Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de
En el día de hoy todos sus integrantes, se llegaron a
contabilizarse hasta 51 miembros en la peña, aunque sus socios fundadores
fueron 19, cuentan con más de sesenta años cumplidos, y alguno de ellos,
incluso, se aproximan a los setenta. También es cierto, que varios de sus
participantes, desgraciadamente, no podrán leer estas líneas porque están
fallecidos (D.E.P). No obstante, cuando iniciaron aquella maravillosa aventura,
la de ser los pioneros del asociacionismo juvenil en una peña de amigos en
Arroyo de la Luz, todos rondaban la veintena, los años de la juventud por
excelencia. La peña El Pimporro, así se denominaron, con una indumentaria de
camiseta blanca con un pimporro rojo grabado sobre el pecho y el nombre del
integrante al frente, iniciaron un modelo de asociacionismo juvenil que poco
después fue imitado por otro buen número de pandillas de amigos en la
localidad.
Eran los años de la Transición democrática. El país
comenzaba a respirar un aire nuevo y poco reconocible en épocas anteriores.
Todo comenzó a gestarse el mismo año de la muerte del dictador, 1975. La
inquietud, el compañerismo, la ilusión, la juventud y, sobre todo, la intensa
amistad que les unía a los socios fundadores, hizo de esta peña el modelo a seguir
por otras muchas en los años siguientes a su creación (La Botella, La Teja). Un
asociacionismo de peñas festivas que han vuelto a tener una resurrección en la
localidad durante las últimas fiestas de septiembre, y antes de la aparición de
la maldita pandemia.
No es la primera vez que se difunden algunos contenidos
sobre esta peña en los últimos años. Por ejemplo, el amigo Máximo Salomón, hizo
en octubre de 2018 un buen análisis cuando difundió en su portal de Facebook el
artículo “El enano y el Pimporro”, donde recogía como título global, y para
hablar de las distintas peñas arroyanas, una de las anécdotas más recordadas de
estos pioneros peñistas, aunque pudiera ser que alguno de los lectores ya tenga
el episodio completamente olvidado. Mi intención con este texto mensual, además
de homenajear a todos los que pasaron por El Pimporro y citar sus nombres
(también el de guerra) de sus 19 fundadores, es una puesta al día de aquel
suceso tan curioso y de alguna cosa más que provocará en todos los lectores una
nostalgia de un pasado ya lejano en el tiempo, pero muy próximo en el corazón.
El nombre lo buscaron en uno de los “cacharros” de barro que
ancestralmente más han identificado a nuestro pueblo. Típico en todas las casas
arroyanas antes de la llegada de los frigoríficos, y básico para hombres y
mujeres cuando iban a trabajar al campo durante esos tórridos veranos. Ellos,
en cambio, como reconocen muchos años después, lo utilizaban para algo más
lúdico, el transporte del típico ponche durante las ferias y fiestas que les
elaboraba el señor Faustino. Recuerdan perfectamente que fueron los pioneros en
el lanzamiento de los cohetes que anunciaban la llegada del Día de la Luz, y
horas antes que el señor Pepe, el Pregonero, los lanzara al cielo de manera
oficial. También se atribuyen el honor de haber sido los primeros que hicieron
ondear la bandera de Extremadura antes de estar permitida y oficializada.
Tenían su “sede” oficial en el piso superior del bar Moyano,
en plena plaza de la Constitución, su auténtico santuario. Allí organizaron un
sinfín de fiestas por los motivos más variados, cumpleaños, Nochebuena o
Nochevieja, guateques, reuniones para organizar algún evento popular, etc. De
aquellas reuniones, por ejemplo, salieron las ideas para participar de manera
ininterrumpida entre 1975 y 1981 con diversas carrozas “artísticas” que
ofrecían un vistoso colorido al desfile y con el que tuvieron una suerte
dispar. El pistoletazo de salida como peña lo hicieron en el año 1975 que
representaron unos atrayentes “Sanfermines” con el que obtuvieron un segundo premio.
