miércoles, 23 de junio de 2021

DE LOS NOMBRES DE ARROYO: DE CARLA A ARROYO DE LA LUZ

                                                                                           (Por José Luis Solano Rodríguez)

  Algo se ha escrito sobre el nombre de esta localidad y sus denominaciones antecedentes al que impera - Arroyo de la Luz- desde 1937. Se remontan en el tiempo, como su historia, a varios miles de años, habiendo cambiado por motivos políticos o culturales en ese transcurso según determinan los testimonios, las pruebas e incluso la leyenda, aunque no se demuestre documentalmente en algún caso y haya que apartarlo a un lado.
  El primer nombre que se le atribuye hasta la fecha está anclado en la época protohistórica, prerromana, de los vetones y lusitanos, situándose esta que nos ocupa entre ambos pueblos, los primeros al norte y noreste, los segundos al oeste. Esa denominación se atribuye y fundamenta en una laja de pizarra gris azulada encontrada próxima a Arroyo fechada en su estudio por Francisco Villar y Rosa Pedrero entre 150-75 a.C. escrita en lengua lusitana con los caracteres de la letra capital romana

que debe leerse así: “Isaicid rueti puppid Carlae enetom indi na […

y que puede traducirse por:
“De esta manera reza lo que en / para Carla (está) introducido/ establecido y no […]”

  
  ¿Pudo ser Carla el nombre prerromano de ella o al menos de su río inmediato, quizás en ese tramo, que había prestado su nombre a la población ribereña, o tal vez alusivo a una divinidad fluvial a la que se dedicó una ofrenda, pudiendo indicar un santuario local en la frontera entre ambos pueblos hispanos?

     Después de ese documento no tenemos, a día de hoy, ninguna otra constatación hasta la Edad Media, en el s XIII, que nos menciona a Arroyo como “del Puerco”, a partir de la ocupación leonesa en 1229 de esta zona, desde la legendaria “batalla del pozo de las matanzas” en la llamada dehesa de ese nombre, “matança”, que el de la Luz vendría después, abriéndose otra etapa con la llegada de nuevos pobladores –gallegos o portugueses, leoneses, bandidos y con otros delitos a los que se les perdonaba la pena con el asentamiento y colonización de territorios- mezclándose con los que permanecen en el lugar tras la conquista, repartiéndoles
terrenos para poder subsistir y asentarse; bastantes pruebas hay que constatan a partir de ese periodo la denominación. Pero cuenta la leyenda que anteriormente se llamó “Arroyo del Fresno” y utilizo este término porque hasta la fecha no ha aparecido escrito alguno que corrobore ese nombre con un fin de intitulación, de designación de un lugar de población en las coordenadas en que se asienta actualmente Arroyo. Bajo ella aparece un arroyo con ese nombre en documentos derivados del mandato del rey infante Enrique de Castilla en 1299 para que “se amojone y delimite un ejido para los ganados del Arroyo” que dice, literalmente: “Mojón primero en la Peña de la Cruz que está en el cauce del molino que hizo Domingo Ferrero en el arroyo del fresno y hacia arriba hasta el cadoso de los bayones y a su derecha a mojón cubierto a la lapa de la era de Miguel Picarana….”, refiriéndose a un arroyo en que habría un fresno, no a un lugar de población. Si seguimos la descripción del amojonamiento lo podríamos localizar; ahora bien, las otros topónimos que aporta, puede que ya no estén al uso, quizás sí alguna que nos sitúe: “…y a la derecha a la cabeza encima de Val de Azores y a su derecha a la fuente de Rafael Alonso, en las eras, y a la derecha al pozo de la ferrera…y por encima de la cumbre aguas vertientes hasta ell arroyo del puerco como parte con el zalezo y por la cumbre a la cabeza del crespo”. No obstante, en otra delimitación de 1436 constatado en el Libro Becerro del Archivo Municipal de Cáceres también se menciona dicho arroyo, hacia el norte, refiriendo el deslinde que “va a dar al arroyo de los términos e dende como va a dar en el arroyo de la cera e el arroyo ayuso a dar en el arroyo del fresno…partiendo con la çafrilla…e del arroyo del puerco e dende como vuelve por arroyo de los ballesteros partiendo todavía con la dicha çafrilla e con la torre de la higuera…”. Ahora bien, en los apeos de deslinde se recogen dos nombres de arroyo que dieron denominación a la villa, “del fresno”, que no se vincula a ella, y “del puerco” que si lo estuvo durante unas ocho centurias hasta que, por presiones curiles y órdagos de la alcaldía de Francisco González Toril en pleno candor del “Alzamiento Nacional” y de la andadura del nacional catolicismo, se contravino la decisión popular, emitida en referéndum en 1929, en favor que se siguiera denominando “Arroyo del Puerco”, pasando a ser de la Luz un once de diciembre de 1937, como permanece hasta la fecha, amparada la denominación en su patrona además de en un arroyo que va hacia la charca grande desde el oeste.

