viernes, 14 de octubre de 2022

DANIEL PARRA, PUNTO Y APARTE A 22 AÑOS DE LUCHA POR LOS QUE MÁS LO NECESITAN AL FRENTE DE AMALUZ

 

Daniel Parra en su despacho

Hola compañeros y compañeras, paisanos y paisanas. Soy Daniel Parra y durante 22 años he estado como presidente de la Asociación AMALUZ de esta localidad, Asociación de Discapacitados de Arroyo de la Luz.

Como no podía ser de otra manera, me gustaría hacer un repaso en este tiempo con dicha asociación, promovido por mis inquietudes y por ser unos de los colectivos más vulnerables de mi pueblo, la discapacidad. Esto me llevó a la fundación en junio de 1998, de AMALUZ, Asociación de Discapacidad de esta localidad. Después de tantos años y de mucho meditarlo, he decidido que ya es tiempo de dejar mi cargo. Cargo que hasta ahora he desempeñado durante esos años ininterrumpidamente, porque nadie decidía aceptarlo cuando en otras ocasiones lo puse a disposición de dicha asociación. Ya que desde hace 18 años carece de junta directiva, quedando yo solo al frente. Pese a estas adversidades y debido a las necesidades de la gente que represento, he seguido trabajando y luchando por este colectivo que tanto lo necesita en todos estos años desde su fundación.

He creado varias cosas, no todo lo que yo hubiera deseado; porque para este colectivo nunca es suficiente, pero pese a ello, se creó el telecentro para discapacitados situado en el Centro Social, entre otras cosas, para cita previa de la ITV. Después de varias gestiones en colaboración con nuestro Ayuntamiento y la Plataforma de Cáceres de discapacitados perteneciente a este colectivo. Asimismo, se han hecho excursiones culturales, convivencias, reuniones, cursillos, actividades de ocio y tiempo libre, participación en concurso de pintura con motivo del Día de la Discapacidad, en colaboración con la Mancomunidad Tajo Salor y el Ayuntamiento de Arroyo de la Luz, charlas informativas para todos nosotros y también de cara a puertas abiertas, contratación de psicóloga para familias con cargo de discapacidad, etcétera; refiriéndome a familias que tuvieran cargas familiares con persona discapacitadas, solicitando aparcamiento en diferentes lugares de nuestro pueblo para el acceso a este colectivo.

Se han hecho diferentes gestiones para eliminar barreras arquitectónicas de accesibilidad en nuestra localidad, aunque todavía queda mucho por hacer y muchas barreras por eliminar. Entre ellas podemos destacar una de la más importantes y una de las que más tiempo nos llevó realizar. Prácticamente fue un proyecto bastante amplio, casi de cuatro años de duración y fue la eliminación de la antigua puerta del Centro de Salud de nuestra localidad, que era una barrera arquitectónica bastante importante para todas las personas, sobre todo para aquellas con discapacidad, personas mayores, carritos de bebé, etcétera. Todo ello con el apoyo y la colaboración de nuestro de nuestro Ayuntamiento para las gestiones del SES, así como del Consejero de Sanidad y los trabajadores y profesionales del Centro. El alcalde ha estado en todo momento prestando todo su apoyo para los proyectos de esta Asociación. También tengo de destacar la colaboración de los socios en el proyecto de la eliminación de esta puerta en el centro de salud, que han hecho su reclamación como todos los arroyanos y arroyanas. Muchas gracias a todos y a todas.

También se han gestionado puestos de trabajo con la ONCE, como el proyecto firmado hace dos años en el cual entraba la oferta de trabajo del proyecto INSERTA, así como la de distintas empresas de limpieza perteneciente a la ONCE. También tenemos proyecto y acuerdo de colaboración con COCEMFE, Asociación de Discapacitados de Cáceres. COCEMFE es la Confederación donde están integradas las distintas asociaciones de discapacitados a nivel provincial y regional. Asimismo, nuestra asociación participó en distintas actividades de nuestro pueblo, festivales, culturales, deportivas, colaboración con otras asociaciones, etc.

El día 13 de octubre se celebró Asamblea de la asociación para elegir la nueva directiva, que ya está en funcionamiento.

A nivel personal tengo que decir que me siento muy orgulloso de haber dedicado todos estos años a este colectivo y a esta asociación. Y no me voy a marchar del todo, ya que pienso seguir haciendo y luchando por este colectivo y todas aquellas personas que lo necesiten. Seguiré apoyándolos, como uno más. Por ello quiero decir que entre todos tenemos que seguir luchando para dar visibilidad a nuestras necesidades. Tenemos que seguir luchando todo el tiempo que haga falta, de forma totalmente altruista. Todo este tiempo ha merecido la pena, porque también he aprendido mucho de todos vosotros y vosotras, ya que me habéis enseñado mucho sobre la experiencia y vivencias que nos da la vida. Agradezco por ello los valores que se adquieren en todos los niveles de este colectivo, tanto a nivel local, regional o nacional. Mi eterno agradecimiento a todas aquellas personas que nos han ayudado directa o indirectamente, administraciones públicas, empresas, colectivos, demás asociaciones y demás. También a todos los voluntarios y voluntarias que dan su tiempo para la ayuda a los demás. Finalmente, quiero agradecer a los socios, por su ayuda y apoyo, porque sin ellos no se hubiera conseguido nada. Muchas gracias y hasta siempre.

 

Mi agradecimiento final al Ayuntamiento por su apoyo incondicional, a Eladio Sanjuan por sus poemas para la Asociación y a Paisajes y Fiestas por dar la oportunidad de esta difusión

                                                                                                                                                                                                                                                @paisajesyfiestas @APyF

 

 

domingo, 2 de octubre de 2022

65. EL CRONISTA: "EMPLEADOS DEL AYUNTAMIENTO ARROYANO, 1940-1941"

 Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz 

Desde que iniciamos la aventura de trasladar a la población un artículo mensual, ya llevamos más de 100 trabajos. Los que siguen el blog conocen que la temática a lo largo de todo este tiempo ha sido muy variada. No obstante, cuando realizo algún texto que recoge la intrahistoria familiar de algún arroyano que yo entiendo como característico e importante en el pasado más o menos cercano, surgen lectores que me indican que su familiar también debería ser objeto de  ese “estudio”. Algunos de ellos me dicen que su padre, abuelo, hizo esto o lo otro, que trabajó aquí o allí o que favoreció la existencia de algunos de sus paisanos.

