martes, 27 de agosto de 2024

CASTILLO

  José Luis Solano Rodríguez 

                                            
                                          No los levantó la nada,
                                         ni el dinero, ni el señor,
                                         sino la tierra callada,
                                         el trabajo y el sudor
…     “Andaluces de Jaén” / M. Hernández

     Esa estrofa del poema  de Miguel Hernández se ajusta bastante a lo que quedó manifiesto en documento de la Casa de Benavente, expuesto a continuación, sobre quien puso manos a la obra, su sudor y su salario, aclarado documentalmente:

      “Daban los vecinos de esta villa peonas (peonadas) para las obras de dicha fortaleza sin les pagar nada”

    A la procedencia del castillo de Arroyo de la Luz se le han atribuido diversos orígenes –romanos, musulmanes- que quizá coincidan y sólo la arqueología, a falta de documentos escritos, puede aclarar. El hecho evidente es que este edificio que contemplamos es de época posterior a ambas civilizaciones, aunque puede que ocupe el lugar de otro anterior de ellas, por el agua que transcurre a sus pies dentro de una fértil vega y tenga, incluso, materiales constructivos de él, más  la traza que muestra, arquitectónicamente hablando, lo sitúa a finales de la edad media y viene a coincidir por referencias documentadas indirectas de la Casa de Benavente a que fue Garcí González de Herrera quien lo mandó construir, posiblemente recién posesionado de Arroyo del Puerco (1404) en el marco temporal de la conquista a musulmanes, de la guerra civil de los Trastámara, para defensa de la población y como marco de su potestad en la villa, zona y centro de sus “estados” (lugares y fincas) en la Extremadura geográfica de aquella época –algo distinta a la actual-, que subía hacia  Salamanca, como sus posesiones,  otorgadas, adquiridas y producto de unión matrimonial  (en las dehesas de Plasencia, el Bodón, cerca de Ciudad Rodrigo…), al ser él Mariscal de Castilla a quien le fue concedido Arroyo  junto a sus descendientes, en tanto fuesen varones,  con su territorio y jurisdicción junto con otros terrenos adehesados en las inmediaciones del río Salor (Almedias, el Picón, Ahijón, la Ruana…). Debió ser continuado por su hijo,  ya que muere en la fecha mencionada,  rematando la obra fortificada.  

    Con la orden, la ejecución de la obra fue llevada acabo por los paisanos,  luego complementada, a través de sus Ordenanzas, la organización, funcionamiento y contribuciones vecinales a él.   También tenían que encargarse del mantenimiento,   aportar   365 cargas de leña y 70 de paja anuales al alcayde  y, durante sus  obras, ciertas camas  de ropa para sus criados, así como hacer guardias para velarla, al menos ésto en los primeros años,  que luego fueron traídos  vecinos de Talaván, lugar también suyo.  Nombraba un Alcayde para ella como jefe,    extendíendo su mando sobre la localidad  como máxima autoridad;  figura que, por su denominación, refleja un origen árabe y, con los años, pacificado el territorio, fue cambiada por la de   Gobernador, traducción del anterior, que era lo mismo, más de carácter civil, con un nombre castellano,  controlando la administración municipal y nombrando sus cargos. Esta autoridad  organizaba el desenvolvimiento del castillo, su administración, suministros y entramado militar, fijaba las guardias, hacía inventario de los bienes  cada varios años o cuando era sustituido por otro.

    La documentación del condado se refiere al castillo  como la “fortaleza”, incluso “casa fuerte”, y, posteriormente, mencionan, referenciado a ella, a su importancia sobre el pueblo, la “casa de la fortaleza” para  hacer alusión al palacio que tuvo el Conde en lo que hoy es el colegio de Nª Sra. de los Dolores en la calle Germán Petit, al que se accede bajo  el escudo de los Benavente, empezado a construir hacia 1477 según  menciones. Sería el lugar de residencia de su mayordomía administrativa territorial en Extremadura, situando a su frente la figura del mayordomo. Anteriormente mencionan otros “palacios” –puede que la fortaleza-  del conde en esta villa al celebrarse en ellos el 1 de  abril de 1431 el acto de posesión y vasallaje del Concejo y  vecinos para convertirse en “vasallos solariegos”: En ella besaron la mano derecha de dicha autoridad condal libremente, “tomándolo por señor natural”, cumpliendo sus cartas y mandamientos, pagándole sus derechos y, en señal de aceptación de señorío, le entregaron “una cata (¿) de plata con tres florines y una dobla de oro” -monedas de la época-.

     Tuvo el edificio de la fortaleza, además del patio -con pozo hoy cegado-  y los torreones de entrada aún conservados, sala de armas a la izquierda de la entrada en la que se guardaban: ballestas, dardos, cintos, hachas, porras de hierro, arcos, yelmos….  como en sus demás castillos, así como  una escalera, hoy tapiada,  que descendía a ….tal vez un sótano, una galería llena de leyendas, como otras localizaciones, literatura que llegó a inspirar a José Canal  a escribir el poema “Arquitectura Rota”:

                               … y le trova la luna en el pandero

                                     de su panza redonda.

