martes, 2 de noviembre de 2021

54. EL CRONISTA: "LOS PRIMEROS AUTOMÓVILES EN ARROYO Y SUS CONSECUENCIAS"

Por Francisco Javier García Carrero

 Cronista Oficial de Arroyo de la Luz 

Titular del suceso (21 de abril de 1927)

     En un artículo de no hace tantos meses hemos comentado que para los que ya peinamos muchas canas, nuestra particular y maravillosa red social, de la que diariamente disfrutábamos cuando éramos niños, eran las calles del pueblo. El espacio en el que una multitud de chiquillos se divertían sin parar con aquellos juegos populares que hoy día ya casi nadie recuerda y que al menos empiezan a ser estudiados en trabajos de investigación por algunos alumnos que cursan distintas carreras universitarias, y que gracias a ellos aquellos juegos infantiles no se perderán para siempre.

Si esto resulta una obviedad para los de mi generación, imaginaos lo que significaba la calle para los que todavía son más mayores que nosotros, y, especialmente, pensad lo que eran las calles de la localidad para los arroyanos que ya no están con nosotros, porque ellos nacieron en los primeros años del siglo XX. Para estos arroyanos el único problema con el que se podían encontrar cuando estaban correteando, jugando y socializándose por alguna de nuestras calles era el de un carro de mulas desbocado, y que podía acabar de manera trágica (algún día realizaremos un artículo recogiendo alguno de estos luctuosos episodios que se dieron con cierta regularidad en Arroyo y hasta bien avanzada la década de los sesenta del siglo pasado).

Juego del pañuelo.Tradipopulares.blogspot.com

Pero en los años veinte de la anterior centuria, el problema que se les empezó a presentar a aquellos niños que jugaban un día sí y otro también por nuestras calles fue la aparición de los primeros automóviles. No eran muchos, pero su novedad por nuestras travesías y carreteras provocaban un atractivo muy especial en aquellas mentes infantiles (el correr detrás de aquellos coches era también otra forma de entretenimiento, tal y como hemos visto en alguna que otra película como Al sur de Granada, por ejemplo). Si a esto último le unimos que la pericia de aquellos primeros conductores no era precisamente la más lograda (que eso era otra situación muy habitual en estos primeros años), la tragedia podía presentarse en cualquier momento, como así resultó en más de una ocasión.

Lugar del accidente
(Archivo Martín Panadero)
Y en este artículo de noviembre de 2021 quiero trasladaros la historia del que quizás sea el primer accidente automovilístico, el primer atropello, que tuvimos en el pueblo y que acabó con la vida de una adolescente arroyana de solo 17 años y que se llamaba Visitación Mariscal Leal. Todo ocurrió una tarde del 19 de abril de 1927. La chiquillería estaba jugando en la explanada que existía en los alrededores de la llamada Esquina de Cachorrito, en las proximidades donde actualmente se encuentran el hostal Divino Morales y el Maypa, una zona amplia que no tenía edificado ninguna de estas construcciones, y sin aparente peligro durante varias décadas de nuestra historia. Por allí únicamente habían pasado los carromatos de mulas que trasladaban a horas muy concretas a los arroyanos que se desplazaban hasta la estación Arroyo-Malpartida para coger el “rápido”, o los que llegaban a la población desde ella.

Pero a la altura de 1927 ya circulaba algún que otro automóvil proveniente de Alcántara, Brozas, Navas del Madroño o incluso desde Portugal. Unos coches que atravesaban el pueblo para dirigirse a la capital provincial. Esa zona donde se jugaba era el final de la carretera, una zona que tenía cierta pendiente, y era el espacio donde los automóviles que llegaban desde esas localidades alcanzaban una mayor velocidad, sin parangón, no obstante, con la que pudieran traer hoy día y que ha sido limitada por los actuales semáforos.