Todo loable y todo entendible. Como han sido varios los amigos que me han trasladado que su padre o abuelo había trabajado para el ayuntamiento, aunque no sabían exactamente en qué ni casi cuándo, he querido que el presente mes hacer un repaso, obviamente más breve que los puramente personales, de todos aquellos empleados del consistorio arroyano que trabajaron para el mismo en un año muy concreto, entre 1940 y 1941. Por consiguiente, aparecerán en este artículo un buen número de nombres que estoy seguro que muchos lectores identificarán como sus parientes. Y he elegido estas fechas por ser unos años lo suficientemente importante en la población. Sería algo así como recordar a los “empleados para después de una guerra”., y casi parafraseando a Martín Patino cuando rodó aquella magnífica película que mi padre, Agustín García Berenguer, visionó en múltiples ocasiones y que siempre lo hizo con lágrimas en los ojos (magnífica, por otro lado, y casi de visionado obligatorio para entender aquellos terribles años).

La guerra civil había concluido oficialmente el primero de abril de 1939. La Nueva España nacía y con ella toda una nueva estructura de poder que se iniciaba en los consistorios municipales y que ascendía por los órganos provinciales y antes de llegar a la cúspide en Madrid. Como era lógico no todos los empleados, funcionarios, trabajadores eran nuevos. Muchos de ellos ya venían ejerciendo esos cargos con anterioridad, pero todos ellos, tuvieron que pasar por el filtro de la “depuración” para saber fehacientemente que ninguno “añoraba” el pasado anterior más cercano y que sus postulados políticos no eran contrarios, por consiguiente, a lo que la Nueva España demandaba de todos ellos.

Empleados del ayuntamiento.
Secretario, alguaciles y voz pública

Francisco Gonzalez Toril,
alcalde en 1940.

            En ese año el alcalde era Francisco González Toril, el mismo llevaba en el puesto desde mayo de 1937. Le acompañaban en el consistorio como concejales Joaquín Higuero Carrero, Benigno Terrón Moreno, Miguel Javato González, Santos Carrero Paniagua, Pablo Rosado Tomé y Justo Cruz Palacín.

El resto de la plantilla que trabajaba para el consistorio municipal lo encabezaba el secretario de primera categoría del ayuntamiento, el cacereño Juan Luis Cordero Gómez, aquel año era todavía interino en el puesto y tenía un sueldo de 7.000 pesetas anuales. Era el que más cobraba, con diferencia, de todos los trabajadores del consistorio. Los administrativos eran varios, todos propietarios, un oficial primero llamado Teodoro Casquero Cid, con un sueldo de 3.750 pesetas; un oficial segundo, Arturo Cebrián Salas, que tenía una remuneración anual de 3.299 pesetas; y tres oficiales de tercera, Santiago Barriga Gallego, que percibía un sueldo de 2.500 pesetas; y Lorenzo Jorna Castaño y Juan Marín Marín que tenían una remuneración anual algo menor, 2.400 pesetas.


Vicente Criado Valcárcel. Médico
y futuro cronista de la villa.

         El recaudador de arbitrios e impuestos municipales se llamaba Benedicto Bernal Nieto, era también propietario en el cargo y percibía un sueldo de 3.500 pesetas anuales. Los médicos municipales eran en aquel año tres. Dos propietarios y un interino, aunque los tres percibían del consistorio la misma cantidad, 3.500 pesetas anuales. Los propietarios se llamaban Vicente Criado Valcárcel y Francisco López González. El interino era Manuel Rosado Ojalvo. El sueldo escaso que percibían los médicos por parte de los ayuntamientos lo completaban con las llamadas “igualas”, que ligaban al médico con toda la familia que las suscribían y garantizándose así un mejor trato que cuando actuaban exclusivamente de “oficio”.

El farmacéutico-inspector era una persona muy conocida, Nicolás Sánchez Asensio, ya que unos años antes había sido el alcalde de la localidad, aunque no solo era conocido por esto. Como funcionario propietario que era tenía un sueldo algo inferior a los médicos, 2.750 pesetas, que también completaba con la venta de medicamentos de manera privada. El segundo farmacéutico, Francisco Rosado Ojalvo, también propietario, tenía el mismo sueldo del consistorio que el anterior. Por otra parte, José Criado Valcárcel era el veterinario primero, titular de la plaza y tenía una remuneración de 4.000 pesetas anuales. El veterinario de segunda e interino se llamaba Olegario Notario Notario y recibía la cantidad de 3.500 pesetas anuales. Ambos completaban sus sueldos también con prácticas privadas.

Algunos de los funcionarios ayuntamiento. Diciembre de 1940

Dos eran los practicantes en la localidad, ambos con la categoría de propietarios y los dos con la misma remuneración municipal, 1.050 pesetas anuales. Una cifra que se incrementaba, al igual que con los médicos con las llamadas “igualas”. Sus nombres eran Santos Salomón Rodríguez, que tiene una calle en el pueblo en su honor, y el otro se llamaba Jesús Carrasco Toresano. La matrona o profesora de partos en la población aquel año se llamaba Leoncia Santamaría Cilleros. A la anterior, Polonia Mateos Pérez, que había ejercido muchos años en la villa, y que había ayudado a traer a muchos arroyanos a este mundo, la habían fusilado de manera inmisericorde, y, a pesar de esa injusticia, no tiene calle ni reconocimiento alguno. La matrona titular Leoncia recibía la misma cantidad que los practicantes y, como ellos, también obtenía un plus por las consultas o actuaciones privadas.

El inspector de la policía municipal, y con carácter de propietario, se llamaba Vicente Simón de Sande, recibía la cantidad de 3.300 pesetas. En el colectivo del magisterio el consistorio estaba ocupado con dos personas, un maestro municipal para niños, Manuel Andrada Ojalvo, y una maestra de niñas, Carmen Guillén Chaves. El primero con un sueldo de 3.000 pesetas anuales y la maestra, como era mujer, 2.500 pesetas. El ayuntamiento también tenía un agente en la capital que se encargaba de la resolución de los problemas burocráticos menores, se llamaba J. Carlos García Casillas, era interino. No era, obviamente, su único empleo y obtenía del consistorio 400 pesetas cada año. También tenía el municipio en nómina, incluso como propietario, un encargado de los relojes municipales que se llamaba Jorge Capdevielle, y que tenía un sueldo anual de 600 pesetas.

