(Por José Luis Solano Rodríguez)
Algo se ha escrito sobre el nombre de esta localidad y sus denominaciones antecedentes al que impera - Arroyo de la Luz- desde 1937. Se remontan en el tiempo, como su historia, a varios miles de años, habiendo cambiado por motivos políticos o culturales en ese transcurso según determinan los testimonios, las pruebas e incluso la leyenda, aunque no se demuestre documentalmente en algún caso y haya que apartarlo a un lado.
El primer nombre que se le atribuye hasta la fecha está anclado en la época protohistórica, prerromana, de los vetones y lusitanos, situándose esta que nos ocupa entre ambos pueblos, los primeros al norte y noreste, los segundos al oeste. Esa denominación se atribuye y fundamenta en una laja de pizarra gris azulada encontrada próxima a Arroyo fechada en su estudio por Francisco Villar y Rosa Pedrero entre 150-75 a.C. escrita en lengua lusitana con los caracteres de la letra capital romana
que debe leerse así: “Isaicid rueti puppid Carlae enetom indi na [… “
que debe leerse así: “Isaicid rueti puppid Carlae enetom indi na [… “
y que puede traducirse por:
“De esta manera reza lo que en / para Carla (está) introducido/ establecido y no […]”
¿Pudo ser Carla el nombre prerromano de ella o al menos de su río inmediato, quizás en ese tramo, que había prestado su nombre a la población ribereña, o tal vez alusivo a una divinidad fluvial a la que se dedicó una ofrenda, pudiendo indicar un santuario local en la frontera entre ambos pueblos hispanos?
Después de ese documento no tenemos, a día de hoy, ninguna otra constatación hasta la Edad Media, en el s XIII, que nos menciona a Arroyo como “del Puerco”, a partir de la ocupación leonesa en 1229 de esta zona, desde la legendaria “batalla del pozo de las matanzas” en la llamada dehesa de ese nombre, “matança”, que el de la Luz vendría después, abriéndose otra etapa con la llegada de nuevos pobladores –gallegos o portugueses, leoneses, bandidos y con otros delitos a los que se les perdonaba la pena con el asentamiento y colonización de territorios- mezclándose con los que permanecen en el lugar tras la conquista, repartiéndoles
terrenos para poder subsistir y asentarse; bastantes pruebas hay que constatan a partir de ese periodo la denominación. Pero cuenta la leyenda que anteriormente se llamó “Arroyo del Fresno” y utilizo este término porque hasta la fecha no ha aparecido escrito alguno que corrobore ese nombre con un fin de intitulación, de designación de un lugar de población en las coordenadas en que se asienta actualmente Arroyo. Bajo ella aparece un arroyo con ese nombre en documentos derivados del mandato del rey infante Enrique de Castilla en 1299 para que “se amojone y delimite un ejido para los ganados del Arroyo” que dice, literalmente: “Mojón primero en la Peña de la Cruz que está en el cauce del molino que hizo Domingo Ferrero en el arroyo del fresno y hacia arriba hasta el cadoso de los bayones y a su derecha a mojón cubierto a la lapa de la era de Miguel Picarana….”, refiriéndose a un arroyo en que habría un fresno, no a un lugar de población. Si seguimos la descripción del amojonamiento lo podríamos localizar; ahora bien, las otros topónimos que aporta, puede que ya no estén al uso, quizás sí alguna que nos sitúe: “…y a la derecha a la cabeza encima de Val de Azores y a su derecha a la fuente de Rafael Alonso, en las eras, y a la derecha al pozo de la ferrera…y por encima de la cumbre aguas vertientes hasta ell arroyo del puerco como parte con el zalezo y por la cumbre a la cabeza del crespo”. No obstante, en otra delimitación de 1436 constatado en el Libro Becerro del Archivo Municipal de Cáceres también se menciona dicho arroyo, hacia el norte, refiriendo el deslinde que “va a dar al arroyo de los términos e dende como va a dar en el arroyo de la cera e el arroyo ayuso a dar en el arroyo del fresno…partiendo con la çafrilla…e del arroyo del puerco e dende como vuelve por arroyo de los ballesteros partiendo todavía con la dicha çafrilla e con la torre de la higuera…”. Ahora bien, en los apeos de deslinde se recogen dos nombres de arroyo que dieron denominación a la villa, “del fresno”, que no se vincula a ella, y “del puerco” que si lo estuvo durante unas ocho centurias hasta que, por presiones curiles y órdagos de la alcaldía de Francisco González Toril en pleno candor del “Alzamiento Nacional” y de la andadura del nacional catolicismo, se contravino la decisión popular, emitida en referéndum en 1929, en favor que se siguiera denominando “Arroyo del Puerco”, pasando a ser de la Luz un once de diciembre de 1937, como permanece hasta la fecha, amparada la denominación en su patrona además de en un arroyo que va hacia la charca grande desde el oeste.
