiva de homenaje y acompañamiento a la Virgen en su ermita y en su dehesa, lo que todos conocemos como el Día de la Romería.



Romería. 1979




Virgen de la Luz. 1879 (archivo Martín Panadero)
Por consiguiente, el conocido como Día de la Luz comenzó a celebrarse como fiesta anual y religiosa prácticamente desde el mismo instante en que los arroyanos fijaron como residencia habitual el espacio que ahora ocupamos. Una vez abandonado el anterior emplazamiento de la dehesa, y dejando allí la ermita y la imagen de la Virgen, los arroyanos marchaban año tras año durante la Pascua Florida en devota procesión para honrar a su “Virgen de centeno y azahar”. Constancia escrita en los archivos parroquiales de esos momentos piadosos lo tenemos desde mediados del siglo XVI, cuando, por ejemplo, un visitador del obispo de Coria nos describió nuestro gran día con las siguientes frases: “aviendo visitado el dicho señor Visitador la dicha hermita de la Luz y aviendose hallado en ella el segundo día de Pascua de Flores que es el día questa Villa tiene devoción de ir en procesión a ella, hallo que tenía gran necesidad de abrirse una puerta a la parte del mediodía a donde al presente tiene un altar en que solían decir misa en dicha día fuera de dicha hermita”.
Por tanto, esta festividad tenía en origen un carácter eminentemente religioso, todos los arroyanos en masa y en piadosa procesión acudían desde el pueblo y bien de mañana hasta la ermita. La multitud concentrada en los alrededores de la misma era tan elevada que resultaba casi imposible decir el oficio en el interior del templo. En estas circunstancias, resultaba necesario realizar una misa de campaña. Concluido el oficio a media mañana, y una vez conocido quién iba a ocupar la mayordomía de la Virgen de la Luz durante ese año, una información que se desvelaba a los feligreses ese mismo día, se producía el regreso de todos los arroyanos a sus respectivos hogares. Con el paso de los años, los más pudientes dejaron de acudir a la ermita a pie, sino que llevaban sus mejores corceles y acudiendo con sus mejores galas. De ahí que poco a poco, el regreso de esos caballos con sus jinetes que partían desde la dehesa cuando entendían que el “pueblo” ya había vuelto, se convirtió en un acontecimiento espectacular en la calle principal de la localidad, la Corredera, que se llenaba de “curiosos” para admirar la llegada y el lucimiento de esos jinetes.
Archivo de "Chanino"
Dia de la Luz 1957
Esa entrada en el pueblo se realizaba por la ermita de los Santos Mártires (San Sebastián), al principio el paseo era con un trotar pausado y ostentoso que muy pronto fue transformándose en carreras mucho menos juiciosas y a galope tendido que acababan en la plaza principal del pueblo y próximo a la Iglesia de la Asunción. Varios son los poetas arroyanos que han descrito estas carreras de manera sublime. Entre ellos Pedro Caba, Vicente Criado Valcárcel, Juan Ramos Aparicio o Eladio Sanjuán. No obstante, particularmente me quedo con las líneas que nos legó otro “maestro” en esto de componer versos, Juan Luis Cordero Gómez. Efectivamente este poeta publicó en 1944 su famosa “La Romería de la Luz” describiendo en un fragmento del poema “La Encina”, las populares carreras de caballos cuando Romería y Día de la Luz eran todavía la misma festividad. O lo que es lo mismo, una descripción de la fiesta de antes de 1930:
“Desde el Santo hasta la plaza
hormiguean las aceras
y en ventanas y balcones
gentes curiosas se aprietan
por presenciar el desfile
y comentar peripecias;
que ya regresan al pueblo
los que al santuario fueran.
Con estruendo y brío
la vanguardia llega
en un galope que arranca
chispas de lumbre a las piedras.
Son los que la tradición
antañona representan
gente moza un poco loca,
los héroes de la carrera.
Mozos de fibra y de empuje
y casados que mocean
con caballos corredores
o con mulas de las que pegan.
Ímpetu que se desbordan
en exaltación frenética
un atavismo de raza
que surge con inconsciencia”.
 
Romería de la Luz (J.L. Cordero Gómez)
En estas circunstancias, la parte religiosa que comenzaba en la ermita a las 10 de la mañana se celebraba con una rapidez extraordinaria porque a las 12 ya estaban preparados los caballos en la explanada de San Sebastián, y todo el mundo deseaba verlos, incluidas, por supuesto, las autoridades locales. En alguna ocasión el párroco de la villa se quedaba casi solo en la ermita y con la palabra en la boca, “(…) Termina al fin el bellísimo discurso y continúa la misa. Pero ya los romeros impacientes requieren sus cabalgaduras y vehículos para regresar al pueblo”, dirán algunos documentos periodísticos de la época. Todo el mundo retornaba apresuradamente y, por consiguiente, la Romería de la Virgen de la Luz, se convirtió, de facto, en el día de las carreras de caballos.
Lorenzo Martínez Marín. Mayordomo (1927-1931)
Debido a ello, la mayordomía de Lorenzo Martínez Marín (1927-1931), pensó que se debía dedicar un día exclusivo de homenaje a la Patrona casi dos semanas más tarde (y no tres días, como afirma sin pudor alguno en una fuente oficial vista el 25 de marzo de 2018, y desde hacía varios meses). Con ello se logró que todo el pueblo acompañase a su Virgen en la dehesa durante toda la jornada de domingo, y sin prisa alguna para regresar al pueblo, y siempre previo novenario que se celebraba en su honor. De esta forma, el primer día de Romería siguiendo estos nuevos parámetros tuvo lugar el 4 de mayo de 1930. 
Primera Romería (mayo de 1930)
Carroza Día de la Luz 1951
También es cierto que además de los caballos del Día de la Luz, y antes de la procesión de comitiva oficial y con el clero a la cabeza, también pasaban por la Corredera numerosos carros y algunos camiones que regresaban de la dehesa, otros con burros y otras “cabalgaduras más heterogéneas, jacarandosa y más pinturera”, que diría nuestro poeta Cordero Gómez. Un espectáculo visual que no eran otra cosa que el antecedente más próximo a los que desde la década de los sesenta del siglo pasado y hasta la actualidad, conforman las espectaculares carrozas del Día de la Luz, otro de los atractivos esenciales de nuestra gran fiesta local.




Carroza el año del hambre 1981


Muy pronto estas carrozas tuvieron una vistosidad plástica que fueron muy bien recibidas por los más jóvenes de la población. Raro será el arroyano, e incluso los forasteros, que a lo largo de su vida no haya participado en alguna ocasión de la fiesta subido a un remolque. Ya la elaboración de las carrozas en la semana anterior y en cualquiera de los “tinaos” de la localidad, se convertía en una auténtica fiesta previa de amigos. Bien fuese en carroza típica (la almazara, la siega, la pela, la herrería, la vendimia, y tantas otras) o en artística (un, dos, tres, responda otra vez, Curro Jiménez, el planeta de los simios, España, el cuento y el tebeo, etc.), la participación de los arroyanos en su festividad más añorada fue siempre, y será, intensa.
Carroza artística.El cuento y el tebeo

Carroza típica. La vendimia.


Por consiguiente, la celebración del Día de la Luz, se ha convertido en una atracción donde lo religioso y lo profano-lúdico continúan entremezclándose en perfecta simbiosis. Una festividad que ojalá algún día pueda también rebasar lo puramente regional y sea catalogada como fiesta de interés turístico nacional.       
Archivo de "Chanino"