Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz
Todavía
recuerdo con total nitidez cuando comencé a trabajar como profesor Agregado de
Bachillerato, entonces no existía la ESO. Era el año 1988 y aquel puesto me
llevó hasta Castilla la Mancha, concretamente Cuenca. Era uno muy joven,
acababa de finalizar mi servicio militar, y me incorporaba a un instituto donde
la mayor parte del profesorado no llegaba, salvo excepciones, a los 30 años. En
las presentaciones de rigor del primer día, una de las preguntas básicas que
nos realizábamos era la procedencia de cada uno de nosotros. De Arroyo de la
Luz, en la provincia de Cáceres, comenté con naturalidad, y como yo era de
Historia, completé a algunos compañeros nuestro bien más preciado, “donde se encuentra
ubicado el mejor y más importante retablo del Divino Morales”, dije con orgullo,
como siempre he realizado durante toda mi vida profesional. La respuesta de un
colega, que no decía mucho sobre él, me sorprendió, “no conozco ese retablo, yo
lo que conozco de tu pueblo son los Muebles Niso, allí compró mi hermana todos
los enseres cuando se casó”. Luego supe que eran de un pueblo de Badajoz.
Y es
que a la altura de los años ochenta del siglo pasado, Muebles Niso era ya un
Centro Internacional del Mueble, como rezaba la propaganda que insistentemente
hemos escuchado durante todos estos años, y uno de las referencias
empresariales más importantes no solo de nuestra localidad, sino también de
toda Extremadura. Efectivamente, el dueño fundador de esta firma ha obtenido a
lo largo de su carrera profesional diversos reconocimientos entre el colectivo
empresarial de nuestra región. Una marca de elaboración y venta de muebles que
nació y se desarrolló casi de manera autodidacta y familiar, con muchísimo
esfuerzo personal, y en unos años en el que el trabajo manual era muy apreciado
y valorado por la sociedad. Una empresa que actualmente diversificada entre sus
dos hijas tiene la garantía de continuidad en el tiempo tanto en nuestro pueblo,
Muebles Niso, como en Cáceres a través de los conocidos Muebles Príncipe, en la
actualidad integrados en la cadena de Muebles Rey, y Muebles Beatriz, hoy día
Tuco, una tienda también adscrita a una cadena con más de 100 establecimientos
a nivel nacional.
Miguel
Niso Jiménez es uno de esos arroyanos que han dejado huella en la localidad, y
que es reconocido por todo el pueblo gracias a una exitosa trayectoria
profesional y con una perfecta adaptación a las distintas etapas de su ya
dilatada existencia. Nació Miguel Niso el 29 de julio de 1930, apellido
familiar que proviene de la cercana población de Brozas. Gran parte de su
familia siempre estuvo ligada a la carpintería y ebanistería. Su padre, Doroteo
Niso Gibello, por ejemplo, aprendió el oficio de “aperador” de carros con
Medardo Cervera Romariz en las primeras décadas del siglo XX, cuando el futuro
alcalde de la población tenía su taller en calle La Parra, y antes de ser
desposeído de todos sus bienes.
Como
sucedía con la mayor parte de los niños de aquellos años y que provenían de
familias no excesivamente pudientes, pocos fueron los cursos en los que permaneció
en la escuela arroyana. Recibió enseñanzas, no obstante, en la escuela en la
calle de Germán Petit, hoy desaparecida, también en la del colegio en San Sebastián
y especialmente con don Guillermo en la escuela de la plaza, lo que hoy día es
la Oficina de Turismo.
Cuando
era solo un adolescente ya estaba instruyéndose en el oficio con su tío
Alberico Jiménez que tenía un pequeño taller familiar en la calle Camberos.
Allí aprendió las primeras nociones de carpintería y ebanistería, y ayudando en
la elaboración de todo tipo de muebles, “ya no se elaboran los muebles con esa
calidad”, nos recuerda con nostalgia. También aprendió con su tío a confeccionar
cajas funerarias, tanto oscuras para los adultos, como blancas para los
“dindanes”, estas últimas tan habituales de aquellos años con elevadas tasas de
mortalidad infantil en nuestra población. Una ligazón con el mundo de la
funeraria que le llevó junto con otro empresario arroyano a montar el primer y
único tanatorio que tiene nuestro pueblo, aunque ello sucedió muchos años más tarde.
