jueves, 10 de febrero de 2022

PATRIMONIO ARROYANO

  José Luis Solano Rodríguez

    

Panorámica monumental de Arroyo

    Arroyo goza de un buen patrimonio cultural elaborado y mantenido en el transcurso de los siglos, en gran medida, por su población, ideándolo, trabajándolo,   aportando económicamente  para su  creación,  con directrices públicas o privadas, incluidas las religiosas.

       Se sitúa, mayoritariamente, dentro del término municipal en el casco urbano y zonas próximas (dehesas, ejidos, viñas….), visible u oculto todavía, sobre terreno público, en su mayoría, o privado. Es de interés y responsabilidad –cada cosa  y medida en su sitio- de todos los arroyanos,  en propiedad o socioculturalmente, porque hasta en ella somos “todos”,  dado que el Ayuntamiento y la Iglesia-principales depositarios del mismo- son el pueblo, institución representativa de él o, la eclesiástica, de los parroquianos, que contribuyeron a su elaboración…. El recorrido temporal abarca desde la prehistoria a los tiempos presentes; el tipo, desde bienes muebles a inmuebles, ….desde un documento a un retablo, desde un dolmen al Convento, desde un cantar a una copla, desde una receta hasta un guiso….

     El Ayuntamiento ha incrementado el suyo adquiriéndolo de particulares (Castillo-fortaleza de los Herrera, Convento de los franciscanos, Cine-Teatro Municipal);  se ha preocupado, con otras administraciones, de mantenerlo, rehabilitarlo, restaurarlo –Castillo y II fase del Convento en espera-, darle uso público, no sólo tiene que ser garante-custodio de sus pertenencias, sino también de los de otros, personales, en primera instancia, pues son de interés colectivo (la iglesia y sus bienes, casones palaciegos, escudos nobiliarios,…) y cultural, voz de alarma ante otras administraciones superiores en escala y competencia. Pero, lamentablemente, no todos son flores. El Consistorio parece que ha dejado de lado uno de ellos: el Archivo Municipal, lo ha trasladado a un edificio, en su planta baja, cargada de humedad en un altísimo porcentaje,  no cerca de la Casa madre, imposible de acceder por los usuarios dadas, según me comunican, sus instalaciones (falta de luz suficiente, de mesa de trabajo…). Este conjunto documental es uno de los mejores de la región y entre los  primeros de la provincia después de  los de Cáceres, Plasencia y Trujillo, por su volumen, contenido…Interesado el Gobierno Municipal en la década de 1960 por su calidad,  encargó un inventario al Delegado Provincial de Archivos y Director del Archivo Histórico Provincial D Pedro Rubio Merino que, ayudado por dos arroyanos, lo concluyó hasta esas fechas, luego llevado hasta los ochenta por becarios de la Consejería de Cultura de Junta Regional. de Extremadura que llegaron hasta describirlo documento por documento, acuerdo municipal por acuerdo, indizarlo….en gran parte, sobre todo los de máximo interés-, todo un lujo que ya quisieran otros que solicitaron. El lugar a donde ha sido trasladado parece que no reúne las condiciones de habitabilidad convenientes y está poniendo en peligro su integridad y su futuro; no sólo, a simple vista, por la saturación acuosa que desintegra el papel, corroe las tintas ferrosas que lo perforan  hasta agujerearlo haciéndolo desaparecer por vacío…sino, también,   por ponerlo al alcance de otro de los males que padece la localidad  -ya anunciado ante el anterior Gobierno y  la opinión pública en el diario Hoy por el presente y la corresponsal local hace unos años-: una plaga de termitas se señorea por el pueblo desde el Santo hasta las Cruces, desde las huertas a S Antón, buscando celulosa para vivir devorando lo que la alberga, madera o papel, que viven en un ambiente subterráneo cálido y húmedo, como el suelo pizarroso sobre el que se asienta la localidad. Los escritos históricos municipales están a tiro, se los han puesto en bandeja para el gran festín; del inventario y del catálogo “no se sabe, no se contesta”, sin dar fe de su existencia. Un archivo municipal alberga la memoria documentada de un pueblo elaborada por su principal institución, el Ayuntamiento (acuerdos, presupuestos, obras públicas, fiestas ,…) , aunque,  también,  de muchos actos privados (lindes…) y  hechos por sus vecinos en sus actos administrativos o a nivel particular y depositados allí; su alma diplomática, pruebas vitales para el presente y el futuro, ya sea administrativa, histórica o culturalmente hablando. ¿Está condenado a desaparecer, a que nos quedemos indocumentados, sin pruebas, sin historia,  sin una riqueza patrimonial, a que no llegue, como hasta ahora, a las futuras generaciones…..?