Dos eran los alguaciles de la villa, ambos propietarios y ambos con el mismo sueldo de 2.200 pesetas anuales. Se llamaban José Gilete Gilete y Silvestre Pascasio Plaza. Los conocidos como “serenos”, es decir, los policías municipales que dependían orgánicamente del inspector Simón de Sande eran diez hombres y todos ellos tenían la misma remuneración anual, 2.100 pesetas. Sus nombres eran Pedro Fondón Tejado, Mariano Cacho Espadero, Bibiano Delgado Ramos, Eduardo Cordero Solana, Eugenio García Campos, Sixto Barrera Delgado, Abundio Pajares Sanguino, Juan Villalba Pajares, Fabio Aparicio Bejarano y Felipe Moreno Diacosta. Todos ellos eran los encargados de mantener el orden público en la población y hacer cumplir las estrictas normas emanadas desde el consistorio, desde el decoro en los bailes y hasta el control del orden en la fila del cine Solano cuando se esperaba un “lleno”, por ejemplo.

El vigilante de arbitrios se llamaba Marcelo Salomón Macías, este subalterno con categoría de propietario obtenía un sueldo anual de 2.190 pesetas. Tres eran los barrenderos municipales, Loreto Pajares Casares, Julián Leal Pajares y Teodoro Amaya Palacios. Los tres recibían la misma cantidad anual, 1.300 pesetas. El voz pública o pregonero se llamaba Juan Muñoz Parra y tenía un sueldo de 1.200 pesetas. El guarda de la dehesa boyal era Blas Santano Ortigón y recibía anualmente 1.000 pesetas. El encargado del cementerio, y enterrador municipal era aquel año Manuel Durán Teomiro que tenía un sueldo de 1.250 pesetas y, por último, había una encargada de la limpieza del edificio municipal, aunque también era requerida en otros inmuebles, que se llamaba Emiliana Pasán Román, y que cobraba 913 pesetas anuales.

Como resumen final, deberíamos comentar que todos y cada uno de estos sueldos estaban muy por encima de lo que cobraban los arroyanos de entonces, y que no trabajaban para ningún organismo oficial. El sueldo habitual que se obtenía durante aquellos terribles años, no olvidemos que estamos en los llamados años del hambre, era el de una peseta diaria; o lo que era lo mismo, unas 360 pesetas anuales. Algunos empleos podrían alcanzar algo más, pero siempre las cifras eran bastante inferiores a las que aquí hemos detallado para estos trabajadores del consistorio arroyano.

 Nota del Cronista: Quiero señalar a todos mis lectores, que con este artículo voy a poner un punto, espero que seguido, a mi presencia mensual en el blog de Paisajes y Fiestas, toda una ventana abierta al mundo y que tan magistralmente dirige el amigo Dani. Han sido más de 100 meses seguidos desde que iniciamos esta andadura en el Hoy Arroyo de la Luz y que continuamos brevemente en la Revista El Convento y antes de llegar hasta el presente escaparate. Creo que es un buen momento para decir un “hasta luego” y expresaros a todos mi sincero agradecimiento por esa fidelidad mensual. Nos vemos. Fuerte abrazo.

Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de la villa de Arroyo de la Luz.


  Nota de APyF: desde este Blog, me gustaría agradecer su colaboración durante todo este tiempo al Cronista de la Villa, Francisco Javier García Carrero, y a sus fieles seguidores. Ha conseguido crear en Arroyo una cultura de gente ávida de conocer la historia de Arroyo de la Luz, cosa difícil en los tiempos que corren. Miles de lecturas en cada artículo que demuestran que nos gusta la historia de nuestro pueblo. En este caso, tanto la forma amena de escribir del Cronista como la tecnología han estado a nuestro favor y ha facilitado que esa luz del conocimiento entrara cada día 2 por nuestras pantallas para iluminarnos. A los seguidores, decirles que seguiremos poniendo cada día 2 los 65 artículos del Cronista para recordarlos y leerlos nuevamente. Estoy seguro de que alguno que otro se os ha escapado. Por último, espero que esto sea un "hasta luego", ya que en 2023 tanto el Cronista como un servidor, estaremos inmersos en un nuevo proyecto bibliográfico para todos vosotros, que espero sea de vuestro agrado. Sed buenos. Saludos cordiales.

Daniel Alvarez Salceda
                                                                       Presidente de APyF

viernes, 2 de septiembre de 2022

64. EL CRONISTA: "MULTAS, MULTAS, MULTAS (requisas en tiempos de guerra y posguerra)"

 Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz 


Prácticamente desde que los sublevados de julio de 1936 comprobaron que no habían podido hacerse con el control de todo el país, y el golpe de estado se tornó en guerra civil, iniciaron toda una campaña de exigencias económicas a los arroyanos ya que había que hacer frente a los gastos de una guerra que no tuvieron prevista. De esta forma, surgieron por un lado las llamadas “suscripciones patrióticas” o el “oro para la patria”; es decir, donativos y colectas encaminadas a atender el esfuerzo bélico. Y, por otro, aparecieron toda una serie de requisas obligatorias, especialmente a los vecinos menos identificados con la rebelión militar, y que se tradujeron en toda una batería de multas y aprehensiones de bienes por los más variados motivos. Multas que serán el principal objetivo de este artículo.

Por consiguiente, se inició desde 1936 lo que podemos considerar como una agobiante presión económica sobre la sociedad arroyana, y que nuestros antepasados tuvieron que soportar con gran paciencia y estoicismo. Y es que no debemos olvidar que las requisas de bienes o la exigencia de indemnizaciones a la población civil se convirtió en la fuente principal de financiación de los sublevados durante la guerra civil y la inmediata posguerra (desde 1936 hasta bien avanzados los años cincuenta o incluso sesenta). De esta forma, comprobaremos una vez más como las incautaciones fueron siempre la vía tradicional para financiar a todos los ejércitos en tiempo de guerra.

Por tanto, y como resumen inicial, las requisas a los contrarios, ideológicamente hablando, y las multas por todo tipo de “faltas o delitos” constituyeron, casi desde el mismo momento en que se produjo el golpe de estado, la vía de financiación extraordinaria con el único objetivo de asegurarse el triunfo militar sobre el estado republicano, primero, y el de la consolidación del régimen dictatorial nacido exclusivamente del triunfo de las armas, después.

Las primeras requisas las tenemos contabilizadas en el mes de agosto de 1936 cuando el consistorio impuesto por los rebeldes se apropió de todas las cartillas de ahorro y el dinero en efectivo que poseían las distintas asociaciones que se encontraban adscritas a la Casa del Pueblo. Así, por ejemplo, a La Cabaña, una agrupación de pastores arroyanos, se le incautó algo más de 1.035 pesetas; a los obreros y agricultores adscritos a Unión y Prosperidad le sustrajeron 5.143 pesetas de una cartilla y casi 600 en metálico; o a Trabajo y Cultura a la que requisaron la nada desdeñable cifra de 712 pesetas.

