domingo, 12 de agosto de 2018

19. EL CRONISTA: "MIGUEL NISO JIMÉNEZ. UN EMPRESARIO PARA ARROYO"

Por Francisco Javier García Carrero
           Cronista Oficial de Arroyo de la Luz



Todavía recuerdo con total nitidez cuando comencé a trabajar como profesor Agregado de Bachillerato, entonces no existía la ESO. Era el año 1988 y aquel puesto me llevó hasta Castilla la Mancha, concretamente Cuenca. Era uno muy joven, acababa de finalizar mi servicio militar, y me incorporaba a un instituto donde la mayor parte del profesorado no llegaba, salvo excepciones, a los 30 años. En las presentaciones de rigor del primer día, una de las preguntas básicas que nos realizábamos era la procedencia de cada uno de nosotros. De Arroyo de la Luz, en la provincia de Cáceres, comenté con naturalidad, y como yo era de Historia, completé a algunos compañeros nuestro bien más preciado, “donde se encuentra ubicado el mejor y más importante retablo del Divino Morales”, dije con orgullo, como siempre he realizado durante toda mi vida profesional. La respuesta de un colega, que no decía mucho sobre él, me sorprendió, “no conozco ese retablo, yo lo que conozco de tu pueblo son los Muebles Niso, allí compró mi hermana todos los enseres cuando se casó”. Luego supe que eran de un pueblo de Badajoz.

Y es que a la altura de los años ochenta del siglo pasado, Muebles Niso era ya un Centro Internacional del Mueble, como rezaba la propaganda que insistentemente hemos escuchado durante todos estos años, y uno de las referencias empresariales más importantes no solo de nuestra localidad, sino también de toda Extremadura. Efectivamente, el dueño fundador de esta firma ha obtenido a lo largo de su carrera profesional diversos reconocimientos entre el colectivo empresarial de nuestra región. Una marca de elaboración y venta de muebles que nació y se desarrolló casi de manera autodidacta y familiar, con muchísimo esfuerzo personal, y en unos años en el que el trabajo manual era muy apreciado y valorado por la sociedad. Una empresa que actualmente diversificada entre sus dos hijas tiene la garantía de continuidad en el tiempo tanto en nuestro pueblo, Muebles Niso, como en Cáceres a través de los conocidos Muebles Príncipe, en la actualidad integrados en la cadena de Muebles Rey, y Muebles Beatriz, hoy día Tuco, una tienda también adscrita a una cadena con más de 100 establecimientos a nivel nacional.

Miguel Niso Jiménez es uno de esos arroyanos que han dejado huella en la localidad, y que es reconocido por todo el pueblo gracias a una exitosa trayectoria profesional y con una perfecta adaptación a las distintas etapas de su ya dilatada existencia. Nació Miguel Niso el 29 de julio de 1930, apellido familiar que proviene de la cercana población de Brozas. Gran parte de su familia siempre estuvo ligada a la carpintería y ebanistería. Su padre, Doroteo Niso Gibello, por ejemplo, aprendió el oficio de “aperador” de carros con Medardo Cervera Romariz en las primeras décadas del siglo XX, cuando el futuro alcalde de la población tenía su taller en calle La Parra, y antes de ser desposeído de todos sus bienes.

Como sucedía con la mayor parte de los niños de aquellos años y que provenían de familias no excesivamente pudientes, pocos fueron los cursos en los que permaneció en la escuela arroyana. Recibió enseñanzas, no obstante, en la escuela en la calle de Germán Petit, hoy desaparecida, también en la del colegio en San Sebastián y especialmente con don Guillermo en la escuela de la plaza, lo que hoy día es la Oficina de Turismo.

