miércoles, 2 de mayo de 2018

16. EL CRONISTA: "PREGÓN A LA VIRGEN DE LA LUZ ( 5 de Abril de 2018)"

Por Francisco Javier García Carrero
           Cronista Oficial de Arroyo de la Luz
Bajada de la Virgen de la Luz 2018. Pregón: Fco. Javier Gª Carrero

Esposa y Hermana
Momentos previos
Hermanos
Con Mayordomo y clero

El pasado 5 de abril de 2018 tuve el honor de leer el pregón de salutación a la Virgen de la Luz. Esa fecha ya ha quedo marcada en mi historia personal como uno de esos días inolvidables. La jornada de tarde-noche, magnífica en lo climatológico, estuvo cargada de sentimientos encontrados. Unas sensaciones en los que se entremezclaba por un lado una gran responsabilidad y, por otro, una profunda emoción. Responsabilidad para no defraudar a todos los que allí se encontraban, que fueron muchos, paisanos, amigos y familiares incluidos; y emoción, por la ausencia definitiva de aquellos que ya no podrían escuchar mis palabras, y que también son varios, quizás demasiados, para poder mantener la compostura que el evento requería.

Procesión
  

Imagino que estos sentimientos no serán muy distintos a los que en su día sintieron todos los pregoneros que me han precedido en años anteriores, y puedo asegurar que serán muy parecidos a los que experimentarán todos los que tengan la dicha de pregonar a su Patrona en años venideros. Pregoneros que la prodigiosa memoria de mi amigo Máximo Salomón me recordó en los días que precedieron a la jornada de este año. Con la lectura de ese texto fui consciente de la responsabilidad que había adquirido meses atrás cuando el mayordomo de la Cofradía me invitó para pregonar en este año 2018.
Aunque desde hacía mucho tiempo tuve en mi cabeza, grosso modo, lo que iba a transmitir aquella noche, en esos últimos días por mi mente pasaron todos esos pregoneros y pregoneras que Maxi detalló minuciosamente en su escrito, y algunas otras más como Teodora García-Martín (D.E.P.) o Mariqui Carrero, quienes también como los nombrados habían elaborado en años precedentes unos sentidísimos pregones a nuestra Virgen de la Luz.  

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Lectura
Lectura pregón

Culminando
 Muchos han sido los arroyanos que concluida mi alocución me han solicitado, algunos de manera pública y otros privadamente, una copia del mismo, de ahí que el artículo para APyF de este mes pensé que podría estar centrado en el pregón de aquella noche inolvidable del mes de abril, y el que en un balcón, únicamente acompañado de mi esposa, con la mirada dirigida hacia mi Patrona, y mis pensamientos más profundos añorando a los que allí no se encontraban, procedí a la lectura del siguiente pregón:
 
Foto de APyF dedicada a Javi y M. Jesús.

