Varias
son las páginas en la Web, próximas o patrocinadas por la institución
municipal, que ofrecen noticias sobre el castillo de nuestra localidad.
Generalmente son afirmaciones erróneas que fundamentan en muchos casos datos
completamente contradictorios los unos con los otros. Para la mayoría de esas
páginas el castillo podría tener un pasado Almohade, lo cual no tiene ni la más
mínima verosimilitud. Pero si, además, a los Almohades los relacionan con el
siglo XV, entonces ya lo fidedigno queda completamente alejado de la realidad
histórica.
Bien
es cierto, que el que suscribe estas líneas hace ya muchos años dejó entrever,
equivocadamente, que el castillo pudiera ser anterior a la fecha real de su
construcción, aunque siempre afirmé que su origen era posterior al proceso
reconquistador del siglo XIII y en absoluto relacionado con lo Almohade. Nunca
se ha podido actualizar aquel aserto, aunque también es verdad que se hizo hace
un año, aproximadamente, algún intento por parte de la administración municipal
de poner al día aquellos datos y que, por la causa que fuere, nunca se han
podido actualizar por este cronista.
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Interior del Castillo |
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Castillo |
En
conclusión, por la Red se puedan encontrar afirmaciones que van desde que el
castillo se construyó en el siglo XIII hasta otras que lo trasladan hasta el siglo
XVI. Siempre se identifica, eso sí, con los señores de Herrera, aunque de
manera genérica, y sin detallar correctamente con cuál de los Herrera, ni
cuándo fue exactamente su construcción, entremezclando los nombres de los
distintos Herreras que pasaron por este linaje y confundiendo el primero con
alguno de sus sucesores. Además, la famosa Wikipedia, que, por cierto, yerra en
varias cosas adicionales en relación con nuestro pueblo, e incluso pienso que
malintencionadamente redactada una entrada concreta sobre la contemporaneidad
arroyana (aunque ello es ya un asunto distinto al que aquí nos ocupa),
relaciona la edificación del castillo con “Garci
González de Herrera” y el siglo XIV, una afirmación que tampoco se ajusta a
los verdaderos hechos históricos.
Hoy
día, en cambio, estamos en disposición de referir, no solo la evolución de toda
la familia Herrera, señores de Arroyo del Puerco, y su relación con la “aldea-lugar”
de nuestra localidad, sino también podemos reflejar con total exactitud la
fecha de construcción del castillo y, especialmente, el nombre del Herrera
concreto y artífice de su arquitectura señorial. Datos que espero zanjen
definitivamente cualquier polémica sobre este asunto y sean los que se
incorporen, al menos, a las páginas oficiales del Ayuntamiento de Arroyo de la
Luz más pronto que tarde.
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Escudo antiguo Arroyo |
Ya
sabemos que el origen de nuestro pueblo en el espacio físico que hoy ocupa está
relacionado con el proceso reconquistador que el rey Alfonso IX de León realizó
en estas tierras en el año 1229. Esta es la fecha en la que se ocupó los
dominios de Cáceres por las tropas cristianas y todos los territorios cercanos
entre los que se incluye lo que posteriormente sería una de sus seis aldeas, la
de Arroyo del Puerco. Desde esa fecha, y durante los siguientes 80 años, sobre
Arroyo únicamente tenemos noticias indirectas que nos hacen pensar en el escaso
poblamiento aldeano que todavía estaría en fase de conformación durante el
resto del siglo XIII.
Hasta
ahora uno de los documentos más antiguos, y que refiere nuestro pueblo se
encuentra en una carta de compraventa en la que aparecen dos personas que
procedían de “Arroyo del Porco”,
alusión que podemos leer en el tomo III de la historia eclesiástica de Badajoz.
En cambio, en la documentación municipal de la “villa de Cáceres” a la que
pertenecíamos habrá que esperar hasta 1305 para que se mencione de nuevo a
nuestra localidad, y en relación con el suceso del intento de entregar la aldea
a Alonso de Portugal, un suceso ya estudiado en nuestro trabajo Del Puerco a de la Luz. Se trata de una
fecha semejante en la que aparecen también citadas el resto de las aldeas
cacereñas; es decir, Sierra de Fuentes, Torreorgaz, Torrequemada y Aliseda. El
Casar, en cambio, ya viene aludida por primera vez en esta misma documentación
municipal cacereña desde el año de 1281.
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Mapa tierras de Cáceres |
Las
aldeas estaban pensadas en función del aprovechamiento agrícola y ganadero. Se
asentaban en estos territorios, lo que definimos como repoblación, un número
escaso de aldeanos por faltar tierras en las inmediaciones de Cáceres. En las
aldeas vivirán sobre todo individuos que dependían de algún modo de un señor de
la villa tales como criados y yugueros
(el que labra la tierra con un par de bueyes o mulas). Es decir, gente pobre y pechera (el que tributaba impuestos al
rey, al señor territorial o a cualquier otra autoridad), y que vivía
consiguientemente en la miseria y resignado a su situación dependiente de la
villa de Cáceres. Pocos fueron los aldeanos que tuvieron categoría de “vecinos”
(debían poseer casa poblada), aunque todos ellos estaban autorizados por la
villa cacereña a coger las bellotas de las dehesas de Zafra y Zafrilla.