       Por otro lado, la iglesia parroquial de la Asunción, Monumento Histórico Artístico Nacional, depositaria del retablo de Alonso Hipólito , único que alberga una colección de Luis de Morales y su taller, parece que empieza a decaer, a perder aureola y, posiblemente, el retablo mencionado. Tras su restauración en los años sesenta del siglo pasado fue despojada de elementos superfluos y decorativos (lámparas, imágenes de escaso valor artístico que no fueran tallas, desacordes con el entorno que las albergaba…), hasta peligrosos (cableados por todos lados hechos de cualquier manera…) para su integridad, e intentada llevar a su estado original. La dejadez se instaura: manchas de salitre se observan en la bóveda efecto de goteras, cada vez más, como anunciando su permeabilidad extrema, incluso su disgregación hasta sucumbir y derrumbarse; ha vuelto a cablearse superficialmente a capricho, en distintos  colores, con conexiones por doquier, junto a madera, …incumpliendo la normativa eléctrica, la de edificios que son bien cultural, ¿poniendo en peligro el edificio y lo albergado?; se han instalado luminarias de diversos estilos…las imágenes y sus peanas de cualquier manera han inundado la fábrica eclesial. Más que la llegada de la imagen de S Vito parece que lo ha hecho su baile. La anarquía estética se abre paso, afectando a lo patrimonial.  Tal vez se dé la vuelta a la tortilla: deje de ser Monumento, para ser cualquier edificio, si acaso;  se pierda lo de Artístico o se mude por adefesio, confraternizando con algo cultural, en el nombre, al menos, con la obra de Rafael Alberti, aunque buscando el antónimo de la fábula de amor de ella  y, lo de Nacional, por aquello de la autonomía municipal que llena a las localidades y sus gestores, se convierta en Local: para que tener más miras que el ombligo que casi no me veo. ¿Las anomalías y anacronismos acabarán imponiéndose? ¿El retablo y su contenido con la plaga de termitas local están seguros?, porque están sobre una, más que probable, base de termitas, las oquedades en el suelo, los cementerios, y allí hay bastantes fosas ¿Se ha planteado el Gobierno Municipal algo, lo ha planteado a la Diputación para que lo acometa dentro de algún plan provincial?, porque hay demasiados vecinos afectados, más localidades. Hace más de dos años me notificaron que lo habían puesto en conocimiento de los servicios veterinarios, desde entonces no he leído nada al respecto, no he visto que se esté realizando ningún plan de eliminación del insecto… sólo quejas de más ciudadanos afectados. Espero que no se caiga en el    mal de muchos,  consuelo de ….que nos quedemos, también por ahí, sin pueblo.

         Hemos hecho Patrimonio durante siglos, ¿estamos dispuestos a mantenerlo y transmitirlo al futuro? o nos ahorramos las molestias. El desierto parece extenderse por la península ibérica, ¿el patrimonial también lo hará?

Retablo de Alonso Hipólito y Luis de Morales, Iglesia de la Asunción

ELECCIONES MUNICIPALES EL DÍA DE AÑO NUEVO

  José Luis Solano Rodríguez


    Y sin haber escuchado nada hasta leer esta noticia, sin haber visto carteles electorales en las plazas y colegios  del pueblo a una semana de ellas. Estén tranquilos que no tendrán que ir a formar parte de ninguna mesa electoral y aguantar en ella catorce horas, ni tendrán que pensar a quien votar tras recibir propuestas y programas electorales,   tampoco los políticos ver sus proyectos aún pendientes de  llevar a cabo,  su cargo acortarse o con incierto futuro inmediato. ¡Que no!, que Sánchez no ha tomado ninguna medida electoral al respecto que nos descoloque.  Hay que transportarse  cuatrocientos años atrás.