Cuando era solo un adolescente ya estaba instruyéndose en el oficio con su tío Alberico Jiménez que tenía un pequeño taller familiar en la calle Camberos. Allí aprendió las primeras nociones de carpintería y ebanistería, y ayudando en la elaboración de todo tipo de muebles, “ya no se elaboran los muebles con esa calidad”, nos recuerda con nostalgia. También aprendió con su tío a confeccionar cajas funerarias, tanto oscuras para los adultos, como blancas para los “dindanes”, estas últimas tan habituales de aquellos años con elevadas tasas de mortalidad infantil en nuestra población. Una ligazón con el mundo de la funeraria que le llevó junto con otro empresario arroyano a montar el primer y único tanatorio que tiene nuestro pueblo, aunque ello sucedió muchos años más tarde.


En la escuela de Arte y Oficio de Toledo

Con los conocimientos adquiridos de carpintería Miguel Niso, como todos los jóvenes que entraban en quinta, tuvo que marchar a Toledo para realizar el servicio militar. Allí siguió cultivándose en la profesión cuando tuvo que realizar numerosos muebles para los oficiales del cuartel donde estaba destinado. Por otro lado, y aprovechando su estancia en la ciudad imperial quiso mejorar sus conocimientos en la profesión, por lo que durante el curso 1952/53 se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, una institución dependiente del Distrito Universitario de Madrid. Con los nuevos conocimientos logrados en este colegio regresó a su pueblo, pero muy pronto observó que había poco trabajo. Fue en ese instante cuando decidió marchar a Madrid para trabajar durante aproximadamente un año en un taller de ebanistería en la calle del teniente coronel Noreña, por la actual zona de Legazpi.

Servicio militar
En Madrid con amigos


A pesar de lo bien considerado que llegó a estar en este taller madrileño, del que llegó a ser el “encargado”, por diversas causas, entre las que se encontraba un noviazgo incipiente en su pueblo con la joven arroyana Beatriz Boyero González, decidió desandar el camino andado volviendo a su pueblo para montar su propio negocio en la calle Santa Ana 1ª nº 33, hoy denominada de los Hermanos Caba. Aquí siguió adquiriendo nuevas enseñanzas cuando se matriculó a distancia en el Centro de Estudios CEAC de Barcelona, y tomando como aprendices a otros carpinteros, “la mayor parte de los actuales ebanistas y carpinteros arroyanos han trabajado en mi taller”, dirá con orgullo. De este taller comenzaron a salir artesas, lavaderos, mesas camillas, mesillas y ataúdes. En paralelo al crecimiento de lo que era un taller en incipiente expansión, el noviazgo con la joven Beatriz llegó a buen puerto, tan fue así que en 1958, en la iglesia de la Asunción, y bendecidos por el párroco Don Vicente Castro Barrio, se produjo el enlace matrimonial.
Día de la boda

Con sus tres hijos. Año 1969
El primer domicilio del nuevo matrimonio estuvo en la calle Florencio García Rubio, aunque el protagonista nos la describe como “Las Postas”, que era efectivamente el nombre que siempre tuvo esta pequeña plazuela de la localidad. Poco después comenzaron a llegar los hijos, Maxi que nació en septiembre de 1959, Miguel que lo hizo en junio de 1962, y la benjamina de la familia, Teresa, que lo hizo en octubre de 1966. Fueron años de intenso trabajo en el taller de Santa Ana, pero también época de una constante emigración de arroyanos a otras regiones españolas. Esta situación provocó, con la finalidad de no disminuir la carga de trabajo, que el empresario saliese con su motocicleta, una “Montesa” a solicitar distintos pedidos más allá de Arroyo; es decir, encargos de trabajo, por otras poblaciones. Miguel se trasladó por Navas del Madroño, Brozas, Aliseda e incluso llegó hasta Valencia de Alcántara.