También participaron con una segunda carroza, un “Tablao flamenco” bastante menos
logrado ya que se tuvieron que conformar con un discreto sexto puesto.De fiesta en la sede de la peña
La peña de romería Parte de la peña un día de romería
En 1976 se tomaron muy en serio su participación en el día
más grande. Un par de semanas antes difundieron por toda la población, y con el
patrocinio de la flamante discoteca Venus, unos pasquines que anunciaban una
gran “Vuelta ciclista a Arroyo de la Luz” y en la que se decía que
participarían varios equipos. Hicieron juegos de palabras con los verdaderos
equipos ciclistas (Bic-Baporú, Kas-tañas), con lo que el personal agradeció la
ocurrencia, pero a la hora de los premios se tuvieron que conformar con un
tercer puesto. En el año 1977, y quizás disgustados por no lograr el primer
puesto del Día de la Luz anterior, participaron con unas “Olimpiadas” que
dejaron mucho que desear. No obtuvieron premio alguno, y según sus propias
palabras, “¡y con razón!”.Propaganda sobre la Vuelta Ciclista en Arroyo.
Día de la Luz
En 1978 se volvieron a currar su participación, en este caso
con un estruendo de voces con una “Mancha Verde” para la que compusieron una
canción propia con letra y música creada para la ocasión, completamente
irónica, burlesca y de especial crítica política hacia un suceso que había
tenido en vilo a toda España en los últimos días del año 1975, la “Marcha
Verde”, aquella “legión” de civiles marroquíes que provocaron la entrega de una
de las últimas colonias españolas, aunque se decía provincia, en África. A
pesar del intento, y quizás por esa crítica descarnada a lo que verdaderamente
había ocurrido, se tuvieron que conformar con el segundo premio. El año
siguiente de 1978, y viendo que las “algarabías” bullangueras parecían darle
suerte, volvieron a repetir con un asunto histórico, aunque más lejano en el
tiempo, “La revolución de Pancho Villa”; de nuevo y como en el caso anterior,
se tuvieron que conformar con el segundo premio.Carroza La mancha verde
Carroza La revolución de Pancho Villa |
En 1980 de nuevo participan de la jornada festiva con un
tema entonces de rabiosa actualidad, “El paro”, no llegaron a obtener premio
alguno porque olvidaron inscribir previamente su carroza por lo que se quedaron
nuevamente sin el ansiado galardón que parecía resistirse una y otra vez. Tuvieron
que esperar a 1981 cuando, ahora sí, y por fin, con una carroza donde la gracia
y el colorido recorrió toda la Corredera alcanzaron el ansiado primer premio.
Su puesta en escena de “El Jardín de la alegría” fue recordado durante mucho
tiempo como una de las mejores coreografías de lo que entonces eran las
carrozas artísticas, una explosión de color y vistosidad que se distinguía
claramente de las llamadas carrozas “típicas”, más pegadas a la localidad y más
del gusto de otros grupos de amigos.Carroza El Jardín de la alegría.
Futbolistas del arroyo varios de sus integrantes, también
participaron de los trofeos de peñas que se llegaron a organizar y donde
obtuvieron siempre unos magníficos resultados. De la misma forma, nunca
abandonaron su interés por la cultura, varios de ellos estudiantes de
magisterio, iniciaron distintas campañas con el objeto de recaudar fondos que
ayudaran a la construcción de nuestra Casa de la Cultura y tratar de hacer más sugestivos
los distintos festivales veraniegos que ya habitualmente se celebraban con
motivo del regreso de los emigrantes, espectáculos a los que ya hemos dedicado
un artículo en el blog Paisajes y Fiestas.Peña El Pimporro. Equipo de fútbol
Desde el punto de vista más anecdótico, dos sucesos son
siempre para ellos los más recordados, y no hay ocasión, cuando se juntan, en
la que se hable de aquellos años y que no aparezca el recuerdo de alguno de los
dos casos. Ambos están relacionados con la afición que entonces todos tenían por
las fiestas taurinas. El primer suceso ocurrió a la vista de todo el mundo y tuvo
lugar durante las ferias de septiembre de 1977. Aquel día se celebró en la
plaza portátil que se montaba en la plaza nueva, un espectáculo
“cómico-taurino-musical” en el que los protagonistas de la fiesta eran los
enanos-toreros. Concluida una de sus lidias, y teniendo en cuenta el éxito que
los artistas habían cosechado ante el respetable, iniciaron la “vuelta al
ruedo”, tal y como se hace en estos eventos. El público entregado a los
artistas les lanzaba desde la grada sombreros, botas con vino, alguna gorra,
etc. Cuando pasaron a la altura de la peña, uno de sus integrantes les lanzó el
“pimporro” que estaba lleno de ponche. El mismo dio en la cabeza de uno de los
integrantes de la cuadrilla que se había despistado y no vio llegar el cacharro
de barro. El golpetazo, que fue un lamentable accidente, resultó monumental. El
impacto acabó con el torero por los suelos y el pimporro completamente
destrozado.