       


      “Elecciones del año de       ------------------------------------                MDC.. años /

        mill y seiscientos

        En la villa del arroyo el puerco sábado primero dia del mes / de enero de mill

        e  seiscientos años sus mercedes be…”

 

    El sábado 1 de enero, como el próximo  día de Año Nuevo, “según uso y costumbre”, se celebraron elecciones municipales en Arroyo el Puerco igual que todos los primeros de año, que entonces eran  anuales y los paisanos no tenían que ir a emitir voto, ni había mesas electorales, ni partidos políticos –tal vez partidas, camarillas personales de intereses-. Las elecciones eran reflejo de la sociedad del momento, dividida en tres estados: nobles o hijosdalgo –baja nobleza, dispuestos para “luchar”, que han obtenido  ese estatus tras comprar a la Monarquía  esa condición en la mayoría de casos-, clero –que se dedica a rezar- y el estado llano o de los hombres buenos, representando más del 95% de la localidad, la mayoría del sector agropecuario, que trabaja y abona impuestos –por lo que son llamados pecheros-; el pueblo se dividía en tres collaciones o barrios –S. Bartolomé, entre la plaza de la parroquial y el castillo, residencia de curas y nobles así como de antiguos pobladores; la Corredera, la más numerosa en población, con personas de oficios varios e industrias y la de Santa Ana, entre su ermita (Calle Santa Ana) y la carretera a Alcántara.

     Se elegían en esa votación las justicias y los oficiales del Concejo: un Alcalde ordinario por los hidalgos y otro por los hombres buenos, un Regidor por los primeros y dos por los segundos, según las  zonas, y, también por estos son elegidos un Procurador General, un Mayordomo del Concejo, dos Alcaldes de Hermandad –uno por estado-, dos Fieles, un Alcalde y un Mayordomo del hospital. Los Alcaldes ordinarios representaban la justicia civil y criminal en primer grado, los regidores venían a ser parecidos a los concejales actuales, encargados de los asuntos políticos y económicos, el Procurador General servía para dar voz - que no voto -al pueblo  en el Consistorio, el Mayordomo era el administrador de los bienes y caudales del Ayuntamiento, los Alcaldes de Hermandad eran una autoridad judicial que se  relacionaban con concejos de intereses comunes, los Fieles controlaban los pesos y medidas en comercios y mercado público, incluso repesando productos en las ventas comerciales,  el Alcalde y  Mayordomo del Hospital con las competencias de ambos oficiales orientados a ese servicio municipal.

    


   “se juntaron en las cassas de Consistorio desta / Villa para efeto de nombrar y elegir /          oficiales de concejo este año de mill / e seiscientos y aviendose praticado / entre sus     mercedes quien pueden / ser oficiales de concejo este dicho año an… “

 

    El sistema de elección se basaba en la Provisión del Conde de Benavente de 1551; los alcaldes y regidores salientes, tras haber “praticado”, proponían, cada uno,  dos nombres por  oficio, levantando acta del hecho el escribano, acto seguido se abrazaban en señal de aceptación y conformidad. Terminada la reunión en las “casas de consistorio” se dirigían a la misa mayor en la parroquia –a las doce- encontrándose allí el gobernador o alcalde mayor de la villa, letrado designado por el conde-duque de Benavente, señor de Arroyo, en su escaño junto al altar;  terminado el oficio religioso se retiraba a la sacristía donde los recibía, haciéndoles los cargos salientes “el juicio necesario so pena de prisión”, analizando y eligiendo  la primera autoridad  local la propuesta de “los que más convengan al servicio de Dios” -pudiendo alterar algún nombre-, ordenaba se hiciera pública la resolución en la iglesia conforme estaba aprobada para no incurrir en la condena mencionada y entregaba las varas de justicia a los  alcaldes  designados.  

      Para ser electos, los cargos municipales habían de reunir una serie de condiciones:  ser vecinos de la villa, además por el estado noble había que  tener ejecutoria de hidalguía, el alcalde ser mayor de veinte años, casado, independiente de sus ascendientes, … habiendo el año de 1.600 problemas y recurso por tratar de elegir a un menor de esa edad, que al parecer se carecía de uno  que no lo hubiera sido en los últimos tres años, según tradición; los representantes del estado llano debían tener “buena conducta y ser  sensatos”, pudiendo recaer en cualquiera de ellos, ya fuera labriego, carnicero, platero... Este sistema, levantaba a veces suspicacias, comentarios y recelos en muchos paisanos, que algún año expresaron y recurrieron a la autoridad superior. 