Muy
pronto el alejamiento de la frontera con Al-Ándalus provocó una evolución
demográfica distinta de cada una de las aldeas cacereñas, de esta forma,
mientras algunas estuvieron a punto de desaparecer, Aliseda, por ejemplo, otras
como Arroyo comenzaron a experimentar una evolución poblacional considerable.
El cambio de estatus le llegó a Arroyo durante el reinado de Enrique II
conocido en la historia como “El de las Mercedes” o también como “El
Fratricida”. Este monarca, primer rey de la dinastía de los Trastámaras, se
hizo con el trono de Castilla después de asesinar a su hermano Pedro I en el
año 1369. Es a partir de este momento cuando un guerrero castellano, García
González de Herrera, comenzó a labrarse un nombre en la Corte y, sobre todo,
una gran fortuna personal. Por consiguiente, el ascenso al trono del nuevo rey
Enrique II proporcionó poco después a García González de Herrera un poderoso patrimonio
gracias, por un lado, al próspero matrimonio con Estefanía Fernández de Monroy,
rica heredera de uno de los principales linajes extremeños y, por otro, por su
nombramiento como nuevo Mariscal de Castilla. Por consiguiente, el triunfo de
la nueva dinastía castellana le cubrió de rentas por gran parte de la actual
Extremadura, incluida nuestra población, y le otorgó grandes honores militares.
Había
nacido García González de Herrera hacia el año 1344 y es descrito por las
crónicas, como buen caballero, alto y delgado, valeroso, franco y leal. Que amó
a muchas mujeres, agrio de carácter y de una severidad triste, “alto de cuerpo e delgado, e de buena persona
e cuerdo y esforzado, e buen amigo de sus amigos, pero muy malenconioso e
triste, amó muchas mugeres y es bien de maravillar que franqueza y amores, dos
propiedades que requieren alegría e placer, que las oviese hombre tan triste e
tan enojoso”, dirán literalmente estas crónicas.
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Casona de los Herrera en Pedraza (Portal Fuenterrebollo) |
A la
muerte de Enrique II en 1379 le sucedió en el trono de Castilla su hijo Juan I,
un nuevo Trastámara que confirmó a García González de Herrera como Mariscal del
reino. El nuevo monarca le corroboró todas las donaciones que adquirió durante
el reinado de su padre, e incluso le otorgó nuevas propiedades como fue la
villa de Pedraza de la Sierra en Segovia, todo ello le convirtió,
definitivamente, en un poderoso hacendado nobiliario, linaje que siguió ampliándose
en años posteriores.
Finalizando
el reinado del segundo Trastámara en 1390 y coincidiendo con la subida al trono
de Enrique III, el tercero de esta dinastía y conocido como “El Doliente”,
García González de Herrera quedó viudo de Estefanía Fernández de Monroy con la
que no había conseguido tener descendencia alguna. Ello le llevó, para poder
asegurar su linaje, a un nuevo matrimonio en este caso con María de Guzmán. Por
estos años, finales del siglo XIV, el mariscal ya se había convertido de manera
definitiva en un fiel colaborador de la corona que provocó un nuevo incremento
de su caudal patrimonial.
De
esta forma, entre 1398 y 1402 García González de Herrera incorporó a su hacienda
un nuevo conjunto de tierras y dehesas que en este caso estaban localizadas en
Badajoz, Salamanca y Plasencia. El primer Herrera falleció en el año 1404 y
dejaba a sus dos hijos, Pedro y Juana, nacidos de su segunda esposa María de
Guzmán, una herencia muy considerable. Los dos herederos, aún muy jóvenes,
quedaron bajo la tutela de su madre que administró el patrimonio de su difunto
esposo y gobernó sus señoríos hasta el año 1410 y 1411 en que ambos hermanos,
ya mayores de edad, se repartieron la mitad de las posesiones del Mariscal
Herrera y dos años después, ya fallecida la madre, la totalidad de la herencia.
Pedro
Núñez de Herrera se convierte de esta forma en segundo señor de Pedraza de la
Sierra y hereda a su vez un patrimonio muy disperso que incluía las villas y
lugares extremeños de Arroyo del Puerco, Serrejón, La Oliva y Santa María de la
Ribera, entre otros muchos espacios. En el inventario correspondiente a Arroyo
se decía que se le entregaba con “sus
palacios y unas casas y una bodega en la plaza, cinco viñas y 1.200 ovejas”.
