Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz
Cuando
Pascual Madoz Ibáñez, un ministro navarro de Hacienda liberal-progresista, y
artífice de la famosa desamortización que lleva su nombre, describió las
particularidades económicas de Arroyo del Puerco a mediados del siglo XIX, un
estudio que transcribió en su monumental “Diccionario
estadístico e histórico de España y sus posesiones de ultramar”, no atisbó
en ningún instante fábrica alguna que elaborara chocolate en nuestra localidad.
De cualquier forma, y a diferencia de la actualidad, disponíamos por entonces de
un buen número de fábricas (unas 60 de alfarería de loza basta, varias de
telares de lienzos y paños, otra de jabón blando, 2 de aceite, 17 fábricas de
harina e incluso un lavadero de lanas, el de San Miguel), pero ninguna todavía
se dedicaba en esa fecha a la obtención de un producto que tendrá un enorme
éxito entre nuestros antepasados desde los últimos años del siglo XIX y hasta
la actualidad: el chocolate.
No
hace tantas semanas la profesora Asociada del Departamento de Humanidades de la
Universidad Cardenal Herrera, Ana Vega Pérez de Arlucea, nos contaba en la
sección de cultura y sociedad del Diario
Hoy, una historia muy curiosa e interesante, la de Matías López, un español
de familia humilde que gracias al negocio del chocolate logró amasar una gran
fortuna y que llegó, además, a ser nombrado senador vitalicio del reino de
España por el monarca Alfonso XII, aunque ella en su artículo periodístico por
error creyó que había sido Alfonso XIII y así lo señaló. En Arroyo, sin llegar
a tener nunca un empresario que llegara a ese estatus social, también hemos
tenido a lo largo de los últimos 130 años diversas empresas e importantes
fábricas que se dedicaron con enorme éxito, algunas de ellas, a la elaboración
de este manjar, y es que resulta más que evidente que Arroyo, ya fuese del
Puerco o de la Luz, siempre ha sido un pueblo muy goloso (me incluyo, y mucho).
Bien
es cierto que, aunque fuimos los españoles, una gran parte de ellos extremeños,
los primeros europeos que pudimos degustar en las “Indias” aquel maravilloso
producto, no lo es menos que tardamos muchos años en difundirlo en nuestro
continente para que el chocolate se identificara plenamente con nuestro país.
Tuvieron que ser ingleses y holandeses los que nos abrieran los ojos en los
primeros años del siglo XIX para que este producto, unas décadas más tarde,
fuese una realidad en la mayor parte de las regiones españolas.
chocolate en las Candelas |
El
chocolate durante todo el siglo XIX y los primeros años del XX siempre fue
considerado como bebida y ha permanecido con ese concepto, aunque ya no
exclusivamente, hasta la actualidad. Por eso, desde el primer instante en que
en nuestra localidad aparecieron las primeras fábricas, todas ellas tuvieron
una gran popularidad y aceptación, al igual que sucedía en el resto de España y
tanto, o más, como el té significaba para los ingleses. El café, en cambio, ha
sido una costumbre culinaria mucho más tardía, ya en pleno siglo XX,
fundamentalmente después de la Guerra Civil.
Chocolates Cirilo |
Que
el nuevo producto que comenzaba a consumirse de manera asidua en España podría
convertirse en un negocio floreciente fue vislumbrado por nuestros antepasados
desde los últimos años del siglo XIX y primera década del XX. Dos serán las
fábricas que muy pronto comenzaron a elaborar durante aquellos años este
exquisito producto en nuestra población. Por una parte, el que se difundía como
“El mejor chocolate que se conoce”,
el de Cirilo H. Herrera, que en su propaganda nos apremiaba a que lo pidiéramos
en todas partes gracias a su excelente gusto y sabor. Por otro lado, además del
anterior, y fundada unos años más tarde que la de Cirilo, se encontraba la “Fábrica de Chocolates de Lorenzo Tomé”,
que indicaba en su reclamo más llamativo para toda la provincia de Cáceres que
su producto era elaborado “a brazo”;
o lo que era lo mismo, de forma tradicional y molido por consiguiente a mano. Y
es que cuando durante estos años se difundía que el chocolate era “elaborado a brazo” estábamos ante una
indicación o símbolo de calidad culinaria.