     En el actual sistema político-electoral municipal  nos queda esperar año y medio –que son cada cuatro anualidades- para ir a votar una lista cerrada propuesta por algún partido político o agrupación electoral,  que derivará en la elección de concejales quienes, reunidos en Consistorio, habiendo “praticado” con anterioridad a las elecciones en la sede del partido o asociación –salvo que no haya mayoría- elegirán Alcalde –que ya no es justicia local, aunque le den vara de ello-, el cual designará tenientes de alcalde, junta de gobierno, concejales de área …y los empleados municipales, antiguos oficiales,  a desempeñar su puesto, mediante oferta de empleo público, sin que haya comentarios, suspicacias ni guante negro. Y a esperar que las elecciones sean para bien y convengan al servicio del pueblo, Dios mediante.  

     Bueno, a esperar para otra ocasión el comentario de las del  1 de enero de 1622, también sábado, que tuvieron mucho que decir.

     ¡Feliz año tengáis!

miércoles, 2 de febrero de 2022

57. EL CRONISTA: "PIONEROS: LA PEÑA EL PIMPORRO"

 Por Francisco Javier García Carrero

 Cronista Oficial de Arroyo de la Luz 

En el día de hoy todos sus integrantes, se llegaron a contabilizarse hasta 51 miembros en la peña, aunque sus socios fundadores fueron 19, cuentan con más de sesenta años cumplidos, y alguno de ellos, incluso, se aproximan a los setenta. También es cierto, que varios de sus participantes, desgraciadamente, no podrán leer estas líneas porque están fallecidos (D.E.P). No obstante, cuando iniciaron aquella maravillosa aventura, la de ser los pioneros del asociacionismo juvenil en una peña de amigos en Arroyo de la Luz, todos rondaban la veintena, los años de la juventud por excelencia. La peña El Pimporro, así se denominaron, con una indumentaria de camiseta blanca con un pimporro rojo grabado sobre el pecho y el nombre del integrante al frente, iniciaron un modelo de asociacionismo juvenil que poco después fue imitado por otro buen número de pandillas de amigos en la localidad.

Eran los años de la Transición democrática. El país comenzaba a respirar un aire nuevo y poco reconocible en épocas anteriores. Todo comenzó a gestarse el mismo año de la muerte del dictador, 1975. La inquietud, el compañerismo, la ilusión, la juventud y, sobre todo, la intensa amistad que les unía a los socios fundadores, hizo de esta peña el modelo a seguir por otras muchas en los años siguientes a su creación (La Botella, La Teja). Un asociacionismo de peñas festivas que han vuelto a tener una resurrección en la localidad durante las últimas fiestas de septiembre, y antes de la aparición de la maldita pandemia.

No es la primera vez que se difunden algunos contenidos sobre esta peña en los últimos años. Por ejemplo, el amigo Máximo Salomón, hizo en octubre de 2018 un buen análisis cuando difundió en su portal de Facebook el artículo “El enano y el Pimporro”, donde recogía como título global, y para hablar de las distintas peñas arroyanas, una de las anécdotas más recordadas de estos pioneros peñistas, aunque pudiera ser que alguno de los lectores ya tenga el episodio completamente olvidado. Mi intención con este texto mensual, además de homenajear a todos los que pasaron por El Pimporro y citar sus nombres (también el de guerra) de sus 19 fundadores, es una puesta al día de aquel suceso tan curioso y de alguna cosa más que provocará en todos los lectores una nostalgia de un pasado ya lejano en el tiempo, pero muy próximo en el corazón.

El nombre lo buscaron en uno de los “cacharros” de barro que ancestralmente más han identificado a nuestro pueblo. Típico en todas las casas arroyanas antes de la llegada de los frigoríficos, y básico para hombres y mujeres cuando iban a trabajar al campo durante esos tórridos veranos. Ellos, en cambio, como reconocen muchos años después, lo utilizaban para algo más lúdico, el transporte del típico ponche durante las ferias y fiestas que les elaboraba el señor Faustino. Recuerdan perfectamente que fueron los pioneros en el lanzamiento de los cohetes que anunciaban la llegada del Día de la Luz, y horas antes que el señor Pepe, el Pregonero, los lanzara al cielo de manera oficial. También se atribuyen el honor de haber sido los primeros que hicieron ondear la bandera de Extremadura antes de estar permitida y oficializada.