En la escuela de Arte y Oficio de Toledo |
Con
los conocimientos adquiridos de carpintería Miguel Niso, como todos los jóvenes
que entraban en quinta, tuvo que marchar a Toledo para realizar el servicio
militar. Allí siguió cultivándose en la profesión cuando tuvo que realizar
numerosos muebles para los oficiales del cuartel donde estaba destinado. Por
otro lado, y aprovechando su estancia en la ciudad imperial quiso mejorar sus
conocimientos en la profesión, por lo que durante el curso 1952/53 se matriculó
en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, una institución dependiente del
Distrito Universitario de Madrid. Con los nuevos conocimientos logrados en este
colegio regresó a su pueblo, pero muy pronto observó que había poco trabajo. Fue
en ese instante cuando decidió marchar a Madrid para trabajar durante aproximadamente
un año en un taller de ebanistería en la calle del teniente coronel Noreña, por
la actual zona de Legazpi.
Servicio militar |
En Madrid con amigos |
A
pesar de lo bien considerado que llegó a estar en este taller madrileño, del
que llegó a ser el “encargado”, por diversas causas, entre las que se
encontraba un noviazgo incipiente en su pueblo con la joven arroyana Beatriz
Boyero González, decidió desandar el camino andado volviendo a su pueblo para
montar su propio negocio en la calle Santa Ana 1ª nº 33, hoy denominada de los
Hermanos Caba. Aquí siguió adquiriendo nuevas enseñanzas cuando se matriculó a
distancia en el Centro de Estudios CEAC de Barcelona, y tomando como aprendices
a otros carpinteros, “la mayor parte de los actuales ebanistas y carpinteros
arroyanos han trabajado en mi taller”, dirá con orgullo. De este taller
comenzaron a salir artesas, lavaderos, mesas camillas, mesillas y ataúdes. En
paralelo al crecimiento de lo que era un taller en incipiente expansión, el
noviazgo con la joven Beatriz llegó a buen puerto, tan fue así que en 1958, en
la iglesia de la Asunción, y bendecidos por el párroco Don Vicente Castro
Barrio, se produjo el enlace matrimonial.
Día de la boda |
Con sus tres hijos. Año 1969 |
El
primer domicilio del nuevo matrimonio estuvo en la calle Florencio García
Rubio, aunque el protagonista nos la describe como “Las Postas”, que era
efectivamente el nombre que siempre tuvo esta pequeña plazuela de la localidad.
Poco después comenzaron a llegar los hijos, Maxi que nació en septiembre de
1959, Miguel que lo hizo en junio de 1962, y la benjamina de la familia, Teresa,
que lo hizo en octubre de 1966. Fueron años de intenso trabajo en el taller de
Santa Ana, pero también época de una constante emigración de arroyanos a otras
regiones españolas. Esta situación provocó, con la finalidad de no disminuir la
carga de trabajo, que el empresario saliese con su motocicleta, una “Montesa” a
solicitar distintos pedidos más allá de Arroyo; es decir, encargos de trabajo,
por otras poblaciones. Miguel se trasladó por Navas del Madroño, Brozas,
Aliseda e incluso llegó hasta Valencia de Alcántara.
Furgoneta. Día de San Cristóbal |
Que
el modelo de taller fue todo un éxito no tardó en demostrarse de manera
fehaciente, muy pronto trasladó toda su maquinaria a un nuevo taller en la
calle Regajal, en la zona del actual autoservicio Día. También adquirió para el
traslado de los muebles una emblemática furgoneta, ya histórica, y bendecida un
día de San Cristóbal. Por otro lado, consiguió abrir, en los primeros años de
la década de los setenta, una magnífica exposición de muebles en plena Plaza de
José Antonio Primo de Rivera, que era como entonces se conocía a la actual
Plaza de la Constitución. La tienda, con la vivienda familiar en la parte
superior y adquirida a un médico llamado Don Francisco, dio un salto
cualitativo muy importante a la localidad en materia de negocios. Pero lo más
significativo para Arroyo fue que la plaza se llenaba de mayor vida de la que
ya tenía, que era mucha, y muy variada (qué diferencia con la actual).
