Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz
Desde
hace unos años, y debido a las redes sociales que facilitan la “búsqueda” de
amigos y compañeros que creíamos casi “desaparecidos”, y siempre con una gran
dosis de nostalgia, gracias a los muchos años que ya todos vamos teniendo, se
ha puesto de moda la reunión de nacidos en un año concreto. De esta forma, ya
hemos visto varias de estas reuniones de convecinos que nacieron en 1966,
probablemente los pioneros en Arroyo, también se han reunido los del año 1969,
1972 y alguna que otra generación más. Además me consta que no será la última
vez que este tipo de actos se celebren en la localidad.
Chicas del 63 |
Fue
así como el pasado 27 de julio, una de las generaciones más sobresalientes que
ha dado el pueblo (léase con una sonrisa), la de los nacidos en 1963, se
reunieron en una jornada que resultó enormemente grata para todos los que
pudieron disfrutar de aquella alegría. Una fiesta perfectamente organizada
desde bastante tiempo atrás y en la que han sido claves Carmen Molano y Feliciana
Cabeza. No pude estar de manera presencial en la comida y en el “fiestorro”
posterior, pero si estuve de manera “espiritual” y muy al tanto de todo lo que
allí se “coció”. Por eso el artículo mensual de APyF del mes de agosto quería
dedicarlo a todos y cada uno de aquellos que nacimos en un año maravilloso,
1963, y tratando de referir algunas de las noticias y hechos destacados que
tuvieron lugar en Arroyo, nuestro querido pueblo, en lo que hemos titulado como
“un año de nuestra historia”, el primero de toda una vida.
Cuando
vinimos a este mundo, Arroyo de la Luz era todavía una de las principales
poblaciones de la provincia cacereña. Los casi 9.000 habitantes que todavía
conservaba la localidad así lo atestiguaban. El año 1963 fue el inicio de la
apertura exterior, que aunque todavía no éramos conscientes fue el inicio de un
movimiento social que luego tendría muchos adeptos, el movimiento “Ye yes”,
aunque en el pueblo fueron más conocidos como los “melenudos”, “peluchos” o
“greñas”. Este año está también considerado como uno de los periodos centrales
de la generación del “Baby Boom”, aquellos que en pocos años comenzaremos a
engrosar la lista de “jubilados”. Aquel 1963 vinimos al mundo 163 preciosos
bebés, una cifra impensable 56 años más tarde en Arroyo, unos años que son los
que ya todos tenemos o estamos a punto de cumplir (incluso algunos los
cumplieron aquel mismo día, Toñi y Fidel).
Don Félix Sánchez, don José Cordovés y don Ciriaco Fuentes. |
De
ellos, 90 nos bautizamos, poco después de nacer ya que entonces era lo
habitual, en la parroquia de la Asunción con don Ciriaco Fuentes; 31 lo
hicieron en San Antón con don José Cordovés; y otros 42 recibieron el agua
sagrada en San Sebastián con don Félix Sánchez. No obstante, este último párroco
se marchó ese mismo verano a Alemania por lo que los nacidos a partir del mes
de junio fueron bautizados por un párroco que llegó para sustituirle, aunque
algunas madres optaron por que el bautismo lo hicieran en la parroquia de la
Asunción.
Al
igual que había hecho don Félix Sánchez, resultaba evidente que la emigración
arroyana comenzaba a hacer estragos entre nuestras familias. Muchos fueron los
que se marcharon a otras regiones españolas e incluso a otros países como
Francia, Alemania o Suiza. A pesar de lo anterior, las posibilidades de que
siguieran naciendo muchos niños en Arroyo eran muy altas porque en 1963
contrajeron matrimonio nada menos que 178 arroyanos; es decir, 89 enlaces. De
ellos 26 se celebraron en San Sebastián, 47 en la Asunción y otros 16 en San
Antón. En cuanto a la mortalidad, no fue un año especialmente grave para la
localidad, 79 fueron los fallecidos en total aquel año, al margen de 8 fetos
que fueron enterrados en el cementerio civil o “huerto”, ya que no pudieron
recibir el bautismo como todos nosotros.
Julián
Olgado Macías era el regidor que estaba al frente del Ayuntamiento cuando
nacimos. Estuvo en el puesto hasta 1974 y al que todos recordamos como el
alcalde de nuestra niñez. Su nieto Ramón fue uno de los que también nacieron
aquel año. El mayordomo de la Virgen de la Luz, otra de las figuras esenciales
en aquel tiempo, era desde 1959 Ángel Collado Bravo, que había sustituido a
Florencio Bernal, “don Flore”, uno de los médicos del pueblo y al que nuestra
madre nos llevó en no pocas ocasiones a esa preciosa casa de la plaza, hoy casi
abandonada, y que tenía un olor muy característico cuando traspasabas el umbral
de la puerta.