   A día de hoy, tras trajinar con la documentación custodiada en el archivo municipal de Arroyo y con el de la ciudad matriz, Cáceres, se puede decir que no ha aparecido documento que constate la denominación “del fresno” vinculada a la villa para una fecha anterior a la conquista, sólo una noticia en documento de aclaración de sellos municipales del alcalde José Marín emitida un 9 de septiembre de 1876 en el que dice:


“…Este pueblo llevaba el nombre de Arroyo del Fresno hasta el año 1267 que el rey D Alfonso 9º de León, entre otras concesiones que hizo al pueblo por recompensa a los servicios que prestaron sus moradores contra la morisma, concedió las armas con el geroglífico del cerdo unido al tronco del fresno, en atención al carácter de fiereza y arrojo que demostraron en las batallas los arroyanos, y de que uno de ellos, jinete sobre su caballo, acometió, lanza en mano, a un cochino jabalí, a el que dio muerte junto al tronco del fresno repeliendo sus embestidas en el sitio nominado Río Pontones como a unos 250 metros de la población.
Arroyo del Puerco 9 Sbre 1876
El Alcalde
José Marín”


Escudo sin valor heráldico basado en la leyenda,
ubicado en la fachada de la Biblioteca Municipal















    Este relato se cae al comprobar personajes y fechas mencionados: Alfonso IX de León vivió entre 1171 y 1230, sí conquistó Cáceres-Arroyo en abril de 1229 muriendo poco después, reinando en 1267 Alfonso X, con lo que se pueden juntar ficción y realidad acercándose más a lo primero dentro de una mentalidad gótica, historicista y nacionalista alardeando de héroes, de luchas y victorias, de fantasías heroicas…. muy al uso en esas fechas del s XIX, que la desvinculan de la historia. Así que, mientras no se demuestre lo contrario, sólo dos nombres tuvo nuestro pueblo: Arroyo del Puerco y Arroyo de la Luz y puede que, hace más de dos mil años, ostentara el de “Carla”.

   Volviendo al del Puerco, se data en múltiples documentos, en escudos –a destacar los del Convento, del s XVI- y en escritos literarios que abarcan desde la Edad Media hasta el s XX, con alguna leyenda como la del verraco sobre el puente viejo del pontones, representación animal vinculada a los servicios de sus moradores y a su valor en favor de la corona castellano-leonesa y, según otros, al estar situada en el cordel utilizado por la Mesta a su paso por la localidad, elogio de esta agrupación a dichos animales, como en otros lugares del camino mesteño en la geografía hispana, escultura de la que, de cierto, nada se sabe, ni aparece en el Museo provincial de Cáceres donde se comentó por alguno, aunque bien se podría realizar una suiforme –entre cerdo y jabalí por no estar claro de que puerco se trata- y ponerla allí, que la memoria histórica hay que recuperarla para todos los hechos y cosas, siendo el “sucio animal, alegría de ricos y pobres” (A. Ponz) en la villa, sustento económico y gastronómico, además de darle nombre durante más de ocho siglos.

Escudo de Arroyo del Puerco
en Convento, s. XVI


Según las crónicas Enrique El Doliente (1379-1406) en 1402, tras rescatarlo del poder portugués y darle carácter independiente dentro de Castilla, “dio por escudo un roble cargado de frutos y un puerco al través, representando en el roble el valor y la incorruptibilidad y en el puerco los diversos y útiles servicios de sus moradores”.