                                     Sólo la noche cura, del castillo,

                                     la arquitectura rota. 


martes, 6 de agosto de 2024

TERROR EN EL CINE

  José Luis Solano Rodríguez 

                            


El Cine de verano en su esplendor de los años sesenta con 1.300 localidades

      Inmersos en el Festival de Cine de Terror que se celebra desde el 3 al 7 de agosto en el cine de verano de la localidad, me vienen a la memoria recuerdos de películas de ese género proyectadas  ahí por los Solano, junto con  los cines “viejo y nuevo”, como eran coloquialmente conocidos,  lugar preferente en su uso para esas películas y al gusto de  los espectadores. La temática del horror era de gran éxito entre la población arroyana, junto con la comedia, el cante flamenco, los dramas y la vida de los toreros a mediados del siglo pasado, principalmente, por lo que cada vez que se podía se proyectaba alguna, incluida en los lotes cerrados de películas que se contrataban con las distribuidoras de ellas, llegando con unos dos-tres años de retraso sobre su estreno en Madrid dada la escasez de las caras copias en celuloide, unas ocho para la zona centro peninsular.  

     El lugar, a oscuras,  como la enredadera  que ocupaba la pared norte, el cielo estrellado en estas fechas,  las “lágrimas de S. Lorenzo” cruzando fugaces sobre las cabezas y la vista de muchos  espectadores  perdiendo, incluso,  momentáneamente, la visión de la pantalla en el seguimiento, cuenta de su número y petición de deseos, en una “calma chicha de caló”, con la palmera inmóvil, con algún fogonazo terráqueo de la linterna del acomodador “Regalao”  no dirigiendo al público a un asiento vacío, sino a sus entresijos  entre las sillas de enea cogidas con listones o las nuevas plegables de madera, predisponía a los espectadores al pánico, al escándalo, a la gracia de turno, a la recriminación al linternero.       

     La mayoría de las de terror eran extranjeras, como sus actores. Algunas me quedaron más marcadas que otras, siendo demasiadas las que apenas recuerdo.  “El Perro de los Baskerville” en agosto de 1964,  con Peter Cushing y el siempre frío, enigmático y terrorífico Christopher Lee, que a la temática que nos trae añadía la intriga, con la maldición de esa familia y la investigación de Sherlock Holmes; el que escribe, con    siete  años, entra a la sala por la zona del bar, todo sombrío, hasta la pantalla en ese momento, el silencio se ve roto por el aullido profundo de un perro desde el altavoz escondido tras la jardinera y, ¡piernas para que os quiero¡, la carrera de mi grueso cuerpo de  infancia, la vista centrada en el pasillo mediano y la luz bajo el graderío del anfiteatro escalonado me llevan jadeante al lugar donde se sienta padre, a su amparo.

        Sigue  destacada  “El Fantasma de la Ópera”, un clásico de la historia del cine, con cinco versiones cinematográficas, en esta ocasión inglesa, también, como la anterior, protagonizada por Herbert Lom, H. Sears, E. de Souza….uniendo el terror con la ópera, la depravación, la codicia…Una película calificada para mayores de 18 años que tuve que ver, en mi corta edad, ante la prohibición y persecución gubernativa de esos límites, por mis privilegios, en la escalera de la cabina de proyección, sólo, entre tejados oscuros, todo un ambiente a añadir al proyectado.

     “Los Crímenes del Museo de Cera” puesta en 1968; Doctor Terror en 1969, con los mismos protagonistas que en el Perro de los Baskerville, incorporando ya a un joven  Donald Sutherland, mezclando pánico y destinos inciertos; “La cámara de los horrores”, donde al pavor se unía la venganza en una criminal orgia de muerte; “El coleccionista de cadáveres” en 1970, Española, con Boris Karloff en el final de su carrera cinematográfica, con una cara propicia para la ocasión, uniendo miedo y ceguera.    


Pero también la sala nueva de invierno acogía películas del género, destacando en mi memoria Psicosis  en 1962, un 4 de noviembre , mes de los difuntos, de las campanas de la torre tocando a muerte a diario sobre el catafalco negro de la iglesia parroquial. Tengo cinco años, acompaño a mi hermana, que sabe de la película, de la escena del esqueleto de la madre con su peluca, se esconde bajo la butaca, esperando que la avise cuando pase ese momento; el niño, gracioso, dice que ya, se levanta y se encuentra con lo no deseado. ¡La que me dio!

    

lunes, 22 de julio de 2024

ARROYO SIN CINE

  José Luis Solano Rodríguez  

       No se alarmen los lectores. Estamos en verano y el local para exhibición cinematográfica permanece yermo  de películas, salvo unos pocos días del Festival de Cine de Terror trasladado a él desde el peligroso, arquitectónicamente hablando, Castillo de los Herrera, aunque “acondicionado”  en la temática por el vacío dejado de su cuidada y colorida jardinera que tuvo bajo la pantalla, la desaparición  de la palmera de la casa lindera, veleta-termómetro meteorológico natural –el movimiento e intensidad de sus ramas podía llevar a trasladar la función a la sala  invernal-, las butacas plásticas sueltas, ilegales, que pueden provocar en algún alboroto  caídas, tropiezo de los asistentes, accidentes …. La narración que sigue sucedió hace años, unos noventa, en plena Guerra Civil.