Los
maestros y maestras de la localidad fueron muchos. Los niños, porque entonces
no existía la coeducación, recordarán a don Vicente, don Demetrio, don Eusebio
y don Juan Ramos. No fue hasta los últimos cursos de la EGB, y ya en el
instituto, cuando contactamos en la misma clase con las niñas en el piso
superior de aquel centro Luis de Morales, y todos conocimos nuevos docentes,
don Justo, don Ángel, don Manuel, que luego fue el alcalde sustituto del
anterior, don Joaquín y don Antonio. Recuerdo con perfecta nitidez a mis nuevas
amigas Flori, Maxi, Carmen Arias y especialmente a Carmen Parra como mis compañeras
de aula en esta nueva experiencia. Las niñas, en cambio, en sus primeros años
recordarán a doña Valentina o doña Jacoba, y las que estaban en el Colegio les
vendrá a la memoria especialmente la Hermana Montero, ¿quién no recuerda sus
afamados capones y su dentadura tan particular? También la Hermana Simón, quien
años después colgó los hábitos e hizo su vida de seglar; o la Hermana Rodríguez
que, según me han confirmado, les pegaba en las piernas si revisaba la altura
del uniforme y se te veían las rodillas.
Alcalde,maestros y maestras de Arroyo. |
Comercios arroyanos en 1963 |
Pero
especialmente, ¿cómo no hacer mención de todas las empresas, autónomos con sus
tiendas, bares, tabernas y pequeñas firmas, la mayoría familiares? Me vienen a
la mente los electrodomésticos de Bañegil, o la carpintería de Niso. El cine de
Solano con sus películas infantiles de los domingos por la tarde, aquel cine
“interactivo” del que ya hablamos en su momento. Los bares de Carrasco, Moyano,
Bañegil o Marciano y sus exquisitos bacalaos. También recordamos la relojería
de Alberto Palacín. La pescadería de Rufino Serrano y la frutería de Eutiquio
con su carro al que le hubiese gustado subir a alguno de nosotros.
Otros comercios arroyanos en 1963 |
¿Cómo
no inmortalizar la fábrica de hielo y de polos de “mantecado” de Pablo Pérez?
Igualmente la ferretería de Jesús Tato, donde íbamos a echar la carta de los
Reyes Magos cuando se aproximaba el día 6 de enero. Los muebles de Segundo
Sánchez; las mercerías de Santos Domínguez o Antonio Terrón Hernández. También
vienen a mi memoria las tiendas de tejido de Olegario Ferrero, Emiliano Terrón,
Víctor Reviriego y Robustiano Terrón. Los negocios de comestibles de Isidro
Pérez, o la de Mendo en la Carretera. Así mismo importantes las de Dimas
Rodríguez o la de Benito Ramos. ¿Cómo olvidar las churrerías de Evelino Leo en
la calle Carniceros? Las tiendas de ave y huevos era de Sebastián García Martín;
los almacenes de aceite de Lucio Salado y de José Lucas. Las carnicerías de
Román o de Teodoro Motino. Las panaderías de Francisco Cordero y la de Vicente
Cabezas en Castillejos 52. Los bancos, las empresas de autobuses de Magro o de
Mena para poder ir a Cáceres. El transporte de Teodoro Carrero y las distintas
dulcerías con sus exquisitos dulces arroyanos, y de las que ya hemos hablado en
otras ocasiones. La pensión de la localidad de doña Cándida en la plaza, y
tantas y tantas tiendas.
Pregón de Feria en 1963 |
En
el aspecto lúdico dos eran las celebraciones que con mayor intensidad vivíamos
en nuestra niñez, la Semana Santa con la cita del Día de la Luz que aquel año
de 1963 estuvo un tanto deslucida porque ni el Jueves ni el Viernes Santo hubo
procesiones por causa de las intensas lluvias, aunque sí fiesta de caballos y,
sobre todo, de carrozas en la que todos hemos participado en alguna que otra
ocasión. Con inusitada ilusión también celebrábamos las ferias de septiembre, aquel
año don Julián ofreció un pregón muy sentido, y que se iniciaba con una “diana
floreada”, que no sabíamos muy bien lo que era, aunque sí el lanzamiento de
cohetes, las cucañas, los fuegos artificiales, las barcas de la plaza, los
coches eléctricos y sobre todo los gigantes y cabezudos, una atracción que
especialmente a las niñas les hacían correr de lo lindo, y no porque a nosotros
los niños no nos diesen miedo, que nos daba, es que los cabezudos preferían
correr detrás de ellas.
Programa de Feria en 1963 |
Recuerdos
de toda una vida que ahora, con el paso del tiempo, cobran un sentido diferente
y maravilloso. ¡Qué lejos queda todo! ¡Cuánta nostalgia! No obstante, aunque
más mayores, el 27 de julio nos reunimos dispuestos a revivir lo pasado y
especialmente para poder compartir lo futuro y, por encima de todo, con ganas
de sumar otros 56 años, aunque quizás sean demasiados. No obstante, por pedir
que no quede.
Generación del 63 (APyF) |
Como siempre, Francisco Javier, brillante crónica.
ResponderEliminarUn gran trabajo que a muchos les habrá emocionado.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Eladio Sanjuán
Muchas gracias, poeta. Otro abrazo para ti.
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