jueves, 24 de agosto de 2023

09.2023 EL CRONISTA. "LA LUZ DEL DIVINO: SANTO ENTIERRO"

 Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz

Seguimos avanzando en el estudio del trabajo del profesor Toranzo y la Asociación Photones. En los anteriores análisis detallamos cómo bajaron de la cruz a Jesús (Descendimiento) y cómo fue abrazado por su Madre una vez que fue separado del madero (Piedad). Debemos aclarar que los cuerpos de los crucificados en aquella época no solían enterrarse. Generalmente pasaban cuatro o cinco días colgados del madero como escarmiento por sus culpas, una situación que no se vivió con Jesucristo que teológicamente tenía que ser enterrado para luego poder resucitar.

Este nuevo trabajo del Divino, y que se puede admirar en nuestro retablo de la iglesia de La Asunción, recoge el momento exacto en el que el cuerpo inerte de Jesucristo está siendo depositado en el Santo Sepulcro. Cronológicamente el hecho se sitúa para los católicos el Viernes Santo, o lo que es lo mismo, en los instantes posteriores al Descendimiento, de ahí que los personajes que aparecen en el cuadro, con una única excepción tal y como veremos posteriormente, son los mismos que ya señalamos en aquel análisis.

@Retablo Mayor de Ntra. Sra. de la Asunción 
Arroyo de la Luz

El Santo Entierro del Señor fue un tema muy popular desde finales de la Edad Media y durante buena parte de la modernidad. Siempre suele transmitir una gran espiritualidad y una forma piadosa e íntima de tratar el asunto por todos los artistas que se acercaron a este pasaje de los Evangelios. Generalmente, como sucede una vez más en el cuadro analizado, todos los personajes presentan una intensa vida interior en el que la melancolía y el “llanto en silencio” por lo que está sucediendo es lo fundamental de todas estas obras.

Efectivamente, la narración didáctica del episodio del Santo Entierro se transforma en una profunda meditación interior para alcanzar un diálogo con el espectador, generalmente analfabeto, con el que logra una interacción devocional. Una vez más, el Divino nos conmueve por la ternura de los personajes, nos despertará las emociones más profundas por la serenidad y la resignación que los seis personajes que acompañan a Cristo, ya cadáver, nos muestran, y lo que ello supone como redención perpetua del género humano. Es decir, una vez más lo contemplativo se une a lo meditativo para lograr una simbiosis que irá más allá de la pura función pedagógica del arte.

Desde el punto de vista artístico, el Divino Morales nos presenta una composición manierista donde la influencia de Durero es más que evidente. En la obra tenemos a tres personajes centrales, y otros cuatro que acompañan la escena en diversas posturas, tres más alejados y otro más próximo al espectador. Los santos Varones, José de Arimatea (Antonio J. Pérez) que sostiene a Cristo por la parte superior del cuerpo, es ayudado por Nicodemo (Francisco Javier García) que lo toma por los pies y entre ambos están depositando al Señor (Javier Carrero) en el Santo Sepulcro. María Magdalena (Juan Cid), que en otras ocasiones besa los pies de Jesucristo, en este caso besa amorosamente su mano inerte. Completan la escena en la parte superior una Dolorosa (María Jesús Rosado) con un semblante mucho más sereno que el que el artista nos mostraba en el Descendimiento. Junto a ella, otra de las santas Mujeres, María de Cleofás (María Leal), y el apóstol San Juan enjuagándose sus lágrimas (Manuel Montero).

@Antonio Jesús Pérez Toranzo

En resumen, otra compleja composición con siete personajes, uno menos que en el cuadro del Descendimiento, son los mismos nombres que en este último, con la excepción de la plañidera que allí aparecía y aquí desaparece (Carol Higüero). El profesor Antonio Pérez Toranzo consigue mostrarnos un buen efecto visual a base de grupos de modelos con varias fotografías diferenciadas y que supuso, una vez más, ordenar y ensamblar un complejo puzle de edición.

Alguno de ellos, como es la figura de Jesucristo con una postura casi imposible; se vuelve a recuperar en el apenado San Juan el rizado pelo de su hijo. También fue trabajoso incorporar los postizos del cabello alargado en extensiones de María Magdalena y sin olvidarnos del cambio de color que tuvo que realizar en los ropajes de José de Arimatea y de Nicodemo. No obstante, el resultado final ha sido un magnífico trabajo en el que nuevamente la paleta cromática del Divino se ve interpretada de manera magnífica.

Para concluir, decir que este cuadro sirvió de práctica en las oposiciones de Secundaria de no hace tantos años. Aquel día casi un millar de opositores se encontraron con un Santo Entierro de Morales ubicado en la iglesia de la Asunción de Arroyo de la Luz. No todos supieron reconocer ni situar la obra en aquel instante, pero que, una vez concluido el proceso de oposición, todos lo buscaron y ya nunca lo olvidarían, así también se hace “patria chica”.  