    Para concluir, como comenté anteriormente, se cambió el nombre a Arroyo de la Luz en 1937 y ahí está desde entonces reflejado en múltiples hechos y documentos, con el escudo siguiente:

El otro blasón, el de la Luz y la batalla de moros y cristianos en el pozo de las matanzas, vigente a la fecha, con una significación heráldica dudosa, como muestra de la “España Grande, heroica”, del Alzamiento Nacional, habida cuenta que se cambia el nombre en 1937, no refleja un paisaje arroyano –llano, frente al serrano mostrado- sembrado de cruces bajo un sol radiante, una luz cegadora sobre el infiel, con un colorido, de fondo, que muestra el rojo-gualda de la bandera nacional y el azul mariano con unos personajes de la leyenda de la España victoriosa representada en el cristiano “matamoros”, arrodillado y vencido.

    Los nombres de Arroyo, fuera cual fuera el calificativo que los ha acabado por definir, siempre han estado vinculados al agua, elemento vital para toda población que ha ocupado el territorio como núcleo de asentamiento eligiendo un espacio en torno al río principal, recolector de otros menores, todos con carácter estacional entre otoño y primavera sólo embalsados en los últimos siglos para prolongar su dádiva de vida. Si pudo ser en principio, hasta ahora conocido, Carla, como nombre del torrente acuoso en sí o como divinidad fluvial, habida cuenta del culto a los elementos naturales de los pueblos prerromanos, de la que toma el nombre hasta la villa y los posteriores nombres atribuidos, ficticios o reales, seguiría con apodos de ese curso de agua en torno a elementos naturales –fresno, puerco, luz-, aunque se hubieran sacralizados como el último, un añadido según la época.
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miércoles, 2 de junio de 2021

49. EL CRONISTA: "VOTANDO EN LIBERTAD. LAS ELECCIONES DE JUNIO DE 1977 EN ARROYO"

 Por Francisco Javier García Carrero

Cronista Oficial de Arroyo de la Luz 

El próximo 15 de junio de este 2021 celebraremos el 44 aniversario de una fecha histórica. Nos estamos acercando en España a medio siglo de democracia parlamentaria sin interrupción y, para muchos, parece que fue ayer cuando se inició esta apasionante aventura por la libertad. Efectivamente, el 15 de junio de 1977 se produjeron unos comicios que podemos catalogar, sin posibilidad de equivocación, como unas elecciones históricas. Aquella jornada, que coincidió con un miércoles y, por consiguiente, con día laborable y con un permiso retribuido de cuatro horas para todos los trabajadores, se convirtió en un día muy especial para toda la ciudadanía porque en España, y por supuesto en Arroyo, hacía ya muchos años que nadie elegía a sus representantes políticos. Concretamente, para encontrar la última vez que aquello había ocurrido debíamos retroceder la mirada hasta un 16 de febrero de 1936. Es decir, 41 años atrás.

Expectación en un colegio electoral. Agencia EFE

En consecuencia, para la mayor parte de nuestros paisanos que concurrieron a aquellas elecciones generales, las de junio de 1977 sería su primera experiencia con las urnas y con la democracia. Ya que para encontrar a algún arroyano que había votado en libertad, en aquel ya muy lejano 1936, lo debíamos localizar en los paisanos que tenían como mínimo 64 años de edad. Para la inmensa mayoría de los electores, por consiguiente, existía un desconocimiento absoluto de cómo había que actuar. De ahí que el Gobierno de la Transición tuviese que realizar una intensa campaña de propaganda institucional en las distintas emisoras de radio y en las dos televisiones públicas, aunque el UHF todavía no se veía en Arroyo, para enseñarles a los ciudadanos cómo ejercer su derecho al voto. Pero al margen de esta importante novedad, estas elecciones no iban a elegir cualquier parlamento tal y como estamos haciendo en los últimos procesos electorales. Aquellos comicios de 1977 estaban pensados para dilucidar lo que iban a ser nuestras Cortes constituyentes. Y eso no era cualquier cosa. Es decir, estos parlamentarios serían los que tendrían que elaborar lo que se convertiría en nuestra actual Constitución de 1978 que pronto se convertirá en la más longeva de nuestra historia. Diputados que estuvieron muy a la altura de las circunstancias (ignoro si con los actuales podemos decir lo mismo).