Nicolas Sanchez Asensio, alcalde
Los particulares no tuvieron mejor suerte. Muy pronto comenzaron a sufrir en su bolsillo lo que era toda una batería de multas por hechos y supuestas “faltas o delitos” que ya llevaban varios años sin penalizarse. De esta forma, el 14 de agosto de 1936 el alcalde Nicolás Sánchez impuso una multa de 5 pesetas, que tuvieron que abonarse en el acto, a Francisco Collado Fondón y a Santos Salomón Rodríguez por estar “hablando de política”. De la misma forma, otro contertulio que habían sido más vehemente en sus comentarios, Juan Blázquez Padilla, fue multado con 10 pesetas.

Vicente Simón de Sandes,
 Inspector Municipal
Era, por consiguiente, el asunto “político” el primer tema del que no podía comentarse públicamente. De la misma forma, el inspector de la policía municipal, Vicente Simón de Sande, queriendo hacer méritos ante el estamento eclesiástico que había recuperado el protagonismo de siglos, también inició toda una campaña de multas en la que se vieron involucrados varias docenas de arroyanos. Así fue como en dos días, entre el 27 y el 29 de septiembre de 1936 cerca de una treintena de arroyanos fueron sancionados con una peseta cada uno de ellos por “proferir palabras malsonantes en la calle”. Unas multas que podían ascender, si la palabra ofensiva se convertía en “blasfemia”, a 5 pesetas, tal y como le sucedió, por ejemplo, a Fermín Salazar Romero.


Junto a la blasfemia, todo lo que las nuevas autoridades entendieran como “irreverencias” también debían pagarse pecuniariamente. De esta forma, Felicísimo Bello Guzmán y Alonso Villalba Peguero fueron multados con dos pesetas cada uno de ellos un 8 de diciembre de 1938 por “no descubrirse al paso de la procesión”; es decir por no quitarse la boina o sombrero que llevaban puesto. El control sobre estas irreverencias que eran pagadas con multas estuvo muy presente en la sociedad arroyana no solo en estos primeros años, sino a lo largo de toda la dictadura. Por ejemplo, en 1948 se multaron varios arroyanos con cinco pesetas cada uno de ellos por no mostrar “corrección en la procesión de Semana Santa”. También en 1950 a siete más se les multaría con 50 pesetas por “irreverencias al paso de la procesión del Corpus” y otros seis paisanos con otras 10 pesetas a cada uno, una cifra inferior ya que los municipales entendieron que habían mostrado arrepentimiento inmediato. Tampoco pudo evitar la multa, ya que le vio el mismo alcalde, Emeterio Bello Parrón que fue multado con 10 pesetas un 25 de mayo de ese mismo año por realizar “irreverencias al Santísimo”, dirá el escrito de denuncia del alcalde Montero.

Procesión del Corpus en la Corredera
(Archivo Martín Panadero).

Otro capítulo importante para obtener dinero fácil era el control exhaustivo que se hacía sobre los bares de la población. El despachar bebida después de la hora que marcaba el ayuntamiento como hora obligatoria de cierre, entre las 21.30 y las 22 h, estaba fuertemente penalizado. Fueron varios los establecimientos multados con 5 pesetas por “despachar vino después de la hora de cierre”, misma cantidad que se imponía a todo aquel que los llamados serenos descubrían en “estado de embriaguez” dentro o fuera de cualquier taberna.

En paralelo a esta cuestión estaba el control del juego y del ocio. El juego con apuestas monetarias también estaba completamente prohibido. Incluso fue la Dirección General de Seguridad la que informó al Gobierno Civil de la capital que en Arroyo era una práctica clandestina pero muy habitual ya que eran incluso funcionarios locales, “personas de orden”, los que practicaban estos juegos con sumas importantes, “dando lugar a cierta anormalidad en el funcionamiento de la vida privada y familiar”, reza el texto de denuncia. Ello se tradujo en una advertencia a todos los implicados que provocó, por un tiempo, el fin de estas prácticas clandestinas.

Mucho más llamativas, porque, al contrario que la anterior esta afectaba al pueblo llano, fue la prohibición de celebrar las fiestas de carnavales, un espectáculo que en Arroyo tenía un gran arraigo popular. Esta negativa a poder divertirse durante esos días fue muy mal digerida por nuestros paisanos que trataron de eludirla una y otra vez, pero que lo único que les acarreó fueron fuertes multas e incluso el ingreso de alguno de ellos en el calabozo municipal. Por ello, aunque los arroyanos conocían las órdenes taxativas del nuevo inspector municipal, Alonso de Liébana, durante estos días procuraban no cumplirlas tratando de evadirse de la cotidianidad de aquellos terribles años cuarenta.

De esta forma, en diversos momentos sufrieron en sus bolsillos aquellas restricciones municipales por las dificultades de pasar inadvertidos. En 1948 se multó a 12 arroyanos con 10 pesetas a cada uno de ellos, pesetas que no tenían, por “intentar realizar una mascarada”. Un año después fueron 14 las personas sancionadas con la misma cantidad ya que fueron acusados de “infringir las órdenes municipales sobre el carnaval”. En enero de 1953 también fueron multados un buen número de arroyanos. En este caso 24 serán los sancionados con 25 pesetas cada uno de ellos ya que todos fueron acusados de “hacer carnavales sin permiso de la autoridad”, es decir del alcalde del momento, Manuel Montero.

Orden de la Inspección contra los carnavales(1949)

No mejor suerte se corría cuando no querías participar de los fastos que el Régimen entendía como “patrióticos o de santificar las fiestas religiosas”. Así, por ejemplo, el 4 de febrero de 1939 se multó a un arroyano con cinco pesetas por “negarse a acompañar a una manifestación organizada por el ayuntamiento en conmemoración de la toma de Gerona por las tropas nacionales”. Los 20 de noviembre de cada año, aniversario del fusilamiento de José Antonio, también eran ocasiones para las sanciones. Con cinco pesetas fueron multados varios propietarios de bares por “despachar bebidas durante la celebración de los funerales de José Antonio”, la misma cantidad que tuvieron que pagar los que se encontraban en su interior y que fueron acusados de “estar bebiendo vino durante los funerales de José Antonio”, dirá el expediente sancionador. El no acudir a oficios religiosos y “despachar en domingo”, por ejemplo, también era sancionado. Un establecimiento local en 1948 tuvo que abonar en este caso 25 pesetas de multa.