Aquí tenéis una pequeña muestra de fotos de @APyF con el Making of (cómo se hizo):























domingo, 13 de agosto de 2023

08.2023 EL CRONISTA. "LA LUZ DEL DIVINO: LA PIEDAD Y LA DOLOROSA"

 Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz

Nos vamos acercando a la fase final del trabajo elaborado por el profesor Antonio Jesús Pérez Toranzo y la Asociación Photones. En este caso, y consumada la tragedia con el fallecimiento y bajada de la cruz de Jesucristo, tal y como vimos en el comentario anterior publicado en el blog de Paisajes y Fiestas, analizaremos dos obras íntimamente relacionadas con la Pasión y muerte de Cristo y que el Divino trabajó una y otra vez, La Piedad y la Virgen de los Dolores.

En ambos casos la función pedagógica del arte se ve incrementado por el interés que el autor de los cuadros pondrá en lo contemplativo, meditativo y devocional. Con estas obras Morales nos narra visualmente una nueva experiencia religiosa que combina a la perfección el dolor interior de una Madre y el deterioro físico del Hijo. Y es que La Piedad junto a La Dolorosa fueron dos de los temas predilectos de Luis de Morales ya que supo plasmar como nadie el sufrimiento de Cristo y el dolor de la Virgen cuando recogió entre sus brazos al cuerpo muerto de Jesús.

La Piedad (@Museo de Bellas Artes de Bilbao


La dolorosa (@Museo Nacional del Prado)

Entre las múltiples versiones que existen sobre La Piedad, el profesor Toranzo ha elegido la que actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, un óleo sobre tabla de nogal de 72 x 50 cm y que fue realizado en el año 1568. Cuando Morales realizó esta obra ya había concluido otras versiones como por ejemplo la que tenemos en la catedral de Badajoz que está fechada entre 1553 y 1554. A pesar de estar narrando el mismo episodio evangélico, el maestro trata de introducir ciertas variantes en la disposición de las figuras siempre reducidas a la Madre y el Hijo, liberándolas casi totalmente de marcos ambientales, arquitectónicos o paisajísticos.

Sobre un fondo oscuro, sobre el que sólo se recorta el brazo vertical de la cruz del Calvario, se desarrolla esta Quinta Angustia de esquema zigzagueante en el que Cristo está reposando en el regazo materno. Modelo de Virgen de blanca toca y manto verdeazulado, un repertorio muy común en lo moraliano. Cristo, en cambio, presenta un rostro fino, barba rala y cabeza profundamente lacerada. El madero vertical sobre el que se apoyan las figuras subraya el eje de la composición e identifica, a su vez, el Calvario, la cruz de la que acaban de descender a Jesucristo. La intensidad dramática queda resaltada por las expresiones faciales y el “juego de contrarios” de rostro y ojos de Madre e Hijo, patéticos por la descripción física de los ciegos y en blanco de Cristo (Juanjo Moreno) y los activos y llenos de emoción de María (Ana Parra).

@Antonio Jesús Pérez Toranzo

En cuanto a la Mater Dolorosa (María de la Luz Cabezas), otro óleo sobre tabla pintado entre 1560 y 1570 y perteneciente a la colección del Museo del Prado, nos muestra la Virgen en soledad, de más de medio cuerpo frontal con la cabeza ligeramente vuelta y las manos entrelazadas ante el pecho. Una obra de inspiración tizianesca y análogas a las que tenemos en la catedral de Toledo, y especialmente a la magnífica que se puede visionar en el Museo del Hermitage de San Petersburgo.

@Antonio Jesús Pérez Toranzo

Las variantes entre estas Dolorosas son mínimas, aunque todas nos demuestran la creatividad del maestro, siempre de factura soberbia que transmiten el drama con gran elegancia. El mismo tipo de rostro con el mentón muy alargado, ojos verdiales de los que están a punto de brotar un par de lágrimas, realizados con finos arrastres de color cristalino. En esta cara el pintor quiere concentrar todo el dolor de una Madre ante el drama de la muerte de su Hijo en la cruz. O lo que es lo mismo, un intencionado propósito de contagiar sentimientos de devoción y patetismo al espectador de la obra.

En resumen, en cuanto a La Piedad, el profesor Pérez Toranzo realizó un trabajo digital para cambiar los tonos de las telas azuladas y el pintado sobre ella de los pliegues con la finalidad de aproximarse a los originales. También trabajó digitalmente el cuello de la Virgen y estrechando sus hombros para lograr un parecido exacto al original. De la misma forma, tuvo que esforzarse en la digitalización de las púas de la corona de espina que aparecen sobre el rostro del Señor. Una calidad expresiva que logran magníficamente el matrimonio que sirvió de modelo para esta obra (Juanjo y Ana). Y respecto a la Virgen de los Dolores, el profesor Toranzo disfrutó en el procesado de esta obra por el parecido de la modelo y su alta calidad expresiva ya que Mari Luz logra a la perfección el rostro compungido de la Madre de Dios y es fiel completamente a lo que nos quiso mostrar el Divino en su magnífica obra.

Aquí tenéis una pequeña muestra de fotos de @APyF con el Making of (cómo se hizo):