Chocolates Tomé |
Chocolates Los Cinco Duros |
En
los primeros años del siglo XX, la empresa de Cirilo, imaginamos que por
jubilación o defunción del empresario, comienza a estar regentada por su hija,
nueva fábrica de chocolate que bautiza como la de “Los Cinco Duros”. Un chocolate que también se señalaba como “elaborado a brazo” por Pablo Jiménez
Gallego. No fueron muchos años los que esta fábrica estuvo en activo porque en
1909 ya tenemos detectada una nueva firma comercial en la localidad, una
empresa que llegó de alguna forma para sustituirla, la Fábrica de Chocolates de Braulio Arroyo Magdaleno. Nueva compañía
que se publicitaba en la prensa regional como la sucesora del magnífico
chocolate que anteriormente había puesto en el mercado Cirilo Herrera. Esta
fábrica estaba ubicada en la calle Larga nº 3; es decir, donde hoy residen
María del Carmen, Ángel Luis e Isabel Bañegil Vaquero. Dentro de su producción
este empresario, Braulio Arroyo Magdaleno, patentó una marca muy concreta en su
producto, la de los “Cinco Duros”,
mismo nombre que le había puesto a la empresa la hija de Cirilo, un lema que
difundió entre los extremeños en general y arroyanos en particular con cierto
éxito, asegurándoles, además, que si querían almorzar bien pidiesen siempre esa
marca concreta de sus chocolates.
Braulio chocolates |
Calle Larga 3 (Fábrica de Chocolate de Braulio) |
Braulio. Almorzar bien. |
A
partir de la segunda década del siglo XX a las anteriores empresas les
sustituirán dos firmas comerciales que tuvieron un gran éxito con todos sus
productos. Efectivamente, a lo largo de la década de los veinte y de los
treinta del siglo pasado, hasta finalizada la guerra civil, serán Rogelio
Grados y Pedro Caballero Guzmán los que llevaron la elaboración del chocolate
arroyano a cotas mucho más elevadas, y eso que ninguno de los dos tuvo a este
producto como su única fuente de trabajo. Ambos, además de poseer una fábrica
donde elaboraban un magnífico chocolate, reconocido mucho más allá de las
estrictas fronteras locales, también disponían de otros negocios.
Concretamente, Rogelio Grados, que fue uno de los primeros empresarios en
poseer teléfono particular, se dedicaba a la compra-venta de cereales y Pedro Caballero
Guzmán también regentaba una tienda donde vendía tejidos, paquetería y
coloniales.
Chocolates Virgen de la Luz (Pedro Caballero Guzmán) |
Chocolates R. Grados. Arroyo |
Durante
varios años estos dos empresarios mantuvieron una sana y constante disputa por
elaborar el mejor chocolate de Arroyo, los dos utilizaron presentaciones cada
vez más llamativas y atrayentes para el público. Ambos emplearon para sus
mejores productos un formato semejante con diseños de cartelería troquelada muy
sugestiva para los posibles compradores. Rogelio Grados daba a conocer su
mercancía con su propio nombre (con marca registrada), pero Pedro Caballero
Guzmán bautizó a sus excelentes elaboraciones con el calificativo de Chocolates La Virgen de la Luz. Este
segundo empresario tenía su fábrica en calle Ronda nº 46 y el despacho con la
oficina se encontraba en la calle Albuera 2ª en el número 2. Ambos utilizaron
materias primas de gran calidad, Rogelio, por ejemplo, compraba a un importador
de Santander el cacao “Caracas Irapa”,
un producto que llegaba desde la zona cacaotera del estado de Sucre (Venezuela)
y que retiraba en la estación Arroyo-Malpartida. Este cacao le permitía afirmar
que los chocolates de Rogelio Grados “son
muy ricos y por su pureza y buen gusto son los más solicitados en toda
Extremadura”, y no le faltaba razón.