A día de hoy, tras trajinar con la documentación custodiada en el archivo municipal de Arroyo y con el de la ciudad matriz, Cáceres, se puede decir que no ha aparecido documento que constate la denominación “del fresno” vinculada a la villa para una fecha anterior a la conquista, sólo una noticia en documento de aclaración de sellos municipales del alcalde José Marín emitida un 9 de septiembre de 1876 en el que dice:
“…Este pueblo llevaba el nombre de Arroyo del Fresno hasta el año 1267 que el rey D Alfonso 9º de León, entre otras concesiones que hizo al pueblo por recompensa a los servicios que prestaron sus moradores contra la morisma, concedió las armas con el geroglífico del cerdo unido al tronco del fresno, en atención al carácter de fiereza y arrojo que demostraron en las batallas los arroyanos, y de que uno de ellos, jinete sobre su caballo, acometió, lanza en mano, a un cochino jabalí, a el que dio muerte junto al tronco del fresno repeliendo sus embestidas en el sitio nominado Río Pontones como a unos 250 metros de la población.
…
Arroyo del Puerco 9 Sbre 1876
El Alcalde
José Marín”
ubicado en la fachada de la Biblioteca Municipal
Este relato se cae al comprobar personajes y fechas mencionados: Alfonso IX de León vivió entre 1171 y 1230, sí conquistó Cáceres-Arroyo en abril de 1229 muriendo poco después, reinando en 1267 Alfonso X, con lo que se pueden juntar ficción y realidad acercándose más a lo primero dentro de una mentalidad gótica, historicista y nacionalista alardeando de héroes, de luchas y victorias, de fantasías heroicas…. muy al uso en esas fechas del s XIX, que la desvinculan de la historia. Así que, mientras no se demuestre lo contrario, sólo dos nombres tuvo nuestro pueblo: Arroyo del Puerco y Arroyo de la Luz y puede que, hace más de dos mil años, ostentara el de “Carla”.
Volviendo al del Puerco, se data en múltiples documentos, en escudos –a destacar los del Convento, del s XVI- y en escritos literarios que abarcan desde la Edad Media hasta el s XX, con alguna leyenda como la del verraco sobre el puente viejo del pontones, representación animal vinculada a los servicios de sus moradores y a su valor en favor de la corona castellano-leonesa y, según otros, al estar situada en el cordel utilizado por la Mesta a su paso por la localidad, elogio de esta agrupación a dichos animales, como en otros lugares del camino mesteño en la geografía hispana, escultura de la que, de cierto, nada se sabe, ni aparece en el Museo provincial de Cáceres donde se comentó por alguno, aunque bien se podría realizar una suiforme –entre cerdo y jabalí por no estar claro de que puerco se trata- y ponerla allí, que la memoria histórica hay que recuperarla para todos los hechos y cosas, siendo el “sucio animal, alegría de ricos y pobres” (A. Ponz) en la villa, sustento económico y gastronómico, además de darle nombre durante más de ocho siglos.
Escudo de Arroyo del Puerco en Convento, s. XVI |
Según las crónicas Enrique El Doliente (1379-1406) en 1402, tras rescatarlo del poder portugués y darle carácter independiente dentro de Castilla, “dio por escudo un roble cargado de frutos y un puerco al través, representando en el roble el valor y la incorruptibilidad y en el puerco los diversos y útiles servicios de sus moradores”.
Para concluir, como comenté anteriormente, se cambió el nombre a Arroyo de la Luz en 1937 y ahí está desde entonces reflejado en múltiples hechos y documentos, con el escudo siguiente:
El otro blasón, el de la Luz y la batalla de moros y cristianos en el pozo de las matanzas, vigente a la fecha, con una significación heráldica dudosa, como muestra de la “España Grande, heroica”, del Alzamiento Nacional, habida cuenta que se cambia el nombre en 1937, no refleja un paisaje arroyano –llano, frente al serrano mostrado- sembrado de cruces bajo un sol radiante, una luz cegadora sobre el infiel, con un colorido, de fondo, que muestra el rojo-gualda de la bandera nacional y el azul mariano con unos personajes de la leyenda de la España victoriosa representada en el cristiano “matamoros”, arrodillado y vencido.
Los nombres de Arroyo, fuera cual fuera el calificativo que los ha acabado por definir, siempre han estado vinculados al agua, elemento vital para toda población que ha ocupado el territorio como núcleo de asentamiento eligiendo un espacio en torno al río principal, recolector de otros menores, todos con carácter estacional entre otoño y primavera sólo embalsados en los últimos siglos para prolongar su dádiva de vida. Si pudo ser en principio, hasta ahora conocido, Carla, como nombre del torrente acuoso en sí o como divinidad fluvial, habida cuenta del culto a los elementos naturales de los pueblos prerromanos, de la que toma el nombre hasta la villa y los posteriores nombres atribuidos, ficticios o reales, seguiría con apodos de ese curso de agua en torno a elementos naturales –fresno, puerco, luz-, aunque se hubieran sacralizados como el último, un añadido según la época.
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