 ¡¡¡¡Buenas noches, Madre!!!!!!
Una vez más, y ya son cientos de veces las que tus hijos se postran ante tu manto bendito. ¡Qué lejos queda en el tiempo, y qué cerca en la memoria! la primera vez que nuestros antepasados, en las proximidades de tu morada eterna, esa magnífica dehesa que circunda nuestro pueblo, recibieron tu protección perenne antes quienes pretendieron desviarlos del camino de la Fe verdadera. Tu aparición protectora sobre aquella encina provocó la conversión de todo un pueblo y su advocación definitiva hacia ti, Madre, Virgen de la Lucena.
No ha sido, Madre, como bien sabes, un camino fácil en el devenir de los tiempos. Una vez más, en el siglo XIII tuviste que volver a socorrernos y enviar tu manto benefactor a nuestros antepasados cuando en épica lucha estaban a punto de perecer en aquella justa. No obstante, la invocación repetida por cientos de gargantas arroyanas provocó que tu Luz inundara aquel campo que ya siempre sería cristiano.
Triste quedaron nuestros antepasados cuando decidieron trasladar sus moradas hasta el lugar que ahora ocupamos. Pero no por ello te olvidamos, Madre, porque a una madre nunca se le puede ni debe olvidar. Por ello, siglo tras siglo, año tras año, todo Arroyo acude gozoso a tu encuentro cuando llega la Pascua Florida. Y el pueblo al completo te recibe, como hoy, Virgen de la Luz, con los brazos abiertos de hijos agradecidos.
¡Ya habrás escuchado la salva de aplausos!, ¡ya habrás sentido los vivas a tu bendita Imagen! ¡Y ya habrás observado esa emoción contenida de mis paisanos y hermanos!, convecinos todos que en no pocas ocasiones rompen en lágrima viva para decirte simplemente que te quieren, Madre, que te queremos, Madre.
¡Cuántas lágrimas derramaron los arroyanos en 1809 cuando vieron destrozar tu casa, tu imagen y la de tu Hijo en aquella terrible guerra!! ¡Cuánta impotencia y, sobre todo, cuánto dolor innecesario!!! Pero Madre buena, ¡¡cuánta alegría también derrocharon cuando vieron llegar de nuevo a su pueblo tu santa Imagen!! Además, perpetuamente gozosos porque el gran artista Altarriba había logrado esculpir en tu belleza imperecedera el rostro de la mujer arroyana! Como recordarás, Madre, el alborozo fue apoteósico, porque ya nunca más los creyentes sentirán tu falta ni echarán de menos tu auxilio bienhechor.
¡Qué regocijo sentiste en 1937 cuando observaste que la simbiosis con tu Arroyo se había completado después de tantos siglos! Definitivamente el pueblo al que tanto amabas y protegías llevaba tu Luz como apellido, ¡¡¡¡¡Arroyo de la Luz!!!!! ¡Qué bien sonaba, y qué asociación tan magníficamente lograda! Y eso que estabas apenada, muy afligida porque durante esos años vistes luchar en guerra fratricida a tus propios hijos y eso no es agradable para ninguna madre, y mucho menos para la Madre de todos.
¡Con qué júbilo recibías la llegada de tus hijos que habían tenido que emigrar de su pueblo!, pero nunca, como bien sabes, Madre, estuvieron desamparados porque todos ellos no solo te llevaron en su pensamiento cotidiano, sino que todos llevaban tu bendita Imagen en su cartera, y siempre muy cerca de su corazón de hijo agradecido.
Hoy como podrás observar, Madre, la Corredera, tu Corredera, se ha engalanado nuevamente para recibir tu excelsa presencia y está llena de arroyanos que al igual que siempre te aclaman vestidos con sus galas de antaño. Un acontecimiento dichoso que en absoluto es un mero ritual anual, porque lo que todos esperamos de ti, Madre, y además, todos estamos convencido de ello, es que sea tu Luz la que nos guíe y la que ilumine Arroyo, y de esta forma marcarnos el camino de nuestro mañana.
¡Virgen de la Luz!, ya despido mi pregón que he pretendido saliera del alma. Quisiera concluirlo con una poesía en tu honor. Como Madre que eres bien conoces a este hijo tuyo, y bien sabes que nunca ha sido poeta, ni siquiera ha pretendido serlo. Arroyo, tu pueblo, ha dado en cambio, hijos que han sabido siempre expresarse a la perfección en ese arte mayúsculo. Pedro Caba, Juan Luis Cordero o actualmente Eladio San Juan, cualquiera de sus composiciones me hubiese servido para poder cantarte y para poder honrarte como Tú mereces. No obstante, quiero concluir mis palabras con un poema de mi maestro el también poeta Juan Ramos Aparicio, sí ese que tantas veces te cantó desde este mismo espacio y el que ya goza desde hace años de tu excelsa presencia. Ha sido elegido porque sus últimas líneas describen a la perfección cómo me siento yo en este instante. Dice así:
  
  LLORANDO CONTIGO, MADRE

En el encinar
yo te he visto, Madre,
de pena llorar.
Estabas tan guapa,
-Divina Pastora-
que lloré contigo,
Madre salvadora.

¿Quién faltarte pudo,
nardo y azucena?
¿Quién pudo ofenderte,
siendo Tú tan buena?
Malhaya del hijo,
-mil veces ingrato-
que sume a su madre
en un mar de llanto.

Y te  regalé
Virgen de la Luz,
con el bello manto
de mi sueño azul.
Y soñé mi Amada,
que bajó un lucero
por ver tu hermosura
ya de madrugada.

¡Cómo sonreías!
Y con bellas flores
trencé una corona
para hacerte Reina…
de mis alegrías.

Engarcé tus perlas
para coronarte
con lágrimas mías.
¡Nunca más feliz,
Madre, que este día!

                       ¡Viva la Virgen de la Luz!                         ¡Viva la Patrona de Arroyo!

Finalizando la Procesión

Con las autoridades