lunes, 2 de agosto de 2021

51. EL CRONISTA: "LA BALA QUE MATÓ A HERMINIO BONILLA JAVATO"

Por Francisco Javier García Carrero
 Cronista Oficial de Arroyo de la Luz 

Herminio Bonilla

El pasado domingo 4 de julio de 2021, y con 82 años de retraso, fueron inhumados en el cementerio de Arroyo de la Luz los restos del que fuera sargento del ejército franquista Herminio Bonilla Javato. En esa jornada, y en la más estricta intimidad familiar, los restos de Herminio fueron depositados en el nicho de los padres de nuestro infortunado paisano. Con ese sencillo acto se ponía fin al intenso trabajo que en los últimos años hemos estado realizado un buen número de personas, entre los que me incluyo, para que este día fuese una realidad, como así ha sucedido. Con ese enterramiento, definitivamente, tanto los padres del militar arroyano como su hijo reposarán juntos para la eternidad en el pueblo que los vio nacer.


La verdad es que, si en nuestro pueblo existe una familia que simbolice la tragedia que representó el golpe de estado de julio de 1936, y la posterior guerra civil que se desencadenó por el fracaso parcial del mismo, esa fue la familia Bonilla Javato. Y lo es porque dos de los tres hijos de Juan Bonilla Padilla y Basilia Javato, así se llamaban sus progenitores y que vivían en la calle Castima 2ª número 17, acabaron siendo víctimas de la guerra fratricida, aunque en circunstancias bien distintas, y cada uno de ellos en lugares y por contendientes diferentes. El primero de ellos, Máximo, y del que la familia actual en Arroyo nunca supo nada hasta el año 2008 con la publicación de mi libro Otra historia recuperada, fue puesto ante un piquete de ejecución un 3 de enero de 1938 y acusado de participar en un complot que nunca existió. Máximo está enterrado en el cementerio de Cáceres y actualmente una gran placa recuerda perennemente aquel fusilamiento y aquella injusticia.

Alejandro, otro de los hijos de esta familia, fue el único que salió indemne de la guerra, aunque también participó de la misma, concretamente estuvo durante un largo tiempo en el Frente de Madrid como artillero adscrito a la 16ª División. De hecho, fue el primero de la familia que supo que su hermano Herminio había muerto en combate el 1 de enero de 1939, y cuando ya quedaban pocos meses para la finalización oficial de una guerra iniciada en 1936. El tercero de los hermanos, y del que quiero hablar especialmente en este artículo, se llamaba Herminio, un arroyano que, como hemos señalado al principio de este texto, no ha encontrado la paz definitiva hasta hace pocos días.

Datos Herminio Bonilla Javato
Herminio era diez años más joven que Máximo. Había nacido concretamente el 25 de septiembre de 1914 y pertenecía a la quinta de 1935. Estaba, pues, realizando el servicio militar cuando se inició la guerra. Concretamente cuando tuvo lugar el golpe de estado él estaba destinado en Logroño, zona que quedó en manos rebeldes desde el primer momento y a las órdenes del general Mola. Su unidad militar, el Regimiento de Infantería Bailén nº 24, quedó de esta forma, situada en zona sublevada y con ese regimiento estuvo participando en distintos frentes de guerra por toda la geografía nacional. Con el discurrir de la misma fue ascendido a sargento, galones que ostentaba cuando falleció. Participó en los combates del Frente Norte, donde resultó herido en la palma de la mano izquierda con “orificio de entrada y salida por arma de fuego”. Estuvo convaleciente en el Hospital de Aguilafuente en Zarautz en el actual País Vasco desde el 7 de junio de 1938, momento en que fue herido, y hasta el 5 de agosto del mismo año. Fue dado de alta ese día y le fue concedido otros 15 días más de convalecencia. Un hecho este de la herida en la mano que resultó determinante para iniciar las pesquisas de identificación cuando encontraron sus restos en una fosa común en el que permanecía enterrado desde enero de 1939.

Recuperado de las heridas, el primero de septiembre de 1938 se incorporó a su unidad que fue enviada hasta Cataluña. Allí Herminio intervino en los combates que se libraron para la ocupación definitiva de este territorio que estaba en manos republicanas desde el principio del conflicto, y que sería ocupado por el ejército sublevado en los meses finales de aquel año. Con un ejército republicano en retirada, Herminio participó en los frentes del Ebro y del Segre. De esta forma, en diciembre de 1938 cuando el ejército franquista inició la ocupación definitiva de Cataluña, la comarca de Les Garrigues se convirtió en escenario directo de la guerra. Concretamente se inició la batalla conocida como de Les Garrigues y que tuvo lugar entre el 23 de diciembre de 1938 y el 6 de enero de 1939. Y fue en esta batalla donde cayó mortalmente herido el sargento arroyano Herminio Bonilla Javato.