Campaña institucional por el voto

El alcalde de la población era, desde el verano de 1974 en que sustituyó a Julián Olgado Macías, el maestro de Enseñanza General Básica Manuel Floriano Medina, que a la postre se convirtió desde aquel año y hasta 1979 en el último de los regidores locales nombrados a dedo por el gobernador civil de la provincia. El mayordomo de la Virgen de la Luz, también el último y antes de iniciarse el modelo actual de Cofradía, era Plácido Sánchez Viniegra que había tomado posesión del cargo casi en paralelo al nombramiento del alcalde. El número de habitantes de Arroyo en aquel año histórico se acercaba a los 7.000. Concretamente éramos 6.901 arroyanos y los electores que tenían derecho de voto, suprimidas todas las restricciones del franquismo, especialmente hacia las mujeres, alcanzaba la cifra de 4.756 posibles votantes.

La Corredera en 1977

La campaña electoral comenzó el 24 de mayo con una espectacular pegada de carteles por todo el país. Una situación también completamente novedosa en la localidad lo que no dejaba de despertar ciertos recelos entre un número importante de paisanos, especialmente entre los más mayores que nunca olvidaron el clima político de la última vez que habían disfrutado de la democracia parlamentaria. Esta campaña se alargó durante 21 días, ya que el Gobierno convocante pensó que era el tiempo suficiente para que los distintos partidos políticos dieran a conocer sus numerosos y distintos eslóganes, además de ofrecer sus propuestas futuras para los ciudadanos. Veintidós fueron los partidos políticos que concurrieron a aquellas elecciones, lo que posteriormente se identificó y se describió en todos los análisis electorales como una auténtica “sopa de letras”.

Madrid. 24 de mayo. Inicio de la campaña electoral (Diario El País)

La campaña electoral prácticamente no presentó incidencias graves, y en Arroyo ninguna que podamos reseñar más allá de la simple anécdota de una señora bastante mayor que preguntó en uno de los colegios electorales cómo votar a Franco. El número de mesas electorales aquel año fueron 6. Dos se encontraban en la Plaza de José Antonio Primo de Rivera, la tercera en las escuelas de San Marcos, la cuarta en las escuelas del Pozo del Hambre, la quinta se situó en lo que eran las Escuelas Nuevas (todavía no se había producido su demolición como tal, una lástima, por cierto) y la última se ubicó en la sede de la O.J.E.

Los arroyanos que se acercaron a ejercer su derecho democrático al voto fue de 3.957, algo más del 83%, lo que equivalía a 5 puntos más que la media nacional que ya de por sí fue muy alta. Los que se quedaron en su casa sin querer participar de la fiesta de la libertad fueron 789 arroyanos que equivalían al 16% de los electores. Los votos que tuvieron validez fueron 3.924, más del 99% de los emitidos, por lo que se contabilizaron como votos nulos únicamente 33, la mayor parte de ellos por tener la papeleta completamente rayada con un bolígrafo o con insultos variados. De los 3.924 votos considerados efectivos, los arroyanos que optaron por alguna de las candidaturas presentadas fueron 3.919, por lo que únicamente 5 papeletas estaban completamente en blanco.

Collage de partidos políticos. Elecciones de 1977

Guadalajara. 9 de junio de 1977
 (Foto Volkhart Muller)
     Concluida la jornada electoral, se procedió a la apertura de las urnas y a contabilizar los votos que cada candidatura había obtenido. En aquella jornada la Unión de Centro Democrático que pilotaba el hasta entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, fue la coalición que mayor número de votos obtuvo en Arroyo de la Luz, concretamente 2.021 papeletas llevaban el anagrama del partido centrista; o lo que era lo mismo algo más del 51% de los sufragios. En segundo lugar, se situó el PSOE de Felipe González con 1.437 votos, un 36.6% de los electores. Se trataba de un partido que comenzaba a hacerse notar en la villa después de los años de dictadura y que muy pronto se convertiría en la opción mayoritaria de los arroyanos.