Furgoneta. Día de San Cristóbal
Que el modelo de taller fue todo un éxito no tardó en demostrarse de manera fehaciente, muy pronto trasladó toda su maquinaria a un nuevo taller en la calle Regajal, en la zona del actual autoservicio Día. También adquirió para el traslado de los muebles una emblemática furgoneta, ya histórica, y bendecida un día de San Cristóbal. Por otro lado, consiguió abrir, en los primeros años de la década de los setenta, una magnífica exposición de muebles en plena Plaza de José Antonio Primo de Rivera, que era como entonces se conocía a la actual Plaza de la Constitución. La tienda, con la vivienda familiar en la parte superior y adquirida a un médico llamado Don Francisco, dio un salto cualitativo muy importante a la localidad en materia de negocios. Pero lo más significativo para Arroyo fue que la plaza se llenaba de mayor vida de la que ya tenía, que era mucha, y muy variada (qué diferencia con la actual).
De Chatos con amigos
Tienda en la Plaza de la Constitución

Una tienda con un escaparate gigante que el personal miraba, admiraba y algunos, incluso, envidiaban. Fueron años, incluso, de anónimos hacia su familia que colocados estratégicamente en diversos puntos de la población amenazaban al que ya era un empresario de éxito. Nada de ello impidió que se convirtiera en un industrial integrado en la vida de la localidad, como uno de sus más importantes “mecenas” de las fiestas del pueblo como el Día de la Luz, que disfrutase con sus muchas amistades de los distintos bares en la población, que acudiese al baile del Moyano donde tocaba el bombo, o que llegase a tener en su plantilla a unos cuarenta trabajadores.
Salón de baile El Moyano

Mecenas. Día de la Luz

La exposición de la plaza estuvo operativa en ese mismo espacio hasta el año 1980, momento en que la Caja de Ahorros de Cáceres, decidida a cambiar su ubicación desde la calle Luis Chaves, compró la totalidad del edificio para ubicar allí su establecimiento bancario. Miguel Niso obtuvo excelentes plusvalías con esta venta, y no le importó al empresario perder esta ubicación de unos 500 metros cuadrados porque ese mismo año inauguró lo que iba a ser el emblema y el buque insignia de la firma Niso, una enorme exposición de muebles de más de 14.000 metros cuadrados, un “Centro Internacional del Mueble” perfectamente situado a la entrada de la localidad con el que se lograba una mayor recepción y salida de productos para unos camiones cada vez de mayores dimensiones.
Durante la década de los ochenta, la empresa con la ayuda de su mujer, hijos y de todos sus empleados siguió creciendo en capacidad económica y en apertura de mercados, prácticamente por toda España. No obstante, no todo lo que sucedió fueron alegrías en la familia Niso-Boyero durante estos años. Desgraciadamente, esta década también fue terrible en lo  estrictamente familiar, una gravísima enfermedad del único hijo varón de Miguel y Beatriz provocó su muerte cuando éste no era nada más que un joven de 25 años. Una experiencia dramática que, como no podía ser de otra forma, sumió en la tristeza más absoluta no solo a su familia directa, sino a todos los que llegamos a conocerle.
Superado, que nunca olvidado este cruel trance, la familia continuó con su expansión comercial más allá de las estrictas fronteras locales con la inauguración de nuevas tiendas de exposición. De esta forma, en 1994 abrió en el casco urbano de Cáceres una nueva exposición de 5.000 metros cuadrados, Muebles Príncipe, que hoy regenta su hija mayor Maxi con su esposo Luis Javato, y cinco años más tarde, en 1999 una tercera a la que llamaron Muebles y Decoración Beatriz. Esta última de muebles más funcionales y que ubicaron en el polígono industrial de las Capellanías de Cáceres, hoy Muebles Tuco, local dirigido por su otra hija Teresa.
También debemos poner en valor que el intenso trabajo de este empresario ha sido objeto de reconocimiento en diversas ocasiones a lo largo de su vida. El último de ellos se ha producido en la gala de los Premios Empresario Extremeño del año 2012 en la plaza de San Jorge de Cáceres, cuando le fue otorgado el galardón a la “Mejor Pyme” en su XVII Edición. Un reconocimiento empresarial que en su nombre recibió uno de sus nietos, Luis Javato Niso, un premio que fue entregado de manos del director editorial del Grupo Zeta, Miguel Ángel Liso.
Mejor Pyme (Periódico Extremadura)

En resumen, Miguel Niso Jiménez, un arroyano con toda una vida de esfuerzo, trabajo y sacrificio que como él mismo reconoce en una escueta frase, “ha merecido la pena”.
Exposición principal