Concretamente nuestro paisano falleció el 1 de enero de 1939 en los combates que tuvieron lugar en las inmediaciones de El Solerás, una pequeña localidad de la provincia de Lleida y que hoy día cuenta con poco más de 300 habitantes. Herminio, como otros soldados del ejército franquista, recibió sepultura en una de las zanjas del antiguo cementerio de esta población, un camposanto que había quedado en desuso desde hacía tiempo. Estos datos eran conocidos someramente por la familia porque su hermano Alejandro había anotado en un papel que conservaban el lugar donde había sido depositado Herminio, “Cementerio de Solerás, Lérida. Zanja 1ª sepultura 9ª”.

Ha sido el Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña, a través de la Dirección General de Memoria Democrática la que lleva a efecto las políticas públicas de memoria y es responsable de localizar dichas fosas, exhumar los restos e identificarlos. El propósito de esta política es recuperar los nombres y apellidos de todas las víctimas que quedan por localizar, y restituir esos restos a las familias que lo deseen y proceder a continuación a un digno enterramiento, como así ha sucedido en este caso.

Una vez decidida la actuación arqueológica en la fosa de El Solerás, en 2018 la Dirección General llevó a cabo la búsqueda para localizar a los familiares de los que allí se encontraban enterrados, entre ellos Herminio Bonilla Javato. Fruto de esta búsqueda contactaron con el Ayuntamiento arroyano (anterior corporación municipal), que poco conocían de Herminio, aunque el teniente de alcalde me llamó por teléfono para que pudiera ser yo el que contactara con la Generalitat y pudiera servir de ayuda en las pesquisas que estaban realizando.

Así lo hice de manera inmediata. Además de informar a la actual familia arroyana de todo el proceso que se estaba iniciando, a la Dirección General les envié un pequeño dossier con la información sobre Herminio y sus hermanos, fotografías incluidas, además de proporcionarles un dato trascendental para la identificación de los restos de Herminio, como fue la herida que éste había sufrido en la mano izquierda unos meses antes de su fallecimiento, tal y como hemos relatado anteriormente. Y es que uno de los cadáveres allí enterrados presentaba en los restos óseos de la mano un deterioro compatible con haber tenido una herida importante en esa zona del cuerpo (fractura antemortem en el II y III metacarpos de la mano izquierda con callo óseo que fue mal curado, lo que le generó el acortamiento de la diáfisis).

En el mes de julio de 2018 sus familiares en Arroyo registraron la solicitud de inscripción en el censo de personas desaparecidas, paso imprescindible para buscar e identificar posibles restos. En octubre de ese año el Departamento de Salud recibió la muestra genética de un sobrino de Herminio. En octubre de 2020 el estudio antropológico de los restos correspondientes al individuo de la fosa EN-6, exhumado en El Solerás, permitió apreciar la lesión de la mano lo que unido a los cruces genéticos que llevó a cabo el Hospital Universitario del Vall d´Hebron concluyeron que esos restos correspondían a Herminio Bonilla Javato con una probabilidad del 99,999%.

A Herminio lo encontraron en una fosa con otros 7 cadáveres. El esqueleto se encontraba en el extremo oeste de la fosa con el cuerpo apoyado directamente sobre el fondo de la zanja. Tenía los brazos semiflexionados al lado del cuerpo y las manos sobre la pelvis. El estado de conservación era bueno y la conexión de los huesos era estrecha. Entre los objetos que portaba se han recuperado dos hebillas, dos medallas y varios botones. También se localizaron fragmentos de metralla en las proximidades de las últimas costillas derechas e izquierdas y una bala a la altura del tórax. La bala que mató a Herminio Bonilla Javato.

La bala

Concluida la identificación del cuerpo había que dar un paso más, quizás el más importante de todos, la entrega de los restos a sus familiares, una situación que estaba previsto que se produjera mucho antes, pero que la pandemia la retrasó hasta el 2 de julio de 2021. Ese día a las 11 h, los arqueólogos catalanes recibieron a la familia arroyana que les mostró in situ la fosa donde había estado su tío más de 80 años. Les explicaron cómo había sido todo el proceso con la excavación y posteriormente acudieron al Ayuntamiento donde recogieron de manera oficial los restos de Herminio que posteriormente regresaron hasta su pueblo natal para recibir cristiana sepultura.

Familia de Herminio recibiendo las explicaciones
de los técnicos. Cementerio viejo de Solerás

En el proceso han intervenido profesionales de diferentes ámbitos científicos (historiográficos, arqueológicos, antropológicos y genéticos) y todos ellos con un único objetivo compartido, superar el olvido, recordar lo sucedido, y tener memoria de hechos como los que se vivieron en El Solerás. Todo ello para contribuir a que acontecimientos como una guerra civil jamás puedan volver a repetirse.