Este control sobre la población en tan distintas parcelas hizo que el ayuntamiento contara siempre con una cifra no desdeñable de dinero por multas. Tan es así, que en 1937 la cifra llegó a casi 1.300 pesetas; un año después se acercará a las 1.000 pesetas; en 1939 ya fueron casi 1.500 y en 1940 la cifra de recaudación estuvo cercana a las 3.000 pesetas. Para hacernos una idea de la importancia de este dígito, diremos que era una cantidad que superaba casi en tres veces el sueldo anual que percibió, por ejemplo, el enterrador de la población aquel año, Manuel Durán.

Para concluir señalaremos que este modelo de multas, que estuvieron presentes de una manera u otra durante toda la dictadura, fueron menos habituales a partir de la década de los sesenta y los setenta, aunque “blasfemar contra Dios en establecimiento público” seguía fuertemente castigado todavía en 1968, tal y como le sucedió a un vecino que tuvo que abonar 500 pesetas por proferir ese insulto en el bar Sinesio. Aunque la realidad fue que, a partir de estos años, el dinero recaudado por multas estuvo más en relación con otros asuntos distintos a los aquí reseñados. Ahora los temas estrellas más penalizados fueron por “verter aguas sucias a la calle” o por “no respetar las horas de siesta”, entre algún otro casi cómico.

También comenzaron a proliferar en estas dos últimas décadas de la dictadura las sanciones que pagaban unos padres por las trastadas y chiquillerías que cometían sus hijos. Como aquella de 1968 en el que se “introdujo una guindilla debajo del rabo de una burra cuando estaban subidas en ella dos mujeres”. Una trastada de mal gusto que acabó con el animal espantado y con las mujeres volteadas y tiradas al suelo con estrépito. Un hecho que provocó, paradójicamente y a diferencia de la anterior, una multa de solo 50 pesetas. Sanción que, como todas, fueron abonadas en la inspección municipal. No obstante, estas “chiquilladas” en sus diversas modalidades ya conformarían, como siempre decimos, otra interesante historia. Para otra ocasión.       

lunes, 29 de agosto de 2022

FESTIVAL AL EMIGRANTE

 José Luis Solano Rodríguez


Año 1977. Franco había muerto dos años antes, sus vestigios aún perduraban. El Alcalde aún era un designado –en este caso, en cierto grado, obligado, al ser funcionario estatal- por el sistema: Manuel Floriano Medina.

Deseos de Libertad, Democracia, Cultura…se van asentando por España. El grupo musical Jarcha eleva su canción “Libertad sin ira” al ámbito de himno por lo que la mayoría quiere. Arroyo no puede ser menos, ni quedar atrás. Un grupo de jóvenes –hermanos Suárez García, las “Tati” y pandilla, …, añadiéndose luego más personas, aunque nunca la peña El Pimporro, como tal, salvo el presente, que Javier mencionó, comenzamos a hablar de fomentar la cultura a través de una Biblioteca, un Museo, exposiciones temporales, conciertos…. y en un lugar: una Casa de Cultura. Para ello constituimos una Asociación Pro-Casa de Cultura bajo los auspicios de la nueva ley de Asociaciones, que permitía algo de apertura y, digo algo, porque limitaba el número de miembros en las reuniones –la sombra del “complot” permanecía-, teniendo que recordárselo al municipal Aparicio (El Peñón) cuando nos quería desalojar, por mandato del alcalde. Se nos empezaba a acusar de fines políticos, más bien de “comunistas”, por ser Marivale, asistente a una reunión ilegal de esa agrupación política, interceptada en ella; el estigma se ciñó sobre nosotros y la guardia civil, con el teniente valenciano Manolo al frente, nos puso en el punto de mira.

Había que comenzar a hacer: solicitamos un local al Ayuntamiento, que nos permitió las escuelas de párvulos de la plaza –donde ahora está la Casa de Cultura-, incluso como salón de actos el de la OJE, junto a las “casas nuevas”; diseñamos alguna actividad y, claro está, había que recaudar dinero, que en aquella época no había subvenciones para esos fines. Nos planteamos hacer un gran espectáculo de artistas polivalentes de la

localidad y resto de la provincia: un Festival. El motivo y la finalidad se dirigieron a ensalzar la figura del Emigrante, que había dejado el pueblo y al que, aún, acudía en los veranos para conciliarse con sus parientes y paisanos, mostrando las bonanzas de otras tierras y las muchas horas de labor, recompensadas; llenaban el pueblo y podían repercutir en la causa que pretendíamos, aportar no sólo económicamente, sino con valores artísticos para actuar en el acto. La fecha sería durante el mes de agosto.

La población había perdido la barrera de los 7.000 habitantes, en un descenso desde el máximo habido en los 10.500 de derecho –unos doce o trece mil de hecho- de 1950; la emigración hacia Alemania, Madrid, País Vasco y Asturias, principalmente, había hecho mella en la demografía arroyana, a la vez que en su economía, que empieza a mirar con buenos ojos el dejar de ser jornaleros agrícolas, hasta con salidas temporales a Castilla, y pasar a cobrar una nómina estable de una empresa del sector constructor, industrial e incluso minero. Próximos a la localidad, dos focos atraen a los vecinos, primero el Salto de Torrejón y luego, sobre todo, el de Alcántara. Entra un dinero que repercute favorablemente en la construcción y en los servicios de la localidad. El nivel de vida se eleva con la mirada puesta en el exterior para mejorar.

Empezamos la tarea organizativa. El cartel queda en manos de Yayo Suárez, discutimos sobre el coste, elevado por quererse original, en grabado sobre plancha de cobre: una persona con gorra, mochila y maleta sobre un paisaje coloreado con la bandera de Extremadura. Seleccionamos posibles artistas –del flamenco al folk, humoristas, poetas…- fuimos hablando con ellos, ofreciéndoles, a los foráneos el pago de la gasolina para desplazarse, a ser posible, compartiendo vehículo, que andábamos “pelaos” y sólo, hasta el momento, con las aportaciones de familiares, venta de pegatinas….

Elegimos el fondo del campo de futbol como lugar donde celebrar el acto. El Ayuntamiento no ofrecía nada más, carecía de personal e infraestructuras; teníamos que extender la instalación eléctrica hacia esa zona, haciendo de electricistas, soterrando los cables, en una zanja a pico; pedir medios por el pueblo: el escenario a los albañiles, plataformas para él, medios de transporte -la colaboración popular se extiende-, alquilar el equipo de sonido en Cáceres, conseguir sillas de su ayuntamiento, gracias a la mediación del arroyano y poeta José Canal Rosado, instigador cultural,….Quedaba la tarea de pasar por la “censura”, existente aún: había que

llevar al Ministerio de Información y Turismo todo el programa que se haría con referencia a los autores e intérpretes, copia simple de lo que ya estuviera utilizándose por otros, con referencias, por triplicado caso de no ser así y permanecer a la espera del beneplácito gubernativo; ardua labor que prolongó la tarea burocrática, más cuando se iban incorporando nuevos artistas, demorándose la fecha de la actuación. Agosto se hacía inviable, la mayoría de los emigrantes no estarían; las miradas se pusieron sobre el 8 de septiembre, día de Guadalupe, que se empezaba a mencionar como el día de Extremadura, una reivindicación política que vería su fruto oficial ocho años después.