Una parte importante de la grada quedó indignada por el
hecho, ya que pensaron que el golpe había sido intencionado y a mala fe. Una
apreciación completamente falsa ya que todo fue un desgraciado y fortuito
accidente. A pesar de ello, la presidencia de la plaza ofreció su particular
visión del suceso ante la autoridad competente, la alcaldía que entonces
regentaba Manuel Floriano, quien impuso a todos los integrantes de la peña,
acusados de escándalo público, una multa de 1.000 pesetas de la época. A los
peñistas la sanción siempre les pareció completamente injusta, pero no se
negaron a pagarla y cumplieron como buenos ciudadanos. No obstante, para quedar
constancia de la “injusticia” que con ellos habían cometido, decidieron llevar
las mil pesetas en calderilla. Hasta el ayuntamiento se desplazaron un buen
número de los integrantes, aunque únicamente pudieron pasar dos o tres y
entregaron al funcionario de turno, Germán Solano, la bolsa con las mil
monedas. El montante fue contado religiosamente por el administrativo peseta a
peseta, por lo que le llevó un buen tiempo poder certificar que todo estaba
correcto.
La segunda anécdota ya fue vivida de manera privada, solo
estaban presentes los componentes de la peña. Todo sucedió en el año 1978,
cuando compraron una vaquilla para “torearla” de manera particular. La tenían
suelta en una cerca y cerrada con una cancilla. Los más “toreros” en el
interior de la cerca, y el resto viendo el espectáculo desde fuera. Los más
atrevidos citaron a la vaca que se arrancó sobre dos o tres que le habían
provocado, estos corrieron rápido y se subieron en lo alto de la cancilla que
al no tener corrido el cerrojo se fue abriendo lentamente con el peso de los
que estaban subido a la misma. La vaquilla se coló por la apertura y ahora los
que estaban en peligro eran los que no habían saltado hacia el interior de la
cerca. La vaquilla se fijó en uno de los componentes, Paco “Muletas”, que no
pudo correr en desbandada como el resto y que sufrió el mayor “revolcón” de su
corta pero intensa vida taurina. Desde entonces no ha vuelto a torear, se cortó
la “coleta”.Paco y Bene.
Para finalizar, quisiera homenajear a todos los integrantes
de aquella magnífica peña de amigos y nombrar a sus 19 “fundadores”. Ahí van
sus nombres, Sixto “Cagueta”; Carrasco; Germán, “El del Moyano”; Marcelo, “El
de la Oposición”; Julio y Diego, “Garrote”; Luis, “El Pichón”; Joaquín Galán,
“El Marqués”; Idelfonso, “El Chombo”; Faustino, “Chafiroli”; Paco, “Muletas”;
Maxi, Antonio y Miguel, “Galgos”; Santos, “Birolo”; Germán, “Corcherito”;
Emilio, “El Patero”; Vicente, “El Clavel” y mi querido hermano, Jesús,
“Jincaclavos”.Imagen actual de tres de los pioneros,
Luis, Jesús y Sixto
Que historias, es una delicia leer estos recuerdos, que por la vida no viví de cerca, solo recuerdo que a la marcha verde les ganó el primer premio El planeta de los simios, en el que participó mi primo Sebastián Garcia-martin. Un saludo Javi.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu aportación. Efectivamente, El planeta de los simios, fue una magnífica carroza. En ella participaron una pandilla de amigos, que también eran una peña. Esa carroza estuvo muy bien elaborada y es así, Sebastián García-Martín Parrón fue el alma de aquel proyecto. Saludos para ti, y gracias por la lectura.
EliminarJavi.
Soy la hija de Julio,qué crónica más bonita. Como hija me emociona. Mi padre estaría emocionado también de poder verla. Un abrazo grande para todos.
ResponderEliminarBuenos días, Elena!!! Muchas gracias!!! Una lástima que algunos peñistas ya no puedan leerla. Otro abrazo para ti y todos los tuyos.
EliminarJavier García.