     Desde 1921 el Salón Solano –hoy Corral de Comedias- era utilizado en invierno, la “verbena” en verano,  para diversos usos socio-culturales (cine, teatro, bailes, bodas, mítines políticos….) siendo la proyección de películas los domingos, además de extras en carnavales, ferias, alguna festividad, a lo que se daba más uso junto con el baile, compaginándose en el mismo día. El 18 de julio de 1936, sábado, se produce el golpe de Estado de algunos militares para derribar al gobierno republicano del Frente Popular; en Arroyo, el comandante del puesto de la guardia civil, Antúnez, toma el mando sobre el gobierno democrático municipal  presidido por Medardo Cervera, parece, según testimonio de funcionarios locales de esa época  (Casquero…),  que eludiendo la invitación del alcalde  a subir al Salón de Plenos Municipal, con sus cortinas encubridoras de “regalos” no deseados,  instándolo a bajar a la plaza  y ofrecerles, una vez allí, por diálogo,   las órdenes a sus números de “rodilla en tierra” y “apunten”, tras lo que sucumbió la legalidad vigente en Arroyo.      


 Al día siguiente,  domingo,   estaba preparada para su proyección la película “Paloma de mis amores”, comedia con flamenco,  interpretada por el Niño de Marchena; se les manda suspender la función. Tras ese día, la programación  continúa en los siguientes: “El hijo del carnaval”, “Amor en maniobras”. Los cortes del suministro de ellas por los movimientos bélicos y el estado político-militar de Madrid, sede de las distribuidoras de los films (Atlantic, Cifesa, Hispano Fox, U Films, …) para la zona Centro de España, empiezan a notarse. A veces llegan películas si hay comunicación telegráfica, telefónica o postal, si los trenes pueden discurrir hasta la estación de Arroyo-Malpartida, que la “diligencia” o el burro del abuelo Luis estaban prestos para el último tramo a Arroyo. En septiembre se dio sólo un día en la feria -“Misterios de París”-  y tres domingos más; en octubre nada, en noviembre tres, una en diciembre y, a partir de ahí,  se suspendieron las proyecciones por falta de abastecimiento hasta finales de octubre de 1937 con la llegada de “La señorita de Trevélez”, suspendida el año anterior. En noviembre se completó la programación y en diciembre  sólo tres de cinco. Estas empezaban ya a tomar otro rumbo en sus guiones, resaltaban lo “español”, el costumbrismo y el folklorismo: “Un amor en España”, “La verbena de la Paloma”… Con abril del año siguiente se reanudaron, tras haberse colado en el Salón una compañía de teatro itinerante –“Artistas Asociados”- “cómicos de la legua”, que se decía;  representaron “Una semana de felicidad” y “Doña Francisquita”,  volviendo en  septiembre y octubre con ocho actuaciones ante la carencia de películas durante el verano, con sólo cinco títulos, y la aceptación del público, deseoso de entretenimiento para evasión de los problemas circundantes.

          No habiendo cine, el baile aminoraba los deseos expansivos del público, el superar frustraciones,  amarguras de noticias de la contienda, de familiares reclutados, cautivos o  desaparecidos;  se celebraba  con una orquesta elemental,   con las “señoritingas” bailando en el escenario y las “campuzas” sobre el suelo del patio de sillas de enea retiradas para  la ocasión.

          El ambigú complacía al público en los distintos usos del local, con el vino y el aguardiente como bebidas más demandadas, las cervezas en minoría por el gusto y el elevado coste, con precios del almacén de Salado, en origen, de 10 pts la arroba del vino, 16 la de aguardiente y, nada menos que, 24 la caja de cervezas; a “perra chica” (0,05 pts) se vendía el chato del  primero y a “perra gorda” (0,10 pts) el segundo  -lo que costaría        pocos años después la cotización mensual de la recién creada Seguridad Social-,  contaba Germán, que empezó a servirlos con diez años.

Vasitos de aguardiente del ambigú            

          Con la llegada del otoño del 38, la estabilidad del centro peninsular, controlado por los sublevados, hizo proliferar la misión de las “casas de películas” y nuevas producciones nacionales ocupan las carteleras de los cines, ya considerados industria cultural de masas. Se contrata la comedia “El agua en el suelo” , la primera película sonora española. A partir de 1939, la supremacía de la autoridad militar, tras haber sido cautivo y desarmado una gran parte del “ejército rojo”, hace que se vuelva a la regularidad  anterior al conflicto, con  filmes de nuevo corte, de exaltación de los valores de los vencedores,  “patrios” y “nacionales”, de una moral apoyada en el nacional-catolicismo, con censura de ello:  “Morena clara”, “Suspiros de España”, “El barbero de Sevilla”, “Canción de cuna”,  “Víspera de combate”, “España heroica”, “Suena el clarín”, “Gracia y  Justicia”…., muchas como propaganda del nuevo régimen, porque, al fin y al cabo,  como diría Fernán Gómez en las “Bicicletas son para el verano”: “Ha ganado la Victoria”. 