A partir de los dos grandes ganadores, se situó con solo 187 votos (4.77%) la Alianza Popular de Manuel Fraga, un partido todavía con claras reminiscencias franquistas y que le lastró claramente en los resultados de aquella jornada. A continuación, se situó el Partido Comunista que dirigía Santiago Carrillo y que obtuvo unos pobrísimos resultados. Únicamente logró recibir en la localidad 115 votos (3%), cifra que estuvo, al igual que sucedió en el resto de España, muy por debajo de las expectativas que se habían formado todos los analistas políticos, ya que este partido habían sido la verdadera oposición a la dictadura durante muchos años.

La siguiente candidatura por la que optaron los arroyanos, y probablemente ya no lo recuerde nadie, fue Reforma Social Española (R.S.E). Este partido recogió el sufragio de 61 arroyanos, algo más del 1.5% de los votantes. Reforma Social fue un partido político fundado en 1976 por Manuel Cantarero del Castillo, un antiguo dirigente del franquismo, aunque ligado a los aperturistas del régimen. En el ámbito nacional también obtuvo unos escasísimos resultados lo que provocó que una gran parte de sus cuadros se integrara en el PSOE, aunque su líder acabó en las filas de Alianza Popular, partido con el que consiguió ser diputado en 1982.

51 votos arroyanos (1.3%) obtuvo la siguiente formación política, en este caso una agrupación más recordada, el Partido Socialista Popular. Unidad Socialista, y que lideraba el profesor Enrique Tierno Galván. Este partido llegó a obtener 6 escaños nacionales ya que se aproximó al millón de votos. A pesar de ese modesto resultado un año después esta agrupación con su líder a la cabeza se integró en el PSOE. Todos recordarán que el profesor Tierno ya integrado en el Partido Socialista de González, y con el apoyo del Partido Comunista, sería nombrado en 1979 el primer alcalde democrático de Madrid después de la dictadura.

A continuación, y con 32 votos arroyanos (0.82%) se situó otro partido olvidado, el Frente Democrático de Izquierdas, una heterogénea coalición electoral creada para estas elecciones de 1977 y que presentó unos resultados también muy pobres a escala nacional y regional. Por ejemplo, en toda Extremadura cosecharon 2.229 votos.

El último partido político que logró algún tipo de confianza arroyana aquel año fue Falange Española de las JONS Auténtica que obtuvo 15 sufragios (0.38%), identificados con la nostalgia de la ideología “Joseantoniana”, fueron votos que no aportaron nada ni se tradujo en escaño alguno a nivel nacional. Un partido que lo había sido todo en el anterior régimen, ahora cuando el pueblo se pronunció en libertad había quedado en la nada. Fue entonces cuando apareció aquel dicho de “estás más acabado que la Falange”, y así fue durante un buen número de años.

En resumen, y a pesar del temor de no pocos arroyanos, los resultados finales marcaron una tendencia de signo muy moderado. Los electores optaron de forma mayoritaria por un partido político centrista que en la provincia lideraba Juan Rovira Tarazona y que no tardó en venir al pueblo ya como ministro de Sanidad, y en segundo lugar quedó una opción socialdemócrata que en Cáceres lideraba entonces Pablo Castellanos, un político que también visitó la localidad en varias ocasiones (muy recordado será su mitin en la plaza en contra de la entrada de España en la OTAN).

De esta forma, comenzó a dibujarse lo que se conocería como un bipartidismo imperfecto. Se consagró el centro político como el espacio decisivo en el que se dirimiría la conquista del poder durante bastantes años. Por último, señalar, a diferencia de lo que sucede hoy día que pocas horas después de cerrados los colegios electorales se conocen los resultados oficiales, en las elecciones de 1977 tuvieron nuestros paisanos que esperar dos largos días para saber quién había ganado aquellas elecciones históricas.