Los preparativos estaban puestos en marcha: cartelería por el pueblo y los de alrededor, el 850 de “Canilla” o el 600 de MariVale –nuestro vehículo oficial-, con megafonía incorporada, recorrían las calles anunciando el evento.

Llegó el día, los nervios a flor de piel, aunque con la confianza del éxito. La bandera, no oficial, de Extremadura, confeccionada por la madre de los Suárez, la maestra Manuela García, dispuesta e izada; primer apercibimiento, oral, del Teniente de la benemérita, al que le hice ver que lo viera como una telas de colores que no hacían ningún mal, puestas a la entrada del campo de futbol, en paralelo a la bandera de España. El pueblo se desplazó hacia el lugar. Los artistas se agolparon a pie del escenario y fueron informados de su puesto de intervención; allí estaban Clavillo, Alonso “Molina”, Simón, Dieguino de Cáceres, los hermanos Gallardo, Pepe “Lata”, Tedy, Lucio, Hortensia y su guitarra, Vicente “BH”, Miguel Ángel G. Naharro, Paco Martín, Alfredo, José María Magariños … Comenzó con una declaración, por mi parte, contra nuestra estigmatización de fines políticos y a favor de la Cultura. El guion se seguía, la autoridad gubernativa, próxima, supervisaba su cumplimiento; un poeta, fuera de ello, se acerca y pide subir a recitar, planteo dudas y lo que se puede venir por no estar en programa ni aprobado por el Ministerio, al final decido que a delante, hay que empezar a romper moldes y corsés, Sebastián Talavera Mariscal asciende, coge el micrófono y lee su poema, cargado de fondo obrero, de lucha social reivindicativa asturiana; la cabeza, en negativo, de la autoridad gubernativa, presupone lo que llegará días más tardes: multa a la responsable del acto, la única solvente del grupo, la maestra Marivale , otra más a añadir a las que se sucedieron, porque estaba en el objetivo “contra”,... Aún así, el éxito es patente, la conformidad del público reconforta de tanto esfuerzo.

Seguimos con representaciones teatrales, exposiciones de pintura en la calle, ferias de maquinaria agrícola en marzo, fomento de las Candelas y del cancionero arroyano….

Ese primer festival tuvo su continuidad el año siguiente, en agosto, más recortado de actuantes. En años posteriores, su excesivo trabajo y muchas las cortapisas llevaron a la contratación de cantautores extremeños del momento, de bajo coste: Pablo Guerrero, que era “tiempo de vivir, de soñar y de creer”, aunque tuviera que “llover a cántaros”, y, el siguiente Luis Pastor, porque estaban “cambiando los tiempos” . Luego, nada de festivales en la Asociación. Esa tarea, como otros fines, la asumió el Ayuntamiento con la primera Corporación democrática; la Casa de Cultura llegaría la década después. El poco dinero que sacamos después de tantos gastos, multas…fue entregado para que pudiera hacerse el Primer Certamen de Teatro de Arroyo de la Luz en 1987, porque la Cultura en Arroyo tenía que seguir.

martes, 2 de agosto de 2022

63. EL CRONISTA: "PREGONES Y PREGONEROS A LA VIRGEN DE LA LUZ"

Pinceladas históricas y pregones de bienvenida a la Santísima Virgen de la Luz (1981-2022)

 Por Francisco Javier García Carrero
 Cronista Oficial de Arroyo de la Luz 

Portada del libro

       Hace pocos días, el ayuntamiento de Arroyo de la Luz dio a conocer a toda la población el Festivarroyo 2022, un evento ya clásico que se inscribe en el contexto de los festivales de verano de la villa, antiguas fiestas del emigrante, que se iniciaron en la década de los ochenta del siglo pasado y al que ya hemos dedicado algún monográfico en el blog de Paisajes y Fiestas.

El del presente año tuvo su inicio la noche del viernes 15 de julio con una magnífica puesta en escena de un mito clásico, aunque adaptado a la actualidad, y que tuvo una gran aceptación por parte del público que pudo acercarse y admirarlo. La obra representada fue “El mal bello de Pandora”, en el que el actor Santi Senso junto con otros actores, y distintas actrices de la región, entre ellas mi amiga Loli Higuero (chica del Renacimiento que toca todos los palos y en todos funciona con soltura). Además, contó con otras jóvenes de la localidad que también se movieron con gran destreza por un escenario muy cercano a los espectadores. Junto a ellos dos niñas prometedoras y encantadoras que hicieron las delicias de todos los que allí estuvimos, Ainara y Nerea Chaves.

En consonancia, será dentro de esta completa programación lúdica, festiva, cultural y deportiva, y donde no faltará el XVI Festival de Cine de Terror, que este año tendrá lugar en el Cine de Verano, al margen de otros programas con verbenas, actuaciones, concursos, etc., cuando el viernes 12 de agosto, a las 21 horas y en el Corral de Comedias, tendrá lugar la presentación de un libro que hará las delicias de todos los arroyano. Un volumen que, dada la fe y el fervor que siempre han demostrado a lo largo de toda su historia hacia su Patrona, tiene el éxito garantizado.

Virgen de la Luz con su palio

El libro que ha sido coordinado por el poeta local Eladio Sanjuán Brasero lleva por título Pinceladas históricas y pregones de bienvenida a la Santísima Virgen de la Luz (1981-2022), Cáceres, Gráficas Hache, 2022. Es decir, un repaso por un periodo histórico que abarca el funcionamiento y principales realizaciones de las distintas cofradías que se han ido sucediendo en la localidad a lo largo de los últimos 40 años (José Terrón Cebrián, José Manuel Bañegil Molano, Florencio Crespo Crespo, Martín Panadero Rubio y Juan Antonio Cruz Molano). Un trabajo de Eladio que nos recuerda al libro de don Ciriaco Fuentes Baquero, La Luz de Arroyo (Cáceres, Gráficas Morgado, 1990) y al que podemos considerar como digno sucesor y complemento.