sábado, 13 de abril de 2024

11.2023 EL CRONISTA. "San Esteban, San Juan de Ribera y San Jerónimo"

 Por Francisco Javier García Carrero

Cronista Oficial de Arroyo de la Luz

 El día 10 de abril de 2024 el proyecto del profesor Toranzo y de la Asociación Photones, volvió a ponerse de largo. En este caso, el trabajo salió por primera vez, y esperemos que no sea la última, de las estrictas fronteras locales para llegar nada menos que a la Asamblea de Extremadura, la sede de la soberanía regional. Allí, con inusitada expectación nos recibieron, con su presidenta Blanca Martín a la cabeza, una parte de nuestros representantes políticos que, junto a varios medios de comunicación, hicieron de todos los que hasta allí nos desplazamos una jornada repleta de gran ilusión. Entre todos estábamos logrando que nuestro gran pintor del renacimiento tuviese un nuevo reconocimiento popular. La comitiva que encabezaba nuestro alcalde, junto a varios miembros de su corporación municipal, estuvo compuesta por cerca de cincuenta arroyanos. En definitiva, una jornada cultural perfectamente organizada desde hacía varios días por la amiga Loli Higuero.

Aprovechando esta jornada, este cronista quiere completar con un breve análisis las tres obras que faltan por comentar de este espectacular trabajo, que habíamos iniciado hace ya algunos meses, y que por diversas cuestiones había quedado interrumpido. Las tres últimas obras a las que nos referimos son la de San Esteban del Museo del Prado, la de San Juan de Ribera de la misma pinacoteca y la de San Jerónimo, una tabla que se encuentra en nuestro excelso retablo de Arroyo de la Luz.

El San Esteban de Morales es una pintura de técnica mixta sobre tabla de reducidas dimensiones (67 x 50 cm). La obra del Prado es una copia de un original que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Asturias. El Divino nos muestra el episodio de la lapidación después de que el sanedrín de Jerusalén le condenara por blasfemia al decir “veo el cielo abierto y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios”. Condenado, y mientras lo apedreaban, san Esteban realizó la invocación a Jesús para que recibiera su espíritu antes de doblar las rodillas y perdonar a los que le martirizaban. Con la muerte del joven diácono se inició la persecución a todos los cristianos que dirigió Saulo, futuro San Pablo.

@Museo Nacional del Prado (Madrid)
@Museo de Bellas Artes de Asturias

Pero resulta obvio que Morales no nos traslada la propia lapidación, no se observa por ninguna parte el grupo de hombres arrojando las piedras, solo pintó una de ellas colocada sobre la cabeza del primer mártir de la Iglesia Cristiana que, con lágrimas cayendo por sus mejillas y un hilillo de sangre por el cuello, nos traslada a un cristiano ejemplar que se sitúa frente al espectador de manera muy cercana y contemplativa y aceptando de buen grado el martirio que le trasladará muy pronto hasta el cielo. La obra del Prado presenta en la esquina superior izquierda la figura de Cristo bendiciendo que no aparece en Oviedo. Técnicamente Morales asimila las novedades del renacimiento italiano (composición piramidal, zonas donde el color se vaporiza), pero no olvida la tradición hispanoflamenca donde la pincelada minuciosa y detallista es más propia de la pintura flamenca que completa sobre un imaginativo paisaje de fondo.

En esta obra el profesor Toranzo contó para interpretar al mártir con el rostro de Florentino Alonso, aunque la parte superior del cráneo, donde está incrustada la piedra, corresponde a José Luis Bermejo. Por otro lado, aunque de escasa dimensión, en la parte superior se encuentra un Cristo Salvador que fue interpretado, una vez más, por Juan José Moreno.

@Antonio J. Pérez Toranzo

El San Juan de Ribera del Museo del Prado, es el penúltimo trabajo que comentaremos, y el único que se tomó fuera de la localidad de Arroyo. Concretamente el profesor Toranzo y su modelo, Román Tejado, con parecido espectacular con el original, trabajaron durante la pandemia en el I.E.S San Pedro de Alcántara, población donde entonces desarrollaban su profesión autor y modelo.

@Museo Nacional del Prado (Madrid)

La obra del retrato del obispo San Juan de Ribera es una tabla aún más pequeña que la anterior (40 x 28 cm.), y es de los pocos retratos civiles españoles que existen del siglo XVI, lo cual nos habla también de la capacidad del Divino como retratista. Juan de Ribera fue mecenas del pintor, arzobispo y virrey de Valencia. Fue retratado por Morales en 1564 y con vestimenta de clérigo y alzacuello abierto y alejado, por consiguiente, de las vestiduras episcopales. El rostro del futuro santo, de tres cuartos, está atento a su propia introspección psicológica personal y completamente al margen del espectador con el que no mantiene ningún contacto visual.   

