(Por José Luis Solano Rodríguez)
La lucha sigue y se puede ampliar, tanto en el espacio como en el tiempo; en éste, aumentando, aún más, los periodos de siembra, adaptados a las especies a incluir en el catálogo, no circunscribiéndolo sólo a la floritura de alguna fecha, sino extendiéndolo a un plan de actuación dentro de un programa meditado, dotado de medios, de inversiones, de personal…de ilusiones. En la superficie de intervención, expandiendo la pública, pero también incluyendo la privada en acuerdos con los propietarios, facilitándoles asesoramiento, plantas y semillas, … haciéndoles ver los beneficios de tener arbolado en sus tierras, en los límites de ellas, en zonas poco aptas para el cultivo, junto a los muros y alambradas, como complemento a los mojones solitarios que delimitan sus espacios. ¡Salve¡ al que ya lo ha hecho a la entrada de la Charca, al inicio del camino de la Luz, al que ha revivido alguna huerta… se necesitan más colaboradores, la vida debe de seguir.
Arroyo tiene el privilegio de estar rodeado de agua, propiciatoria de un paisaje agradable, favorecedor de un microclima, de un complemento vital que, aún estando quieta, nos llena el ánima, no digamos nada cuando se expande, como en las últimas fechas. Ese elemento natural se vería complementado con los árboles, asidores-sanadores de la madre tierra, reclamadores de otras especies vivas, del líquido elemento, de la materia orgánica transmisora de vida.
JLSR |
Fomentemos un bosque, no estropeemos la casa que nos cobija, vivamos en naturaleza. Demos vida a Arroyo para poder tenerla.
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