El libro consta de unas 230 páginas se inicia con una breve dedicatoria del autor y en la que enfatiza especialmente a su esposa Loli Villar Aparicio, como no puede ser de otra forma. A continuación, leemos un escueto prólogo que firma el sacerdote Juan Manuel García Acedo, y seguido de una introducción donde Eladio argumenta los motivos que le han llevado a recoger esta recopilación de pregones para que estuvieran todos en un mismo volumen.

Esta compilación no podría haberse realizado sin la colaboración de la actual Cofradía de la Virgen que preside Juan Antonio Cruz Molano, ya que le ha facilitado el visionado de sus actas. De la misma forma, también destacaremos la ayuda prestada por cada uno de los pregoneros que se han ido sucediendo a lo largo de estos años. Pregoneros, o familiares de los mismos, ya que en un número importante algunos desgraciadamente están fallecidos, que han facilitado aquellos textos que en su día leyeron en aquel balcón de la corredera una noche de primavera, y que siempre han tenido muy presentes.

Concluido este apartado el autor se adentra en lo que él denomina “breves pinceladas históricas” en el que los trabajos de don Ciriaco, de la página Web de Teodoro Fondón, o los distintos estudios del que escribe estas líneas, conforman sus principales fuentes de inspiración. Realiza un repaso rápido sobre la ermita, la Virgen y su relación con el pueblo antes de adentrarse en diferentes cultos, algunas fiestas importantes de la villa, la relación de los alcaldes de la población desde la fundación de la Cofradía o los mayordomos que existieron antes de la constitución de la misma. Añade en estas páginas las actas de las primeras asambleas para la constitución de la Cofradía y lo completa con un poema de inspiración personal hacia la Virgen.

Virgen de la Luz (inédita, APyF)

A continuación, llega el grueso del trabajo presentado, únicamente no aparece el pregón de uno de los años (el de 1987). El libro va plasmando cada una de las salutaciones de bienvenida que anualmente han servido para cantar a nuestra Virgen de centeno y azahar que primero se llamó de la Luzena y posteriormente de la Luz. En estos cuarenta años se han sucedido un número igual de pregones, aunque no cuarenta pregoneros, ya que en alguna ocasión por la causa que fuere, esta persona fue requerida por las distintas cofradías para repetir este discurso de abrazo fraterno hacia la Madre de todos.

Entre el colectivo de pregoneros que se van sucediendo, el que más veces se repite es el de “maestros y profesores”. Concretamente, se incluyen en este grupo a Juan Ramos Aparicio que pregonó los años 1982.1983,1984, 1985 y 2004 (con diferencia el que mayor número de veces ha tenido esta dicha); Florencio García Carrasco que lo realizó en 1996; Alonso Ramos Espadero en el año 1999; Máximo Salomón Román que pregonó en 2002; Justo Cardador Sánchez que lo hizo un año después en el 2003; Manuel Floriano Medina que lo leyó en 2005; José Antonio Gómez Tapia en 2014; Nina Bañegil Palacio que lo expuso en 2015 y Francisco Javier García Carrero que tuvo el honor de realizarlo en el año 2018.

El Cronista y esposa durante el pregón

De la misma forma, el colectivo religioso también ha tenido una destacada presencia y participación con tres representantes, en primer lugar, con el cura de la parroquia de San Sebastián, José Luis Rojo Méndez que pregonó en el año 2009; el obispo de la diócesis de Coria-Cáceres Francisco Cerro Chaves que lo hizo en 2010 y el sacerdote Roberto Chaves Campón que lo hizo en 2016.

Roberto en su pregón

El grupo de poetas locales también han participado en estos actos de bienvenida a la Virgen de la Luz. La primera en hacerlo fue Carmen Salomón Durán en el año 1994, una salutación que repetiría en el 2007. Eladio Sanjuán Brasero, al igual que la anterior, también ha tenido dos participaciones, la primera en el año 1997 y la última en el 2008. Completa este grupo el también poeta Miguel Espadero Sánchez que realizó su pregón en el año 1990.

       Importante, porque iniciaba la participación femenina en este sentido acto, fue la del año de 1992 cuando el pregón lo realizó Teodora García-Martín Molano. Estreno de pregones de mujeres que porcentualmente han sido menores en número que el de los hombres (únicamente han sido seis las mujeres pregoneras en todos estos años). La siguiente mujer en realizarlo, al margen de Carmen Salomón ya nombrada, fue Juanita Sánchez Barrero que lo hizo en el 2001 y Mariqui Carrero Carrero que lo leyó en el año 2013.

El grupo de enfermeros-ATS también ha tenido una doble participación. Se da la circunstancia que ambos han sido en los últimos años. De hecho, fue el último pronunciado antes de decretarse el confinamiento por la cruel pandemia, en el año 2019 y que fue declamado por Daniel Álvarez Salceda; y el del 2022, superadas las principales restricciones por la crisis sanitaria, en el que la salutación hacia la Virgen la realizó Marisa Cambero Solana.

Dani, Bea y Lluvia el día del pregón

Otro grupo importante lo conformarían arroyanos que no residen en la localidad, que se marcharon lejos por motivos laborales o porque estaban ya jubilados, pero que nunca perdieron el contacto con su pueblo de nacencia. En este colectivo estarían Juan Luis Pajares Fondón que lo leyó en el año 1995; Antonio Gil-Toresano Franco que lo expuso en 1998; Víctor Reviriego Díaz que lo pronunció en el año 2000; Aureliano Lucas Lucas que tuvo el honor de leerlo en 2012 y Juan Pablo Pallero Villar que lo hizo en 2021. Se da la circunstancia que este último, también por motivos de la pandemia lo tuvo que realizar en el interior de la iglesia de La Asunción y no en el balcón de la Corredera como venía siendo habitual.

Se completa el trabajo con los nombres y los pregones del año 1986 que lo leyó José Manuel Bañegil Molano; el de dos años más tarde, en 1988, que corrió a cargo de Cesáreo Pascasio Talavera con una brevísima salutación, quizás la más corta de todas las que se recogen; la de 1989 que lo expuso el entonces alcalde Felicísimo Bello Merino; en 1991 que declamó Juan Antonio Calderón Alonso de Liébana; en 1993 que fue expuesto por Miguel Ángel Bello Tato, el más joven pregonero de todos los que han participado hasta la fecha; en 2006 que corrió a cargo de Victorio Cortés Delgado y el del año 2011 que fue pronunciado por el empresario local Miguel Niso Jiménez.

El libro se completa a la manera del trabajo de don Ciriaco ya que incorpora aspectos poco conocidos en relación con la Patrona, como por ejemplo un repaso sobre los mantos que posee nuestra Virgen. A continuación, y a la manera de bibliografía, Eladio refiere las fuentes consultadas para realizar este trabajo y un breve epílogo que firma el actual mayordomo-presidente de la Cofradía de la Virgen de la Luz, Juan Antonio Cruz Molano.