@Antonio J. Pérez Toranzo

Por último, el San Jerónimo de nuestro retablo es la última de las obras interpretadas por el profesor Toranzo, concretamente fue trabajada en julio de 2023 y sirvió para explicar ante el público en general, el día de la presentación de estas obras, el proceso fotográfico y de digitalización de todo este proyecto. En este caso, el personaje de San Jerónimo está interpretado por un modelo de aspecto físico semejante al original, Martín Panadero, otro miembro de Photones, lo que permitió al autor completar un estudio relativamente fácil de editar y donde el attrezzo está tomado de la propia iglesia de la Asunción (telas, crucifijo, cíngulo).

@Retablo Mayor Iglesia de la Asunción (Arroyo de la Luz)

San Jerónimo penitente es un tema artístico bastante frecuente en el arte cristiano, tanto en escultura como en pintura. Morales nos presenta una vez más un pequeño cuadro donde paisaje y anatomía se entremezclan a la perfección. El santo, parcialmente desnudo, está sumido en un misticismo religioso muy característico de este personaje donde la oración, la penitencia y la meditación afloran como elementos consustanciales de la obra.

@Antonio J. Pérez Toranzo

En resumen, la obra de Toranzo y Photones con la ayuda de las instituciones y sin olvidarnos del apoyo popular de los vecinos de la localidad, no deja de ser “música celestial” para los sentidos. Con todo ello hemos conocido un poco mejor a nuestro insigne artista extremeño muy reconocido en el siglo XVI en todos los ámbitos culturales y del poder monárquico. No en vano, en el verano de 1580 residiendo en Badajoz, y ya mayor y cansado, volvió a encontrarse con el rey Felipe II camino de su nuevo reino de Portugal el que le dijo “muy viejo estáis, Morales”; “sí señor, muy viejo y muy pobre”, contestó el artista. Fue entonces cuando el monarca le asignó de las arcas municipales “doscientos ducados para comer”, a lo que habría replicado con toda modestia el artista, “señor, ¿y para cenar? Por lo que el rey le otorgaría, comprensivo, otros cien más.      


@Ayuntamiento Arroyo de la Luz (Foto: Loli Higuero Padilla)

@Asamblea de Extremadura

@Ayuntamiento Arroyo de la Luz (Foto: Loli Higuero Padilla)

ESPARTACO EN LA NOVENA

   José Luis Solano Rodríguez                 

                          La Virgen de la Luz en la Parroquia de la Asunción en la década de 1960                                          

La Novena es un hecho socio-religioso, e incluso  político, en la vida de Arroyo de la Luz a lo largo de la historia.  Aglutinador  social, “lazo de unión de todos los arroyanos” que describe la oración novenaria, por encima de creencias religiosas e ideológicas, fundamentado en la devoción a la Virgen de la Luz,  designada patrona de la villa por su Ayuntamiento, que ejerció su patronato durante siglos, al igual que sobre la  Iglesia de la Asunción, Convento y ermitas respaldada por la jerarquía católica, a  que acude la población en sus rogativas y plegarias, bien con carácter colectivo ante necesidades climatológicas –agua, preferentemente-, epidemias,  guerras…, o por asuntos familiares o personales, también como hecho social, cultural, de costumbre que ha movido a ingente cantidad de personas y que va decreciendo en el  tiempo.

    

     Provocaba un gran movimiento ciudadano, incluso de otras poblaciones,  a los actos religiosos celebrados en la parroquial, donde se instala la imagen, traída desde su ermita,  Durante su estancia, se celebra una misa matinal y otras en la tarde, siendo la última, al anochecer, precedida de rosario, oraciones especiales diferentes por día de Novena,   acompañada de un sermón principal en su homilía   a cargo de algún memorable religioso traído de fuera de la localidad –José Luis Cotallo, Pedro Rubio Merino, que además de en lo religioso destacó en lo cultural, tanto en Extremadura como en Andalucía…- , ante la ausencia de  frailes en el Convento desde 1835, que lo tenían asignado por el Consistorio municipal, siendo  una de las fuentes de ingreso de los pobres hermanos descalzos al estipularle una cantidad, como tampoco se encargaban de cruzar las puertas de ambos templos con Ella sobre sus hombros, que el resto del camino, entre las cruces del Patín y la del casco urbano a poniente, correspondía a los vecinos seglares, principalmente a los regidores munícipes. Antes de esas plegarias diarias que acompañan al rosario, creadas en el s XIX por el fraile agustino Benito García, malpartideño precisamente, se mencionan “novenas de misas”, simplemente, como misas a la Virgen durante nueve días.  La eucaristía última congregaba mayor número de asistentes, hasta llenar la iglesia; se los dividía según    la costumbre anterior al Concilio Vaticano II (1962-1965) por sexo, que D. Vicente Castro imponía todavía, aunque el sustituto, D. Ciriaco, ejerciera como párroco: hombres a la  izquierda, al  lado del evangelio,   y mujeres a la    derecha, frente al lugar de lectura de la epístola –muchas con escapularios, las más mayores con pañuelos en la cabeza, las demás con velos de blonda en ella-, teniendo ellos  preferencia para sentarse, que “venían de la labor”, prioritaria a la doméstica y sin reivindicarse discriminación.