Rogelio Grados. Marca Registrada |
Finalizada
la guerra civil, nuevas empresas vinieron a tomar el testigo de las anteriores,
y mucho más porque la de Pedro Caballero Guzmán tuvo graves problemas con las
nuevas autoridades del país ya que su administrativo y mano derecha del
empresario, Celestino López Sánchez, que aunque no era arroyano de nacimiento,
es uno de los muchos paisanos que también conocieron las cárceles franquistas,
aunque esto, obviamente, es una historia completamente diferente y alejada del
artículo que estamos presentando.
La Competidora. Fábrica de Chocolates |
De
esta forma, muy pronto aparecerá una nueva empresa chocolatera en la población,
la “Fábrica de Chocolates de la viuda de
Sixto Muro”, una empresa que se encontraba situada desde los primeros años
cuarenta del siglo XX en la calle San Antón nº 25, y cuando Arroyo ya era de la
Luz. A esta empresa le sustituirá la de Juan Muro Tejado que fue el sucesor de
la anterior propietaria, y que bautizó a su nueva y gran fábrica como “La Competidora”, una firma chocolatera
de gran éxito en Arroyo en la que desde la década de los sesenta el representante
encargado de las ventas fue otro de los empresarios de gran éxito en la
localidad, José Bañegil.
Isabel Macía |
Luego llegarían las pequeñas empresas locales, aquellas que comenzaron a renovar y ampliar los productos a la venta. Aunque la base de muchos de sus apetitosas presentaciones llevaba el chocolate como elemento base, todo se diversificó mucho más. Son los comercios-pastelerías de los de mi generación y posteriores. Empresas que vendían generalmente al por menor y que elaboraban en la trastienda de ese mismo espacio físico. Son los años de la Dulcería, Bombonería y Repostería de Isabel Macía, que se publicitaba como “única en su clase” y ubicada en la calle Luis Chaves nº 27 (sublimes sus mangas gitanas). También estaba en la plaza del pueblo el establecimiento de la señora Mercedes y sus hermanas, Pastelería San José quienes elaboraban unas “bambas” inigualables; o la Pastelería Rafael, recientemente cerrada por jubilación y que se encontraba en la calle Virgen de la Luz.
Fueron
los años en los que los niños y adolescentes salían a las calles de la localidad
para jugar con sus amigos después de las clases de la tarde, porque entonces
teníamos clases después de la comida, la época de merienda nacional después de
las privaciones de décadas anteriores. En pantalones cortos salíamos con un
balón debajo del brazo y en la otra un bocadillo de pan al que se acompañaba un
trozo de chocolate, en muchas ocasiones de Nogueroles,
una marca que se vendía como el “mejor de
los mejores”, chocolate de ámbito nacional pero que también tuvo sucursal y
gran aceptación entre nuestros convecinos.
Nogueroles |
En
definitiva, las fábricas y tiendas de chocolate, un modelo de empresas que
siempre gozaron de gran vitalidad en Arroyo del Puerco-de la Luz. Negocios que
en la actualidad también logran saciar ese “alma golosa” que el arroyano
siempre tuvo, tal y como hemos visto a lo largo de este artículo. Empresas como
la Pastelería-Dulcería Santa Ana en el número 16 de la misma calle; o la
Dulcería Artesana Pastelería Beatriz, en la calle Castañeda nº 10; El Horno de
Isabel, en la calle Valencia nº 34; el Horno de Dulces Artesanos de Marisa en
la calle Barrial de Santa Ana; la Panadería Arroyana en San Pedro de Alcántara
o el negocio de Dulce Tentación en la misma calle que la anterior. Todas ellas,
aunque te vendan muchas otras delicias con distintos ingredientes, el chocolate
nunca faltará en sus muchas exquisiteces.