Para concluir, y como cronista de la villa, únicamente animar a todo el pueblo a que acuda a este nuevo acto cultural el próximo 12 de agosto. Porque siempre que se publica un libro debe ser un motivo de orgullo para la localidad que lo ve nacer. Y, por último, dar las gracias efusivas al poeta local Eladio Sanjuán y mi más cordial enhorabuena por el trabajo desarrollado en esta compilación.  

Virgen de la Luz


domingo, 10 de julio de 2022

FRANCO EN ARROYO

 José Luis Solano Rodríguez


Franco inaugurando la presa de Alcántara


Un lunes 13 de julio de 1970, su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo de los ejércitos –como decía el noticiario NODO- Francisco Franco Bahamonde pasó por Arroyo de la Luz camino de Alcántara para inaugurar el mayor pantano de Europa en la época y dejar las huellas de sus pies en la placa de cemento fresco que habían dispuesto para quedar constancia geográfica de su visita y estancia, no debiendo buscarlas, como ocurre con las de los dinosaurios, por el monte y excavando.

Arroyo engalanó la carretera a dicha localidad con pañuelos y colchas en los balcones, pancartas de alabanzas cruzándola y hasta con un arco triunfal de hojas de palmera y flores, cuán recibimiento a los césares. No faltaron macetas en los bordes, cedidas por los vecinos o requisadas para el acto, ante negativas de algunos, delatados por la calidad vegetal y floral que tenían –como las pilistras de Chon, temerosa de que se las trocaran, rompieran … pero, ¡ar!, que el mandato venía de arriba para gloria y loor de su Excelencia, no pudiéndose negar, más cuando el marido era funcionario municipal y tenía empresa sociocultural-.

Por obligación, también tuvieron que asistir las chicas –Candida, Conchi, Mari Carmen…- del Servicio Social –“mili” femenina para quienes querían estudiar, bajo tutela de la Falange, brazo político del Régimen- capitaneadas por la responsable de ella en la localidad, la pizpireta con tics en sus párpados, Julia Pañí, uniformada con camisa azul, según los cánones del partido único oficial, y portando una fotografía enmarcada de la Virgen de la Luz como ofrenda a la autoridad. Esas mozas arroyanas debieron asistir ataviadas con el traje típico y sin quejarse –“impasible el ademán”, dice el himno falangista del “Cara al Sol”- del calor que hacía en esas fechas, todo por loor y gloria al “Caudillo de España por la Gracia de Dios” –nada menos- como consta hasta en las monedas de la época.

Las autoridades civiles, militares, judiciales y religiosas de la villa presidieron el agasajo en la misma vía, encabezadas por el alcalde -Julián Olgado Macias, con camisa azul-, acompañado de miembros de la Corporación Municipal, el juez de paz –Cipriano Higuero-, con su secretario Medina, el teniente de la Guardia Civil, sacerdotes, miembros de Falange Nacional –Antonio, hermano del alcalde, con su sempiterno traje veraniego, blanco de lino, y camisa azul, pareciendo miembro de paisano del Consejo Nacional del Movimiento; Luis Martínez como delegado local del partido y profesor en el instituto de Formación del Espíritu Nacional, Victoriano….-, como primera dama la mencionada Julia acompañada de su piadosa hermana María, con su peluca cardada.

El pueblo llano seguía a todos los anteriores, al norte y al sur, enfrente de ellos, “remuaos”, cuan día festivo, que la ocasión era para ello y había que agradar; el presente, en calzonas, a sus trece años. Todos controlados, en fila, por la policía municipal, la Guardia Civil y los “secretas”, que tratábamos de adivinar cuan espías escudriñando entre los vecinos.

La comitiva se hacía esperar. Venía desde el Este, de la Estación Arroyo- Malpartida, donde llegaría en tren, dirigiéndose en vehículos hasta Alcántara. Tardaban en llegar, había que esperar, que todos los días no ocurren tales acontecimientos; todo fuera para gloria y honor del “Salvador de la Patria” y si te desviabas o alterabas el “orden público”, multa y colleja te llevabas. Por fin se atisbaban saliendo del puente en una larga fila de coches precedida por la motorizada Guardia Civil, Seat Mil Quinientos con pirulo azul –“lecheras”- de la policía nacional; fueron pasando impertérritos, la gente harta de aplaudir, los autos aumentando de categoría –se mascaba la cercanía de “Ese hombre”, del protagonista del documental de Sáenz de Heredia-, de pronto un individuo, desde el naciente, donde estaban las autoridades locales, echa medio cuerpo afuera por la ventanilla, les saluda y les indica que viene en el coche de atrás, más grande y robusto, “ahí viene” gritaba Licinio de la Fuente, Ministro de Trabajo, conocedor, aun a pesar de su ojo estrábico, del Alcalde y de su segundo, Pepe Collado, por anterior cargo de Gobernador Provincial,.

Pero nada, no pararon, conforme llegaron se fueron. ¡Cuánta frustración!, asumida para gloria de ese Señor, que seguro tenía quehaceres más importantes que pararse de pueblo en pueblo a saludar a los parroquianos, recibir dádivas y soltar sus típicos discursos aburridos incapaces de animar a las masas, con modulación de voz irresistible y con un dedo índice levantado, aleccionador. Pues nada, no lo escuchamos, ni el típico suyo “Españoles….” con que los comenzaba, ni el adormecido ¡Arriba España! que los concluía. Como Mr Marshall en la película de Berlanga, pasó, nada dejó más que desilusión, pero claro, había que entender y resignarse a los designios de prioridades de la Patria y, con “todo por ella”, quedamos plantados, empezando a disgregarnos por la localidad que la caló apretaba. Algunos hacia los bares, cuan día festivo, con las chicas del Servicio coloreando el ambiente y aguantando corpiños, camisas, enaguas, pañuelos y faldones de paño bordados, peinados lacados para rascar, que la temperatura las incitaba sin parar. Los demás, organizando visita a la Charca tras la siesta y, a escondidas, baño y “lobá” a las huertas, que los melocotones de Matias, en el cubo de la Charca Chica, iban madurando. Remojón, aunque la Virgen del Carmen aun no hubiera bendecido las aguas, norma impuesta en muchas casas, que aquí no se hacía paseo en barco con ella el 16 del mes, eso se dejaba para las villas marineras, sólo se bendecían desde la iglesia tras acabar la novena que ya finalizaba con la mayordoma Marcela de acompañante.