domingo, 13 de agosto de 2023

08.2023 EL CRONISTA. "LA LUZ DEL DIVINO: LA PIEDAD Y LA DOLOROSA"

 Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz

Nos vamos acercando a la fase final del trabajo elaborado por el profesor Antonio Jesús Pérez Toranzo y la Asociación Photones. En este caso, y consumada la tragedia con el fallecimiento y bajada de la cruz de Jesucristo, tal y como vimos en el comentario anterior publicado en el blog de Paisajes y Fiestas, analizaremos dos obras íntimamente relacionadas con la Pasión y muerte de Cristo y que el Divino trabajó una y otra vez, La Piedad y la Virgen de los Dolores.

En ambos casos la función pedagógica del arte se ve incrementado por el interés que el autor de los cuadros pondrá en lo contemplativo, meditativo y devocional. Con estas obras Morales nos narra visualmente una nueva experiencia religiosa que combina a la perfección el dolor interior de una Madre y el deterioro físico del Hijo. Y es que La Piedad junto a La Dolorosa fueron dos de los temas predilectos de Luis de Morales ya que supo plasmar como nadie el sufrimiento de Cristo y el dolor de la Virgen cuando recogió entre sus brazos al cuerpo muerto de Jesús.

La Piedad (@Museo de Bellas Artes de Bilbao


La dolorosa (@Museo Nacional del Prado)

Entre las múltiples versiones que existen sobre La Piedad, el profesor Toranzo ha elegido la que actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, un óleo sobre tabla de nogal de 72 x 50 cm y que fue realizado en el año 1568. Cuando Morales realizó esta obra ya había concluido otras versiones como por ejemplo la que tenemos en la catedral de Badajoz que está fechada entre 1553 y 1554. A pesar de estar narrando el mismo episodio evangélico, el maestro trata de introducir ciertas variantes en la disposición de las figuras siempre reducidas a la Madre y el Hijo, liberándolas casi totalmente de marcos ambientales, arquitectónicos o paisajísticos.

Sobre un fondo oscuro, sobre el que sólo se recorta el brazo vertical de la cruz del Calvario, se desarrolla esta Quinta Angustia de esquema zigzagueante en el que Cristo está reposando en el regazo materno. Modelo de Virgen de blanca toca y manto verdeazulado, un repertorio muy común en lo moraliano. Cristo, en cambio, presenta un rostro fino, barba rala y cabeza profundamente lacerada. El madero vertical sobre el que se apoyan las figuras subraya el eje de la composición e identifica, a su vez, el Calvario, la cruz de la que acaban de descender a Jesucristo. La intensidad dramática queda resaltada por las expresiones faciales y el “juego de contrarios” de rostro y ojos de Madre e Hijo, patéticos por la descripción física de los ciegos y en blanco de Cristo (Juanjo Moreno) y los activos y llenos de emoción de María (Ana Parra).

@Antonio Jesús Pérez Toranzo

En cuanto a la Mater Dolorosa (María de la Luz Cabezas), otro óleo sobre tabla pintado entre 1560 y 1570 y perteneciente a la colección del Museo del Prado, nos muestra la Virgen en soledad, de más de medio cuerpo frontal con la cabeza ligeramente vuelta y las manos entrelazadas ante el pecho. Una obra de inspiración tizianesca y análogas a las que tenemos en la catedral de Toledo, y especialmente a la magnífica que se puede visionar en el Museo del Hermitage de San Petersburgo.

@Antonio Jesús Pérez Toranzo

Las variantes entre estas Dolorosas son mínimas, aunque todas nos demuestran la creatividad del maestro, siempre de factura soberbia que transmiten el drama con gran elegancia. El mismo tipo de rostro con el mentón muy alargado, ojos verdiales de los que están a punto de brotar un par de lágrimas, realizados con finos arrastres de color cristalino. En esta cara el pintor quiere concentrar todo el dolor de una Madre ante el drama de la muerte de su Hijo en la cruz. O lo que es lo mismo, un intencionado propósito de contagiar sentimientos de devoción y patetismo al espectador de la obra.

En resumen, en cuanto a La Piedad, el profesor Pérez Toranzo realizó un trabajo digital para cambiar los tonos de las telas azuladas y el pintado sobre ella de los pliegues con la finalidad de aproximarse a los originales. También trabajó digitalmente el cuello de la Virgen y estrechando sus hombros para lograr un parecido exacto al original. De la misma forma, tuvo que esforzarse en la digitalización de las púas de la corona de espina que aparecen sobre el rostro del Señor. Una calidad expresiva que logran magníficamente el matrimonio que sirvió de modelo para esta obra (Juanjo y Ana). Y respecto a la Virgen de los Dolores, el profesor Toranzo disfrutó en el procesado de esta obra por el parecido de la modelo y su alta calidad expresiva ya que Mari Luz logra a la perfección el rostro compungido de la Madre de Dios y es fiel completamente a lo que nos quiso mostrar el Divino en su magnífica obra.

Aquí tenéis una pequeña muestra de fotos de @APyF con el Making of (cómo se hizo):



























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