sábado, 20 de octubre de 2018

EL TROVADOR: "UNA BODA, UN BAUTIZO…Y UNA CASA DE CULTURA"

Por Máximo Salomón Román

           El Trovador de Arroyo de la Luz
“Si el escultor esculpe la piedra o el bronce y es capaz de hacer una obra de arte, imaginad lo que podéis hacer vosotros que modeláis la mente y el alma de un niño”.
Esta dedicatoria, que se encuentra en mi colegio (en el Extremadura), fue realizada por un antiguo compañero, Juan Cañada (q.e.p.d.) como reconocimiento al Magisterio. Todos fuimos alumnos y, en algún momento, estudiantes de Magisterio. Es por ello que, desde estas líneas, quiero dejar patente, en nombre de todos los arroyanos y maestros de mi generación, el agradecimiento a esos profesores que nos tutorizaron en el periodo de Prácticas (muchos ya fallecidos) y que, incluso, llegaron en algún momento a ser nuestros compañeros en el Colegio de Ntra. Sra. de la Luz. Hablo de Petri García, Diego Agúndez, Leónides, Ramón Turégano, Emilio Gutiérrez, Justo, Pili, Juan Andrés, Antonio Estévez…
Decía Marco Tulio Cicerón: “Si quieres aprender, enseña”. Me la recordaba muchas veces don Juan Ramos a la vez que me decía que no le gustaba aquella denominación de profesor de EGB. “No hay palabra más grande que la de maestro” refería siempre. ¡Hasta los apóstoles le llamaban Maestro a Jesús! Esta era su máxima.
Pero “un día la suerte me trajo aquí”. Y me vi de maestro, impartiendo clases, en la misma aula en la que aprendí a jugar al ajedrez, a recitar a Gabriel y Galán o a resolver ecuaciones. Sí, era la clase de don Vicente Lorenzo que a tantos de mi generación nos evoca felices recuerdos. Corría el curso 1986-1987. Un segundo curso muy numeroso y con un maestro cañero. Así en la celebración de la Constitución logramos los dos primeros premios de dibujo en nuestra categoría. Los ganadores, Ana Belén Pajares y Juan Carlos Aparicio Barriga. Poco después llegó la Navidad. Añorábamos un espacio, aún en construcción, en donde celebrar las actividades navideñas: la Casa de Cultura. En su defecto encontramos un marco idóneo; la Asunción. Así, con el beneplácito de don Ciriaco, el párroco, todo el edificio de las Escuelas Nuevas puso en escena su trabajo, con la satisfacción que da el ver que el esfuerzo merece la pena. Para ello, construimos un enorme portal que, con ayuda de José Luis Casiano (Macayo, q.e.p.d.) llevamos desde las escuelas hasta el templo. Allí, con el marco incomparable del Retablo, hubo teatro y se cantaron villancicos, acompañados por acordeón y por la guitarra de doña Elisa Cotallo. Era miércoles. Al día siguiente había mercado; así que montamos un grupo con los más mayores y nos fuimos a pedir el aguinaldo por las calles adyacentes y, obviamente, al propio mercado. Con lo recaudado celebramos en la galería de la escuela una fiesta degustación de productos navideños que nos proporcionaba el señor Antonio (comercio de Jerte en la calle Larga). Fue durante ese curso, también, cuando celebramos una convivencia en la Plaza con motivo de la Semana de Extremadura en la Escuela. En la misma participaron los pueblos de la comarca (Malpartida, Aliseda, Brozas…) y tuvo de particular el recibimiento de la bandera de Extremadura a su paso por Arroyo, hacia el destino en el que se clausuraba la Semana a nivel regional(algo así como la antorcha olímpica).
Para el curso siguiente (87-88) ya contábamos con la recién inaugurada Casa de Cultura. Y como en el año anterior, además de pedir el aguinaldo el jueves de mercado, celebramos la fiesta navideña en la misma, siempre con el apoyo incondicional de mis compañeras de trabajo (Marifé, Elisa Cotallo, Carmina, Petri y Pilar). Alumnos como Quique Casasola, Miguel Mellado, Javier (Péllez chico)… se aprendían unos enormes diálogos para la ocasión. ¡Qué buenos eran!
Fue en enero de 1988 cuando acordamos los maestros de las Escuelas Nuevas celebrar una típica” boda arroyana”. Y nos pusimos manos a la obra contando siempre con la inestimable colaboración de madres y abuelas de los alumnos que, en todo momento, mostraron su total disposición. Correspondía ahora la elección de los protagonistas que serían, finalmente, alumnos del curso más alto, esto es quinto (el ciclo superior de 6º a 8º estaba en el Cerro). Era la clase de Petri García. Los cónyuges, Javier Ordiales y Lidia Guzmán. El sacerdote, J. Ramón Calderón. Las madres se organizaron para elaborar los típicos dulces de boda (coquillos, polvorones, perrunillas…).Unos días antes de la boda (viernes de Carnaval) se conformó un grupo de niñas que, con traje a la antigua usanza, asumieron el tradicional papel de las “Avisanderas”. Recorrieron las calles del entorno al colegio y fueron casa por casa(elaboramos un censo, previamente) invitando a los correspondientes alumnos a tan singular evento. La víspera de la boda (jueves) por la noche hicimos la ronda de despedida a la novia (vivía en la plaza Nueva). Salió al balcón, mientras la grababa Tito Miro(el estanquero) y, con la música de la Boda de Inesilla entonamos aquella canción que decía:”Que se va a casar la Lidia con el hijo del Ordiales…”.Llegado el día de la boda se cumplió con el protocolo y, tras recoger al novio, se dirigió el cortejo, con acompañamiento musical, hasta la casa de la novia que nos esperaba con un colorido ramo de mimosas. Tras un largo recorrido (Rafael Chaparro, Plaza, Calle Larga, Olleros, Tenerías, Carretera de Aliseda y Regajal) llegamos al colegio en donde se celebró la boda típica arroyana con ágape incluido. Todo un acontecimiento sociológico para la historia escolar de Arroyo. El fotógrafo de turno, Santiago Caldera. El realizador de la película de vídeo, el entrañable Ángel Mangut (q. e. p. d.).