Tenían su “sede” oficial en el piso superior del bar Moyano, en plena plaza de la Constitución, su auténtico santuario. Allí organizaron un sinfín de fiestas por los motivos más variados, cumpleaños, Nochebuena o Nochevieja, guateques, reuniones para organizar algún evento popular, etc. De aquellas reuniones, por ejemplo, salieron las ideas para participar de manera ininterrumpida entre 1975 y 1981 con diversas carrozas “artísticas” que ofrecían un vistoso colorido al desfile y con el que tuvieron una suerte dispar. El pistoletazo de salida como peña lo hicieron en el año 1975 que representaron unos atrayentes “Sanfermines” con el que obtuvieron un segundo premio. También participaron con una segunda carroza, un “Tablao flamenco” bastante menos logrado ya que se tuvieron que conformar con un discreto sexto puesto.

De fiesta en la sede de la peña

La peña de romería

Parte de la peña un día de romería

En 1976 se tomaron muy en serio su participación en el día más grande. Un par de semanas antes difundieron por toda la población, y con el patrocinio de la flamante discoteca Venus, unos pasquines que anunciaban una gran “Vuelta ciclista a Arroyo de la Luz” y en la que se decía que participarían varios equipos. Hicieron juegos de palabras con los verdaderos equipos ciclistas (Bic-Baporú, Kas-tañas), con lo que el personal agradeció la ocurrencia, pero a la hora de los premios se tuvieron que conformar con un tercer puesto. En el año 1977, y quizás disgustados por no lograr el primer puesto del Día de la Luz anterior, participaron con unas “Olimpiadas” que dejaron mucho que desear. No obtuvieron premio alguno, y según sus propias palabras, “¡y con razón!”.

Propaganda sobre la Vuelta Ciclista en Arroyo.
Día de la Luz

En 1978 se volvieron a currar su participación, en este caso con un estruendo de voces con una “Mancha Verde” para la que compusieron una canción propia con letra y música creada para la ocasión, completamente irónica, burlesca y de especial crítica política hacia un suceso que había tenido en vilo a toda España en los últimos días del año 1975, la “Marcha Verde”, aquella “legión” de civiles marroquíes que provocaron la entrega de una de las últimas colonias españolas, aunque se decía provincia, en África. A pesar del intento, y quizás por esa crítica descarnada a lo que verdaderamente había ocurrido, se tuvieron que conformar con el segundo premio. El año siguiente de 1978, y viendo que las “algarabías” bullangueras parecían darle suerte, volvieron a repetir con un asunto histórico, aunque más lejano en el tiempo, “La revolución de Pancho Villa”; de nuevo y como en el caso anterior, se tuvieron que conformar con el segundo premio.

Carroza La mancha verde

Carroza La revolución de Pancho Villa

En 1980 de nuevo participan de la jornada festiva con un tema entonces de rabiosa actualidad, “El paro”, no llegaron a obtener premio alguno porque olvidaron inscribir previamente su carroza por lo que se quedaron nuevamente sin el ansiado galardón que parecía resistirse una y otra vez. Tuvieron que esperar a 1981 cuando, ahora sí, y por fin, con una carroza donde la gracia y el colorido recorrió toda la Corredera alcanzaron el ansiado primer premio. Su puesta en escena de “El Jardín de la alegría” fue recordado durante mucho tiempo como una de las mejores coreografías de lo que entonces eran las carrozas artísticas, una explosión de color y vistosidad que se distinguía claramente de las llamadas carrozas “típicas”, más pegadas a la localidad y más del gusto de otros grupos de amigos.

Carroza El Jardín de la alegría.

Futbolistas del arroyo varios de sus integrantes, también participaron de los trofeos de peñas que se llegaron a organizar y donde obtuvieron siempre unos magníficos resultados. De la misma forma, nunca abandonaron su interés por la cultura, varios de ellos estudiantes de magisterio, iniciaron distintas campañas con el objeto de recaudar fondos que ayudaran a la construcción de nuestra Casa de la Cultura y tratar de hacer más sugestivos los distintos festivales veraniegos que ya habitualmente se celebraban con motivo del regreso de los emigrantes, espectáculos a los que ya hemos dedicado un artículo en el blog Paisajes y Fiestas.