En este documento que se custodia el Archivo Ducal de Frías en Montemayor
(Córdoba) y que está fechado en 1410, también refiere todo el mobiliario de los
palacios arroyanos, pero en absoluto menciona ni Casa Fuerte ni castillo
alguno, evidencia palmaria de que aún no se había construido. Son los años de
un nuevo monarca, Juan II de Castilla, que había accedido al trono a la muerte
de su padre Enrique III en 1406 y siendo nada más que un niño, por lo que hasta
1419 los destinos de Castilla estuvieron en manos del regente Fernando de
Antequera.
Pedro
de Herrera que siguió a las órdenes del nuevo monarca no amplió de manera
sustancial la herencia de su padre, aunque como él, logró contraer en 1415 un
excelente matrimonio con la hija del almirante Alonso Enríquez, una joven
llamada Blanca Enríquez con la que llegó a tener 6 hijos, García, Luis, María,
Elvira, Juana y Catalina. Pedro de Herrera falleció en 1430 cuando aún sus
vástagos eran todos muy jóvenes. Como en la anterior ocasión, su viuda, Blanca,
y hasta que fueran mayores de edad, se hizo cargo de toda su herencia.
La
tutela sobre el primogénito, García de Herrera duró hasta el año 1439, fecha en
la que tomó posesión de los señoríos del linaje y la misma fecha en la que se
pactó otro excelente matrimonio. En este caso García de Herrera, tercer señor
de la villa de Arroyo del Puerco, casará con María Niño, hija de Pedro Niño que
era conde de Buelna (un linaje de reciente creación por el rey Juan II). De la
misma forma, una de sus hermanas, María de Herrera también casó con Enrique
Niño, que era el primogénito del conde. Es decir, hermano y hermana Herrera
casados con hermana y hermano Buelna.
Este
tercer Herrera, a diferencia de su padre Pedro de Herrera, sí consiguió ampliar
sustancialmente el patrimonio que había heredado de sus antepasados; no
obstante, el linaje familiar no estaba completamente consolidado porque García
de Herrera no conseguía, a pesar de los muchos años que llevaba casado, tener
hijos varones con María Niño. La heredera del linaje era una hembra, Blanca de
Herrera. Su padre, para conservar en lo posible su apellido y todo su señorío
necesitaba un noble poderoso para que gobernase y defendiese sus dominios
cuando él faltase.
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Bernardino Fernández de Velasco (Geneal.net) |
Cuando
el patrimonio en la Edad Media era amplio el pretendiente no tardaba en
aparecer, y ello fue lo que sucedió. En este caso, se trataba de Bernardino
Fernández de Velasco, primogénito del conde de Haro y heredero de una de las
familias más poderosas del reino de Castilla. Las capitulaciones matrimoniales
se firmaron en 1472 y Blanca llevaría como dote familiar un millón de
maravedíes y la promesa de heredar todos los señoríos de su padre. Aunque el
matrimonio podía significar la desaparición de su linaje, García de Herrera
podía sentirse satisfecho, su yerno era el mejor partido de la Corona
castellana, con enormes posesiones territoriales entre Burgos y Cantabria, y
muy ligado su nombre a la más alta nobleza del reino que ahora se encontraba en
manos de Enrique IV.
García de Herrera falleció en 1483 y dos años
después su esposa María Niño. Ya en el año de la muerte de su padre, Blanca
entregó el poder a su esposo para que tomara la posesión en su nombre de los
dominios de su padre entre los que se encontraba “la fortaleza de Arroyo del
Puerco que se construyó durante su matrimonio”; es decir entre 1439 y 1483. O
lo que es lo mismo, mediados del siglo XV, que es cuando realmente se construyó
la Casa Fuerte de Herrera, nuestro castillo. El testamento de María Niño,
esposa de García de Herrera y que se custodia en el Archivo Ducal de Frías no
deja lugar a ninguna duda: “Yten dexo en
mis bienes y herencia e posesión la meytad de todas las labores de la fortaleza
de Arroyo el Puerco, la qual mi señor García de Herrera e yo fezimos desde el
comienzo durante el dicho matrimonio entre él y mí”.
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Castillo |
A partir
de ese instante se inició el señorío de Bernardino Fernández de Velasco y la
enfermiza Blanca de Herrera, que muy pronto entregó el gobierno y la total
administración de sus villas a su esposo. Posteriormente se produjo el
nacimiento de otra Herrera, la muerte de su madre Blanca, un nuevo matrimonio
de Bernardino, en este caso nada menos que con una hija del rey Católico,
Fernando, la ligazón a los Benavente, el abandono y ruina del castillo, y su
conversión desde principios del XIX, no desde mediados, como cementerio de la
población. Aunque todo ello, y como siempre señalamos, ya sería una nueva e
interesante historia.
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Castillo. Familia Tejeda |
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Castillo de noche (APyF) |
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Entrada actual al Castillo (APyF) |
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Vista actual del Castillo (APyF) |
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"El gigante desdentado". Grajuela y Castillo (APyF) |