De Chatos con amigos |
Tienda en la Plaza de la Constitución |
Una
tienda con un escaparate gigante que el personal miraba, admiraba y algunos,
incluso, envidiaban. Fueron años, incluso, de anónimos hacia su familia que
colocados estratégicamente en diversos puntos de la población amenazaban al que
ya era un empresario de éxito. Nada de ello impidió que se convirtiera en un
industrial integrado en la vida de la localidad, como uno de sus más
importantes “mecenas” de las fiestas del pueblo como el Día de la Luz, que
disfrutase con sus muchas amistades de los distintos bares en la población, que
acudiese al baile del Moyano donde tocaba el bombo, o que llegase a tener en su
plantilla a unos cuarenta trabajadores.
Salón de baile El Moyano |
Mecenas. Día de la Luz |
La
exposición de la plaza estuvo operativa en ese mismo espacio hasta el año 1980,
momento en que la Caja de Ahorros de Cáceres, decidida a cambiar su ubicación
desde la calle Luis Chaves, compró la totalidad del edificio para ubicar allí su
establecimiento bancario. Miguel Niso obtuvo excelentes plusvalías con esta
venta, y no le importó al empresario perder esta ubicación de unos 500 metros
cuadrados porque ese mismo año inauguró lo que iba a ser el emblema y el buque
insignia de la firma Niso, una enorme exposición de muebles de más de 14.000
metros cuadrados, un “Centro Internacional del Mueble” perfectamente situado a
la entrada de la localidad con el que se lograba una mayor recepción y salida
de productos para unos camiones cada vez de mayores dimensiones.
Durante
la década de los ochenta, la empresa con la ayuda de su mujer, hijos y de todos
sus empleados siguió creciendo en capacidad económica y en apertura de
mercados, prácticamente por toda España. No obstante, no todo lo que sucedió
fueron alegrías en la familia Niso-Boyero durante estos años. Desgraciadamente,
esta década también fue terrible en lo estrictamente familiar, una gravísima
enfermedad del único hijo varón de Miguel y Beatriz provocó su muerte cuando
éste no era nada más que un joven de 25 años. Una experiencia dramática que,
como no podía ser de otra forma, sumió en la tristeza más absoluta no solo a su
familia directa, sino a todos los que llegamos a conocerle.
Superado,
que nunca olvidado este cruel trance, la familia continuó con su expansión
comercial más allá de las estrictas fronteras locales con la inauguración de
nuevas tiendas de exposición. De esta forma, en 1994 abrió en el casco urbano
de Cáceres una nueva exposición de 5.000 metros cuadrados, Muebles Príncipe,
que hoy regenta su hija mayor Maxi con su esposo Luis Javato, y cinco años más
tarde, en 1999 una tercera a la que llamaron Muebles y Decoración Beatriz. Esta
última de muebles más funcionales y que ubicaron en el polígono industrial de
las Capellanías de Cáceres, hoy Muebles Tuco, local dirigido por su otra hija
Teresa.
También
debemos poner en valor que el intenso trabajo de este empresario ha sido objeto
de reconocimiento en diversas ocasiones a lo largo de su vida. El último de
ellos se ha producido en la gala de los Premios Empresario Extremeño del año
2012 en la plaza de San Jorge de Cáceres, cuando le fue otorgado el galardón a
la “Mejor Pyme” en su XVII Edición. Un reconocimiento empresarial que en su
nombre recibió uno de sus nietos, Luis Javato Niso, un premio que fue entregado
de manos del director editorial del Grupo Zeta, Miguel Ángel Liso.
Mejor Pyme (Periódico Extremadura) |
En
resumen, Miguel Niso Jiménez, un arroyano con toda una vida de esfuerzo,
trabajo y sacrificio que como él mismo reconoce en una escueta frase, “ha
merecido la pena”.
Exposición principal |
Un excelente, práctico y curioso artículo, que nos sitúa en la vida de un gran empresario del mueble. Miguel Niso. Grande Javier y grande el empresario.
ResponderEliminarUn abrazo
Eladio Sanjuán
Gracias querido poeta. Seguimos descubriendo nuestra historia y la de aquellos que la hicieron posible.
EliminarUn abrazo.
Francisco Javier García Carrero