(Por José Luis Solano Rodríguez)
Sí, no os quedéis perplejos, no es ninguna noticia falsa, aunque no hayáis escuchado nada en medios de información, ni redes sociales de última generación lo difundieran... El rey Felipe estuvo en Arroyo. Ahora bien, no se trata del actual monarca que aparece en las noticias de televisión o en los periódicos muchos días, no el de la Casa de Borbón, del VI de España, que estando en Cáceres el pasado 25 de febrero a inaugurar la ampliación del Museo Helga de Alvear – que no hay que perderse- no se dignó visitarnos y traer a la consorte a degustar unas coles con buche –parece que ha fallado el servicio de protocolo municipal que puede que no la haya invitado en aras de promocionar la fiesta o hermanarnos gastronómicamente-, pudiendo compararlas con el pote asturiano, bueno que lo haré yo sino un verano más; al que me refiero es al II de la Monarquía Hispánica.
Felipe II (1527-1598), de la Casa de Austria, hijo del Carlos I, biznieto de los Reyes Católicos. Intitulado rey de Castilla, León, Aragón, Navarra, Portugal, Sicilia, Cerdeña, Indias, Filipinas, Países Bajos, duque de Borgoña, Milán, de plazas africanas, señor de Vizcaya y de Molina …tuvo un Imperio en el que, se decía, nunca se ponía el sol.Había sido proclamado rey de Portugal en 1580 por la nobleza lusa, con la condición de que les respetara su independencia de Castilla y también la de sus posesiones imperiales, tras morir Sebastián I sin descendencia legítima, debiendo pelear por la corona con los partidarios –el pueblo llano- del descendiente ilegítimo de la realeza portuguesa, Antonio, prior de Crato, luego reconocido oficialmente como hijo, teniendo que derrotarlos el Gran Duque de Alba. Aquel, siguiendo la estela paterna, también tuvo un hijo bastardo que parece ser fue secuestrado por los eficientes servicios secretos del rey, para no perjudicar al monarca hispanoportugués. El monarca vino a Cáceres a entrevistarse con su amigo y consejero Obispo de Coria, Pedro García de Galarza, con el que permaneció del 9 al 12 de marzo de 1583, en su palacio –calle General Ezponda, junto a la plaza Mayor -, donde se quedó, encargándole que a ese niño que le habían entregado lo educase como a uno más de sus sobrinos, misión que parece ser cumplió, procurando que no se relacionase con nadie del país vecino y que se desvaneció no se sabe dónde. Sin oposición, Portugal permaneció junto a la corona española en la denominada Unión Ibérica hasta 1640.
Pues bien, este todopoderoso señor recaló en Arroyo del Puerco un 8 de marzo de 1583 antes de acudir a la cita al día siguiente a encomendarle el futuro del hijo del prior al Obispo, pernoctando en Arroyo en el Palacio o Casa de la Fortaleza, como también la llamaban,
residencia del mayordomo condal, propiedad del conde-duque de Benavente, Grande de España y, por tanto, considerado primo del rey, título que ostentaba en esas fechas Juan Alonso Pimentel de Herrera y Enríquez de Velasco, VIII conde y V duque de Benavente…, noble y hombre de estado bastante conectado con el monarca. Los arroyanos –unos 3000, según se deriva de los repartimientos de impuestos y del dudoso censo de la corona de Castilla de 1591, que entonces no había censos demográficos- se enterarían a toque de campana, acudiendo a otear el patio a la plaza y aprovecharse del recibimiento concejil, según consta en documentos municipales, así como, si podían, hacer alguna súplica al paso de la carroza. El soberano tuvo tiempo de administrar sus reinos desde aquí, como demuestra la documentación firmada en la villa de Arroyo el Puerco pues parte de su corte administrativa le seguía en sus desplazamientos –así consta, refrendando documentos su eficiente Secretario Antonio de Erasso- y, muy posiblemente, su intrigante de Estado Antonio Pérez del Hierro, pues el asunto se las traía. La localidad se vio envuelta en la trama y, probablemente, no sacó nada beneficioso, siguió pagando impuestos y siete años después fueron convocados los vecinos, a través de su conde-duque, a integrar un ejército de sesenta mil infantes entre piqueros y arcabuceros, eso sí, con exacciones.
…de la comisión que tienen / fecha en arroyo el Puercoa ocho de marzo de mil y quinientos y ochenta y tres anosyo el Rey / refrendada de [Antonio de] erasso y librada de escribano público /
El Rey
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