Chocolates. Diario hoy. Octubre 2018 |
Tarta de Dulce Tentación |
Magnífico y gran recuerdo.Novedoso articulo este, Francisco Javier, lástima que la competencia y la proliferacion de fábricas más patentes a nivel Nacional fueran haciendo disminuir la fabricación en nuestro querido Arroyo.
ResponderEliminarOjalá en la actualidad hubiera más emprendedores para el progreso laboral de la localidad.
Si no fuera de chocolate (porque ya lo tienen las dulcerias arroyanas y en grandes combinaciones riquísimas)si no
bien podría ser de corcho u otro negocio.
Echamos de menos a pequeños y grandes emprendedores en Arroyo.
Que me parece que nos quedamos sin negocios.
Repito, excelente e interesante articulo,FJ.García Carrero.
Gracias por tu trabajo.
Un abrazo.
#Eladio
Muchas gracias Eladio por tu comentario. La verdad es que, al margen del tono festivo que en algunos párrafos he querido introducir, el artículo me parece muy triste. Si comparamos el Arroyo de mediados del siglo XIX, o el de la primera mitad del siglo XX, con el actual, todo nos parece actualmente un erial. Y eso es una pena. Con este artículo algunos conocerán, por primera vez, la cantidad de fábricas que existieron en el pueblo de los más variados productos, y por supuesto, la cantidad de maestros chocolateros que hicieron fortuna en el pueblo. En fin, que realicemos votos para que muy pronto el pueblo pueda tomar otro aire que nos recuerde a lo que un día fue. Un abrazo y muchas gracias otra vez. Saludos cordiales.
ResponderEliminarFrancisco Javier García Carrero
Buenas tardes. Soy Gloria Muro Moreno, hija de Juan Muro Tejado, y quería darle las gracias por el artículo, me ha emocionado mucho leer el nombre de mi abuelo y de mi padre y me ha traído a la mente muchos recuerdos de mi niñez cuando mi padre elaboraba aquel rico chocolate en la "Plazuela de la Unión" y yo llevaba a mis compañeras de la escuela para vieran la fábrica y disfrutarán de aquella maravilla. Muchas gracias otra vez
ResponderEliminarBuenas noches Gloria. Para mí ha sido un placer poder escribir este artículo. Es otra de esas historias que nunca se habían contado y que había que referir. La verdad es que son tantas, que no sé si podré hacerlas todas. Y, efectivamente, aunque yo no recuerdo ese magnífico chocolate, sé por los que lo probaron que era exquisito. Gracias a ti por leer este trocito de historia arroyana. Ahí quedará ya para siempre. Un abrazo. Francisco Javier García Carrero (Cronista Oficial de Arroyo de la Luz).
EliminarGracias otra vez Francisco, ha sido un placer hablar contigo. Suelo leer los artículos que escribes y todos me han gustado mucho, nos haces volver al pasado y recordar nuestra niñez, por eso cuando vi el reconocimiento que le hacías en tu escrito a las fábricas de chocolate, incluida la de mi padre, me hizo tanta ilusión. Sigue escribiendo así y emocionándonos a todos con tus relatos. Un abrazo
EliminarMuchas gracias. Mi padre y mi madre, mi abuelo y mi abuela han nacido en Arroyo de la Luz .Me han hablado de la chocolatería de Juan Muro ,pues mi padre era amigo personal de este gran señor ,que yo tuve la fortuna de conocer
ResponderEliminarMe contaba mi padre que de chico iba a la fábrica de Juan Muro y comía las almendras que tenía y de vez en cuando Juan le gastaba alguna broma dándole una semilla de cacao dónde sale el chocolate, que natural es muy amargoso o para que no le quitarán las almendrillas cuando él se daba la vuelta .
MUchas gracias por tu artículo ,a mis padres le han encantado
Muchas gracias por tu comentario, perdón por el retraso en responder, pero no lo había visto hasta hoy. Saludos cordiales.
EliminarJavier