Denuncia (7 de noviembre de 1927)

Aquella tarde un automóvil con matrícula portuguesa “S-823” y que era conducido por el ciudadano portugués Virgilio Barroso Baptista, muy acomodado económicamente, fue la causa de la desgracia de esta familia arroyana. El conductor parece ser que no llevaba una “velocidad excesiva” y que el accidente se produjo, según todos los testigos de la tragedia, porque “Visitación estaba aturrullada, azarada”, declararon a las autoridades, ya que la joven no tenía claro si cruzar o no cruzar la carretera de izquierda a derecha. Al final no hizo ni una cosa ni la otra, y la bocina que sonaba de manera enérgica antes del impacto acabó por provocar en Visitación una confusión todavía mayor de la que ya tenía. El conductor portugués en última instancia logró dar un volantazo al vehículo para tratar de impedir un atropello frontal que parecía inevitable. No obstante, el coche golpeó con una de las aletas a la joven y el vehículo acabó empotrándose contra uno de los “baúles” que tenía esa carretera y que todavía recordarán muchos de los lectores.

Visitación Mariscal quedó completamente conmocionada después del golpe y perdió el conocimiento. El conductor, con el resto de sus acompañantes recogieron a la joven herida desde el suelo y la trasladaron de manera urgente hasta el Ayuntamiento. Hasta allí se desplazaron con prontitud dos de los facultativos que había en el pueblo y que fueron avisados por la chiquillería que había presenciado el fatal accidente. Los dos médicos apreciaron en Visitación un estado de suma gravedad. De la misma forma, Virgilio Barroso realizó sus primeras declaraciones de lo que había ocurrido, iniciándose las primeras diligencias indagatorias, quedando su coche a disposición de la autoridad judicial.

Pocos días después, el 22 de abril, “los esfuerzos de la ciencia no pudieron evitar el funesto desenlace”. La joven arroyana no pudo superar las heridas que había sufrido por el impacto, falleciendo la mañana de este día y siendo enterrada una jornada más tarde en el cementerio de la localidad. Al entierro acudieron un alto número de nuestros paisanos que lamentaron profundamente la pérdida de la joven.

El suceso llegó a ser juzgado en la Audiencia de Cáceres. Virgilio Barroso Baptista llegó a estar acusado de “imprudencia temeraria”, además de imputarle una “falta de cuidado, negligencia y descuido en sus actos”. Por todo ello, se llegó a solicitar por la fiscalía la pena de un año y un día de prisión correccional. El conductor en su declaración volvió a ratificarse que el coche circulaba a velocidad moderada y que todo fue un desgraciado accidente ya que avisó insistentemente con la bocina de la presencia del coche. Que fue la joven la que no acabó de decidirse si cruzar o no cruzar la carretera, por lo que a pesar del gran viraje que realizó fue una “aleta del coche por su parte posterior” la que impactó en la joven. Todos los testigos que acudieron al juicio corroboraron la versión del conductor por lo que el abogado defensor, Luis Pérez Córdoba, solicitó de la Audiencia que su defendido, que había indemnizado con esplendidez a los perjudicados, quedara absuelto de cualquier mancha al considerarse el “hecho como casual y fortuito”, como así fue.

Renault KJI (1923). caranddriver. com
    Sucesos similares siguieron ocurriendo en la misma carretera en los meses siguientes. Por ejemplo, en noviembre de ese mismo año de 1927 fue denunciado un Renault “de gran potencia por exceso de velocidad”, un automóvil que conducía el arroyano José Collado. Su coche en una zona estrecha de la carretera adelantó a otro automóvil que conducían dos abogados que circulaba mucho más lentamente. El adelantamiento se realizó con tal celeridad que al abogado que conducía, Fernando Vega, le hizo “perder la dirección y estrellarse contra un árbol quedando su vehículo con importantes desperfectos”. Además, según los abogados el coche de José Collado “desapareció a toda marcha”.

Mucho más grave fue lo que había sucedido unos días antes cuando la camioneta de viajeros que realizaba el trayecto Cáceres-Arroyo tuvo una salida de esa misma vía provocando el fallecimiento de una madre, su hija de tres años, y varios arroyanos más que resultaron gravemente heridos, aunque, como señalamos en otras ocasiones, estos dos sucesos ya forman parte de otras interesantes historias de nuestra localidad.