      Ese movimiento, la salida de casa del vecindario hacia la parroquia, a la plaza, a lo largo de las celebraciones,  repercutía sobre los negocios y empresas con fines sociales: tiendas, bares, bailes…y el cine de la localidad. En los años sesenta del siglo pasado fue una época de esplendor social en este sentido. Si miramos hacia el cine, se implicó y sirvió al colectivo arroyano. La empresa  había  construido una nueva sala adaptada a los tiempos, inaugurada en agosto de 1961, para 1.300 espectadores, cuando Arroyo ya había descendido de los 10.000 habitantes.


Durante la Novena, el Cine Solano procuraba proyectar el domingo  una película que fuera del máximo agrado del público, en tres sesiones de la tarde-noche,  adaptadas a las edades del público y  al  horario de la celebración religiosa. A principios de los sesenta destacó la proyección de  Espartaco, con Kirk Douglas, Tony Curtis, Peter Ustinov dirigidos por Stanley Kubrick, ganadora de 4 Oscars y con 196 min. de duración. El éxito fue apoteósico. Y que decir tiene que el presente, vinculado con la empresa, y dadas las características de la película,    vió, sin pestañear,  los tres pases con cena incluida (bocadillo de tortilla y chuleta, a la par que padre) en la cabina de proyección  en el último de ellos –vieja reivindicación, intentando ser mayor, cumplida - que finalizó bien pasada la una de la madrugada. Al día siguiente, a escuela, con recorte de horario de sueño, pero presumiendo de tal proeza en el recinto escolar y, en el recreo, todos queríamos ser Espartaco.

 

 

                                                                                                                      José Luis Solano Rodríguez 



viernes, 29 de diciembre de 2023

AÑO 23

  José Luis Solano Rodríguez                 

Se nos marcha entre más de un silencio y algún que otro ruido. La vida en Arroyo se desarrolla sin sobresaltos. El número de habitantes no consigue aumentar, mueren más que nacen, emigran, con  edad joven y  formación,  demasiados. Los desempleados no son un alivio, ni el alza de precios. Hubo elecciones municipales, autonómicas y estatales, continuidad con alguna pequeña variante en número y personas, cambio autonómico, más revuelo en lo nacional, con tendencia al absolutismo según algunos. Las luces de Navidad iluminan la plaza, la ermita; un flash momentáneo, una variante lumínica que aportará una nota distintiva por unos días. Relativa calma  en este año veintitrés del siglo XXI.

     Ahora bien, si retrocedemos dos siglos atrás, a 1823, podemos comprobar que hubo más movimiento, desasosiego…. Era una población similar a la actual en número, con unos 1.400 vecinos cabezas de familia estimados (unos 5.600 habitantes), en aumento respecto a años anteriores. La inmensa mayoría dedicados al sector agrícola- ganadero; el industrial, dependiente del anterior, efímero. La acción del Conde-Duque de Benavente ya no se notaba. Los bienes de propio no daban lo suficiente para el gasto municipal de servicios mínimos; algunos (horno de pan en la Corredera, hornillo  de la calle homónima, parte del Corral Nuevo) estuvieron en manos de liberales –partidarios de su privatización- mientras les duró el gobierno municipal. El Ayuntamiento controlaba la vida del municipio en un plan proteccionista: abastos básicos (pan, vino, aguardiente, aceite, carne, pescado en cuaresma, jabón), pesos, medidas, moral, policía… Se preocupa de la enseñanza, la vigila,  “en los primeros rudimentos, qual corresponde a un pueblo civilizado”; tienen dos maestros, a los que consideran insuficientes para el volumen poblacional, con “pocos  sabiendo leer”, siendo “un perjuicio conocido a la civilización” reconocen,  destinan para ellos escasos haberes económicos, por debajo de lo estipulado, debiendo los padres de los alumnos  añadir un suplemento pormenorizado según sea la enseñanza recibida: leer, escribir y contar; leer y escribir: leer; deletreo y cartilla.

     La vida iba con pocas alteraciones, salvo en la parte política nacional y, como consecuencia de ella, en la municipal. España estaba dentro del periodo histórico conocido como Trienio Liberal o Constitucional (1820-1823).  Tiene un sistema político basado en el rey Fernando VII con  la Constitución de 1812; dos bandos se enfrentan: liberales o constitucionalistas y    realistas o absolutistas,  con sus ejércitos en liza, se mueven por el territorio nacional en una guerra civil, sobre todo en los dos últimos años.

