domingo, 21 de octubre de 2018

EL TROVADOR: "EL ENANO Y EL PIMPORRO"

Por Máximo Salomón Román

           El Trovador de Arroyo de la Luz

“Tírate de la moto, de la moto tírate, si te tiras de la moto, ya no te podrás caer...” Esta letra corresponde a una cansina sintonía que,junto con la famosa”Lambada”, se convirtió en los años ochenta en una de las canciones más recurrentes para las diferentes charangas que amenizaban las fiestas de nuestros pueblos y, por tanto, las de Arroyo. Ponían color, daban calor, traían animación y, por supuesto, versatilidad a la hora de pasacalles, alboradas o festejos de toda índole.
Pero no únicamente las charangas animaban eso días de asueto y alborozo. Hubo algo más. Y es que , si lugar a dudas, existió un fenómeno social (que hoy parece resurgir) y que, sea dicho de paso, solamente necesitaba de un poco del apoyo institucional. Me refiero a las “ Peñas” a esos grupos de arroyanos que, perfectamente, representaban todo un fenómeno sociológico digno de tener en cuenta. Suponían una inyección de vitalidad en nuestro “Día de la Luz” y en nuestra feria.
Recordarán a la peña ” el Pimporro “ como primer ejemplo del asociacionismo más emergente en este terreno. Ya, durante el conflicto hispano-marroquí surgido en los últimos momentos del franquismo, y que derivó en la famosa “ marcha verde”, tomaron buena nota nuestros paisanos para satirizar el citado acontecimiento y plasmarlo en una carroza del “Día de la Luz” con el título de “La mancha verde”. De ella recuerdo, especialmente, a Emilio (patero) con su chilaba y su gallina. En otra ocasión sería sobre México y el tren de Pancho Villa. Se reunían en la terraza del Moyano( donde los muchachos de Faustino), con su camiseta blanca y su piporro estampado sobre la misma. Paco Lozano, Emilio (q.e p.d), Maxi (el galgo), Jesús García, Sixto,….y unos cuantos más, aparecían en cualquier evento, bien fuese musical o taurino. Y aconteció, en cierta ocasión que en nuestro Arroyo, pueblo muy aficionado al arte de la tauromaquia en otros tiempos, se celebraba un festejo taurino, con motivo de las Ferias de septiembre. Aquel día , en la portátil situada en Divino Morales (Plaza Nueva), le tocaba actuar al “Bombero Torero” y los enanitos, en la tradicional charlotada, famosa por estos contornos. Tras la lidia de uno de los becerros procedió toda la cuadrilla a dar la vuelta al ruedo, a la par que recibía alguna que otra bota con vino o calimocho, sincero agasajo de los espectadores, y con la que calmar su sed de calor y polvo en la vespertina tarde septembrina. En ese intento de agasajo, y entiendo que con la mejor de las intenciones, esto es -para ofrecer un trago a la cuadrilla -nuestro paisano Emilio Patero, componente de la peña “ el piporro” , lanzó su enorme botijo a uno de los enanos que acompañaban al Bombero. Este, quiero creer que por despiste, no se percató de la situación y recibió el monumental impacto del piporro sobre su cabeza lo que originó que, al punto, el enano cayese redondo al coso taurino. El testarazo provocó, de un lado las correspondientes risas del respetable, y del otro , el monumental enfado de la Presidencia, de la Cuadrilla y de las autoridades del momento , todo ello con graves consecuencias por lo que entendían que era toda una gamberrada. El incidente supuso la correspondiente sanción económica de mil pesetas a la peña. Pero como en el cuento de la “ cigüeña y la zorra” siempre hay quien da más. Y viene ello a colación toda vez que la “peña el pimporro” no se negó a pagar la multa. Pero lo que sí hicieron algunos de sus componentes es presentarse en la oficina de recaudación del Ayuntamiento (hoy oficina de la Policía Local), con la cantidad a abonar, pero cambiada en monedas de pesetas (hoy solemos decir en calderilla). No quedó otra solución al recaudador que contarla una por una.
Tras “ el Pimporro” surge una nueva peña de carácter mixto e integrada lo casi cuarenta personas: la peña “la Bellota” con su inconfundible camiseta verde. Paisanos y paisanas tales como Maxi “Pelín”, Julia Cordero Pablo Tato “ Matacano”, Lucía Peña, Joaqui, Vito, Tapia, Sebastián ”Chanino”, José Mari, Pablo “Leri”, Isi, José David ”Titi”, Antonio “ Cambri”…., entre otros. Algún componente me refrescó la memoria al recordarme cómo surgió la peña tras asistir a una fiesta con vaquilla incluida. Fue nombrado presidente de la misma Antonio Leal ”Cambri” quien ofrecería una entrevista al diario “hoy” un 12 de septiembre de 1980 coincidiendo con el primer día de feria. La página publicada se completaba con un artículo (“Arroyito de la Luz”) del insigne paisano don Pedro Caba, así como otra entrevista a los dos alfareros arroyanos del momento Victorio Collado y José Pajares. En esa primera entrevista, un joven “Cambri” hace especial hincapié en los objetivos de la peña y en los compromisos a la hora de pertenecer a la misma. Muchos paisanos recordaréis las geniales creaciones de Cambri , bien en Carnavales como aquel dragón echando fuego por la boca, o “el decapitado “ en colaboración con Josemari “el largo”, bien en el “Día de la Luz” con la carroza “Van dos caballos”.