Peña El Pimporro. Equipo de fútbol

Desde el punto de vista más anecdótico, dos sucesos son siempre para ellos los más recordados, y no hay ocasión, cuando se juntan, en la que se hable de aquellos años y que no aparezca el recuerdo de alguno de los dos casos. Ambos están relacionados con la afición que entonces todos tenían por las fiestas taurinas. El primer suceso ocurrió a la vista de todo el mundo y tuvo lugar durante las ferias de septiembre de 1977. Aquel día se celebró en la plaza portátil que se montaba en la plaza nueva, un espectáculo “cómico-taurino-musical” en el que los protagonistas de la fiesta eran los enanos-toreros. Concluida una de sus lidias, y teniendo en cuenta el éxito que los artistas habían cosechado ante el respetable, iniciaron la “vuelta al ruedo”, tal y como se hace en estos eventos. El público entregado a los artistas les lanzaba desde la grada sombreros, botas con vino, alguna gorra, etc. Cuando pasaron a la altura de la peña, uno de sus integrantes les lanzó el “pimporro” que estaba lleno de ponche. El mismo dio en la cabeza de uno de los integrantes de la cuadrilla que se había despistado y no vio llegar el cacharro de barro. El golpetazo, que fue un lamentable accidente, resultó monumental. El impacto acabó con el torero por los suelos y el pimporro completamente destrozado.

Una parte importante de la grada quedó indignada por el hecho, ya que pensaron que el golpe había sido intencionado y a mala fe. Una apreciación completamente falsa ya que todo fue un desgraciado y fortuito accidente. A pesar de ello, la presidencia de la plaza ofreció su particular visión del suceso ante la autoridad competente, la alcaldía que entonces regentaba Manuel Floriano, quien impuso a todos los integrantes de la peña, acusados de escándalo público, una multa de 1.000 pesetas de la época. A los peñistas la sanción siempre les pareció completamente injusta, pero no se negaron a pagarla y cumplieron como buenos ciudadanos. No obstante, para quedar constancia de la “injusticia” que con ellos habían cometido, decidieron llevar las mil pesetas en calderilla. Hasta el ayuntamiento se desplazaron un buen número de los integrantes, aunque únicamente pudieron pasar dos o tres y entregaron al funcionario de turno, Germán Solano, la bolsa con las mil monedas. El montante fue contado religiosamente por el administrativo peseta a peseta, por lo que le llevó un buen tiempo poder certificar que todo estaba correcto.

La segunda anécdota ya fue vivida de manera privada, solo estaban presentes los componentes de la peña. Todo sucedió en el año 1978, cuando compraron una vaquilla para “torearla” de manera particular. La tenían suelta en una cerca y cerrada con una cancilla. Los más “toreros” en el interior de la cerca, y el resto viendo el espectáculo desde fuera. Los más atrevidos citaron a la vaca que se arrancó sobre dos o tres que le habían provocado, estos corrieron rápido y se subieron en lo alto de la cancilla que al no tener corrido el cerrojo se fue abriendo lentamente con el peso de los que estaban subido a la misma. La vaquilla se coló por la apertura y ahora los que estaban en peligro eran los que no habían saltado hacia el interior de la cerca. La vaquilla se fijó en uno de los componentes, Paco “Muletas”, que no pudo correr en desbandada como el resto y que sufrió el mayor “revolcón” de su corta pero intensa vida taurina. Desde entonces no ha vuelto a torear, se cortó la “coleta”.

Paco y Bene.

Para finalizar, quisiera homenajear a todos los integrantes de aquella magnífica peña de amigos y nombrar a sus 19 “fundadores”. Ahí van sus nombres, Sixto “Cagueta”; Carrasco; Germán, “El del Moyano”; Marcelo, “El de la Oposición”; Julio y Diego, “Garrote”; Luis, “El Pichón”; Joaquín Galán, “El Marqués”; Idelfonso, “El Chombo”; Faustino, “Chafiroli”; Paco, “Muletas”; Maxi, Antonio y Miguel, “Galgos”; Santos, “Birolo”; Germán, “Corcherito”; Emilio, “El Patero”; Vicente, “El Clavel” y mi querido hermano, Jesús, “Jincaclavos”.

Imagen actual de tres de los pioneros,
Luis, Jesús y Sixto