      Arroyo no permanece ajeno. El año 1823 varía el gobierno municipal según las fuerzas de ocupación de la zona y la jefatura política provincial; lo empezó con los liberales, julio y agosto con los absolutistas, para volver los anteriores y terminar el año con los segundos, sin elecciones, por imposición, con multas para el que había ocupado el poder anteriormente, impuestas por el ejército  rival. Los ciudadanos a verlas venir, a pagar más contribuciones –en especie, que el metálico estaba imposible por la bajada de precios- para sostener a las tropas de paso en sus raciones de pan, vino, carnero, centeno, paja, incluidas las del héroe  de la Guerra de la Independencia Juan Martín Díez, el Empecinado, establecido en el Casar con fuerzas liberales; también tuvieron que recurrir a las armas con  fines defensivos o policiales en la localidad, ante los atropellos e insultos a autoridades y vecinos, incluido el cura ecónomo, constituyendo patrullas,    retén de vigilancia, posicionado para mayor seguridad, ante la falta de preparación y miedo de sus integrantes,  en el petril del tejado de la iglesia, intentando detener a los atacantes, hacer fuego, tocar las campanas avisando al vecindario para que acuda o se resguarde.  En la noche  circulaban  patrullas de ambos bandos cantando canciones insultantes y aporreando las puertas de los rivales. El gobierno municipal  intentó mediar con toques de queda, prohibiendo circular por las calles a partir de las diez de la noche y, sobre todo,  portar armas.

      El año termina. Se ha restaurado a Fernando VII en todo su poder, despótico, absoluto, reprimiendo liberales y suspendiendo sus principios. Abandonan  España  parte de las fuerzas internacionales –los Cien Mil Hijos de San Luis- que habían ayudado a restablecerlo. El gobierno local es de su signo, empieza a tomar medidas acordes con los nuevos tiempos  tras “los desacatos cometidos en él (al Santísimo Sacramento) y su santísima casa por los infames revolucionarios”…y para que “se celebre un aniversario por las victimas sacrificadas en defensa del altar y del trono”. Se acuerda bajar a la patrona el próximo domingo treinta de noviembre para “celebrar una solemne función el ocho de diciembre, otra el diez, y la festividad del Santísimo Sacramento el siete de ese mes”, haciendo   el Ayuntamiento un convite a la parte eclesiástica secular y regular. No se ordena hacer luminarias, ni se mencionan, no hay ánimos, sólo miseria tras otra guerra esa centuria –y vendrán más- en la localidad.

        El alumbrado festivo de ahora era, desde el tejado de la iglesia,  a su modo, para aviso de tropas que llegaban . Las bajadas de precios no se corresponden con las subidas actuales. La economía agrícola-ganadera casi no se da. El número de habitantes es similar al de entonces. …Cosas iguales, aspectos diferentes.  

viernes, 8 de septiembre de 2023

CARTEL FESTIVAL AL EMIGRANTE

 José Luis Solano Rodríguez 


Con la llegada de las primeras aguas preotoñales reverdece, de nuevo, el cartel anunciador del I Festival al Emigrante celebrado el ocho de septiembre de 1977 -cuarenta y seis años atrás- y lo hace para quedarse de forma permanente a disposición de los arroyanos y visitantes en la Oficina de Turismo de Arroyo de la Luz –local del pretendido Museo Local en aquellos tiempos, aún pendiente-, que menos es nada para la perdida mirada de un tiempo transcurrido; dulce recuerdo, soplo de vida, un vivir de esperanza en una deseada, creciente y abundante oferta cultural.

Salió en su día tarde, para el ocho de septiembre –que entonces era simplemente el día de la Virgen de Guadalupe, el de Extremadura habría que esperar oficialmente a 1985,

aunque ya se miraba para esa fecha- , casi tres semanas después de lo pretendido, por culpa de la burocracia-censura del postfranquismo vigente, habiéndose marchado ya muchos de los homenajeados, que no todos, y contando con los que venían para las ferias de septiembre, “señores” incluidos, como canta la copla. Fue el resultado de un grupo de jóvenes constituidos en la Asociación ProCasa de la Cultura, deseosos de elevar el nivel cultural de la localidad, de que hubiera locales para ello, de que aumentara la población para esa causa desarrollando y mostrando sus cualidades ocultas.

Ese cartel, evocación y homenaje al arroyano emigrado, como tantos extremeños, sobre un campo vacio, casi yermo, con colores de muerte, indiferencia y bajo un cielo de esperanza – de los que se hablaba sería la futura bandera extremeña, que, según cuentan ciertas lenguas, surgió por los de los equipos de futbol de Badajoz y Cáceres- , cruzado en su marcha por un paisano de escueto traje y con una maleta en la que porta su escaso “jato” en busca de un futuro mejor para su entorno. Diseñado por Eladio Suárez García, “Yayo”, para que, sobre plancha de cobre, se imprimiera a dos colores y anunciara el evento a celebrar en el campo de futbol de la localidad, como también lo haría en siguientes ediciones. Localizado entre mis enseres, me es grato donar este documento histórico para su exposición pública de forma permanente, esperando que la familia Suárez García pueda encontrar la plancha que sirvió de base a su imprimación, así como los bocetos previos a ella para que tengan el mismo fin público y cultural que se pretendió siempre.