Arroyo fue en tiempos pasados un pueblo muy aficionado al arte de la Tauromaquia. Tuve la suerte de indagar en algunos de los legajos manuscritos del que fuera, hasta los sesenta, Cronista local”, don Vicente Criado Valcárcel (médico). Alguno de ellos hacía referencia a festejos taurinos, cuatro siglos atrás, con motivo de la festividad de san Juan, muy celebrada por entonces.
Hasta los años sesenta eran habituales las corridas de toros en ruedos conformados con carros Pero con el discurrir del tiempo aquellas “plazas de carro” fueron sustituidas por recintos portátiles. Aconteció que en uno de ellos, durante una feria de septiembre, se dedicó uno de los días al pueblo Así se conformó una cuadrilla con artistas locales en la que figuraban Pantaleón (Maypa), Tito Miro (el estanquero), Pedro Montero “el Niño del Ebro” (por la marca del camión adquirido por entonces), y el señor José Carrasco que actuaba como banderillero y a quién uno de los novillos diera un buen revolcón que, por suerte, quedara en simple susto. Durante los años ochenta se pusieron de moda los festejos taurinos en la Plaza de Constitución, con encierros incluidos, durante la Feria de septiembre. Aquellos viejos carros serían sustituidos por remolques que, desinteresadamente, eran ofrecidos para la ocasión. Quién no recuerda aquellas vaquillas que eran introducidas el Bar Bañegil a la par que gritaban las féminas en el interior, buscando un hueco en donde protegerse. O al paisano César (q.e p.d.), sentado bajo los soportales en la puerta de Matías Parra, con la vaquilla a un metro, sin arrancarse hacia él. Es por esta época cuando surge otra peña, con arroyanos que hacían la fiesta para todos, demostrando valor y riesgo, dando espectáculo y entretenimiento, sobre todo con los novillos Así Chano, Rafa Cordero, Alejandro,… y un largo grupo pertenecientes todos a la peña” la Cabra”.
En otras ocasiones no era necesario portar una camiseta a grupo, o llevar un nombre, para conformar una peña y dar la nota. Así surgieron comparsas que llegaron a poner su chispa de humor, sobre todo en el Día de la Luz. A buen seguro que recuerdan a Zenón, Puerta, la amiga Candi, Paco(carrucho) ,Sevilla,….desfilando corredera abajo como tribu de negritos africanos.
O el grupo de Pepe Terrón, Marisa, Victoria, Casasola, etc. en sus desfiles de Carnaval 
Es a mediados de los ochenta cuando aumenta considerablemente el número de peñas Surgen en todos los barrios, desde el Santo hasta el Convento. Viene a mi memoria un grupo de paisanos que constituyeron una peña, eso sí, masculina, con camiseta roja y una botella de Larios impresa a la espalda. Cantaban aquello que decía:” Lo primero, amar a Dios; lo segundo, a la botella; lo tercero a la mujer…Se trataba obviamente, de la peña” la Botella “de la que eran componentes Emiliano(cueva), Jorna, Jacinto(churri), Candi(gila), Ladislao (q.e.p.d.) entre otros.
El dieciocho de febrero de 1986 (domingo), tuve la oportunidad de dar el Pregón de Carnaval, por invitación expresa del Ayuntamiento. Ya hacía un par de años que parecía querer resurgir el Carnaval. Justo es recordar el desfile de esa tarde dominical en el que los creadores del Harriero participaron como dormilones, con cama y orinal incluidos, marcando un antes y un después en nuestro carnaval .
A partir de entonces siguieron aumentando las peñas. Tuve el honor de formar parte de una de ellas, la peña” el acordeón”. Ambientábamos la Navidad, la feria, las romerías…, y participamos durante varias ediciones en los desfiles de Carnaval, de “cíngaros”, de “ mejicanos”, etc. Este que relata, tocaba el acordeón y contaba con dos amigos que tocaban la caja de forma magistral, Lorenzo(forestal) y Juan Luis Caro (Fiti). Milagros, Nana, Juan, Sebastián, Ezequiel(q.e.p.d.), Maxi Pajares, Quili, Nemesio, Juani. Petri, Felipe. Quintín y su esposa, Fernando y Teodora eran otros miembros de esta peña. Fueron tiempos felices pero, ya se sabe, el tiempo es efímero, esto es, pasa rápido.
Hoy entiendo que es todo un acierto el apoyo institucional a las nuevas peñas que surgen con fuerza, ilusión y entusiasmo. Es interesante el hecho de haber fijado un “Día de las Peñas” en el sábado de feria. No obstante, no quedaría mal darles más protagonismo en otros eventos toda vez que supondría mantener vivo el espíritu de participación todo el año. Sea como fuere, ¡ánimo! y enhorabuena.
(Dedicado a todas las peñas arroyanas).







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