Fue un esfuerzo arduo esa realización, como comenté en artículo anterior sobre el evento, pero ahí quedan las señales, luego tomadas por el Ayuntamiento, y una obra de arte para gozo y disfrute de todos.

10.2023 EL CRONISTA. "LA LUZ DEL DIVINO: DESCENSO AL LIMBO"

 Por Francisco Javier García Carrero
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz

Nuestro penúltimo estudio del trabajo del profesor Toranzo y la Asociación Photones también se encuentra, como en el anterior, en nuestro retablo de la iglesia de Nuestra Señora de La Asunción. Es una magnífica tabla que nos traslada uno de los episodios del Evangelio que más se ha interpretado desde el punto de vista teológico, el del “Descenso al Limbo”, también referenciado como “Descenso a los infiernos”, aunque no sea exactamente lo mismo de manera literal, y teológicamente debamos discernirlo y aclararlo.

@Retablo Mayor Iglesia de la Asunción (Arroyo de la Luz)

La obra del Descenso al Limbo es uno de los trabajos más originales de nuestro Divino y, que sepamos, no volvió a elaborar en toda su carrera como pintor, a diferencia de lo que hemos visto para muchas de sus obras anteriormente comentadas que repitió en más de una ocasión. Por consiguiente, sería una tabla única. Con este trabajo Morales nos muestra la victoria redentora sobre la muerte y, por tanto, la salvación de la humanidad, o lo que es lo mismo, la búsqueda de las almas de los “justos” para acogerlos en su seno y llevarlos con Él hasta el cielo.

Que no es exactamente el infierno como ente global, sino una parte del mismo, concretamente el “limbo de los justos”, lo sabemos por los personajes que aparecen y que están a punto de ser redimidos y salvados. Además de Jesucristo, los dos personajes importantes del cuadro son Adán y Eva (de ahí el famoso desnudo), ambos se encontrarían en un territorio donde estaban todos aquellos que murieron antes de Jesucristo, espacio donde Jesús bajó después de muerto y resucitado para redimirlos de manera perenne y trasladarlos hasta el paraíso celestial.

Una vez más, Luis de Morales nos muestra en su obra unas complejas fuentes de inspiración. De nuevo, una simbiosis de reminiscencias italianizantes junto a influencias flamencas y germánicas en las que Durero se vuelve a hacer muy presente sobre todo en la disposición de las rocas de la caverna, y en la cabeza con barba poblada de Adán (Antonio García) que alarga con ansia su brazo al encuentro salvador de Jesucristo (Juan José Moreno).

@Antonio J. Pérez Toranzo

En cambio, la esbelta figura de Jesucristo ya resucitado en una postura muy inestable con ondulante ritmo y su paño flotante al viento junto con el bello rostro oval de una Eva más iluminado (María de la Luz Pastor), nos recuerdan a modelos italianos, y más concretamente de Domenico Beccafumi, uno de los artistas más destacados del primer manierismo en aquella península. Completan el cuadro otras dos almas resucitadas que sobre un fondo oscuro y tenebrista esperan su turno de salvación (Daniel Álvarez y Eduardo Santano).

La fuente literaria perfectamente conocida por el Divino nos muestra también su ligazón con círculos letrados y de influencia devocional de la iglesia cristiana oriental: “El Señor teniendo en sus manos las armas vencedoras de la cruz, se acerca a ellos (las almas del Limbo) y tomándolo (a Adán) por la mano, lo levanta diciéndole: despierta tú, que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz…”.

En resumen, una nueva obra muy compleja de trabajar para el profesor Antonio Pérez Toranzo. Los cinco actores (Juanjo Moreno, Daniel Álvarez, Eduardo Santano, María de la Luz Pastor y Antonio García) tuvieron que ser profundamente retocados en el ordenador, además de los añadidos de pelo y barba que se tuvieron que obtener de otros dos figurantes. Todo ello para lograr el objetivo final que la obra estuviese acorde con el original. Para la localización del “Limbo” se utilizaron los “restos” del conventual de San Francisco en la localidad, espacio donde, además, se realizaron las distintas sesiones fotográficas para completar este trabajo.

Para concluir, señalar que desde 2007 la iglesia católica y el papa Benedicto XVI eliminó la enseñanza del Limbo en los catecismos ya que lo consideraba como una posición excesivamente limitada de la salvación eterna y no parecía coherente con la idea de la indulgencia perenne de Dios.

NOTA: Mi más cordial enhorabuena al profesor Toranzo por su magnífico proyecto hecho realidad y tan merecedor de esa Medalla de Arroyo. De la misma forma, mi enhorabuena a la Asociación Photones y a todos sus integrantes por su grandiosa colaboración en este trabajo. Para mí ha sido un auténtico honor participar con un cuadro en esta recreación de la obra de Morales y poder realizar todos los comentarios de las distintas obras. Aquí quedarán también para la historia del blog Paisajes y Fiestas.

Aquí tenéis una pequeña muestra de fotos de @APyF con el Making of (cómo se hizo):