La Casa de Cultura nos proporcionaba la posibilidad de hacer teatro. Así que, en el siguiente curso y con los alumnos mayores de las Escuelas Graduadas, pusimos en escena la obra “El abuelo está loco”. Nombres como el de Victoria Clemente, Juan Carlos Aparicio Barriga, Pedro Solana, Israel, Belén, Guadalupe Leal. Laura Casasola, Miguel Molano, Jacobo Pulido, David o José Antonio Clemente (q.e.p.d.)hicieron sus pinitos en el mundo teatral al mejor estilo humorístico de los “Hermanos Quintero”. Contamos con la generosa colaboración de Benedicto y del señor Emilio (enrea) quienes en todo momento proporcionaron ayuda y buena disposición. Y es que si la Casa de funcionó no fue por el presupuesto (escaso siempre) sino, más bien, por la entrega del animador cultural (antes Mª Jesús y, posteriormente Bene). Recuerdo su apoyo en el Primer Certamen de Teatro y los festivales de Villancicos. Otra gente también brindó su colaboración más altruista. Así, es de justicia agradecer desde estas líneas la generosidad de Juanita Sánchez (fue concejala desde 1979 a 1983 por la UCD, Presidenta de las Amas de Casa…)cuando nos proporcionó varias películas en super-8 referentes al Día de la Luz, de hace cuarenta años casi, para realizar una proyección en la Casa de Cultura con motivo de la Semana Cultural que organizamos desde la “Senara”. Gracias Juanita, de corazón.
Un nuevo curso y esta vez en el Pozo Hambre. Celebramos la Navidad, también en la Casa de Cultura. Pedimos el aguinaldo por el barrio del Santo e hicimos otro ágape. Y, como no suele haber boda sin bautizo, al igual que en aquella, realizamos todos los preparativos para tener el viernes de carnaval un bautizo típico arroyano, con su protagonista, su mantilla antigua, con dulces y chocolate que elaboraron madres y abuelas, con padrino y madrina, monaguillos y, sobre todo, con un cura especial: Justo Padilla Cabeza. Contamos con la visita de TVE Extremadura que filmó el evento. Y como siempre, con Caldera para las fotos y con Mangut para el vídeo.
En la Navidad siguiente repetimos escenario con los alumnos del Pozo. Fue todo un exitazo aquella “Caravana de gitanos” con Luismi Collado (el chatino), Alejandro Pajares, Brígida Ferrero…
Y por fin, al Cerro. Allí volví a dar clase a aquellos alumnos que tuve en los primeros años. Fue un placer impartir docencia, sobre todo, contando con alumnos de la talla de Rafael Leal, Belén Talavera Mª José Durán, Eva Romero, Quique Casasola, Justo Padilla…¡Eran muy buenos! Pero sin lugar a dudas, la promoción que más me ha marcado profesionalmente es la del curso 1993-1994. Alumnos como Javi Santano, Sergio Durán, Enrique Robledo, Julio de Sande, Mª José Collado, Victoria Clemente, Mariluz Cid, Benjamín Bello, David Guzmán, Mariluz Bello, Daniel Álvarez Salceda…han sido muestra del talento que ha dado el pueblo de Arroyo. ¡Pero si fueron a una Olimpiada Matemática! Y se costeaban las excursiones haciendo carrozas para el Día de la Luz. ¿Recuerdan la de ”La China”? Bailaban conmigo en los recreos aquellas polcas, isas, contradanzas, etc.(alguna vez se animó María Álvarez, la maestra de Inglés) con la complicidad de esos años en el terreno del sentirse atraído. Disfrutaban. Hacíamos visitas culturales como la del Pantano de Alcántara. Les encantaba ir al laboratorio, tocar la flauta...
Pero todas estas generaciones tuvieron la suerte de conocer maestros inolvidables y entregados. Así, Manuel Floriano que a muchos le permitió conocer por primera vez el mar, con sus excursiones a la Costa del Sol, Ángel Borja y María Álvarez, de inglés, Ángel Rodríguez y Fabián, en lengua y francés, Antonio y Rafael en Matemáticas, José Fragoso y Tomás en E. Física, Mª Antonia, Ladi Reviriego, Juan Andrés, Guille Collazos, Agustín, Virgilio, Guillermo Crespo, y, por supuesto, Justo Cardador, el director de este magnífico claustro. Son nombres que siempre figurarán en el corazón y en la mente de los alumnos arroyanos. Porque una parte de su éxito, de su forma de ser y de pensar, de saber valorar la amistad y el respeto se aprende en la escuela. Y este elenco de pedagogos moldeó esas mentes y agrandó esos corazones. Quise plasmar en estas líneas el relato de casi una década en la que tuve la gran suerte de ejercer de maestro en mi pueblo y de contar con unos magníficos alumnos. Eso hace sentirme infinitamente orgulloso. Fue todo un placer.
(Dedicado a todos esos arroyanos que alguna vez fueron mis alumnos).





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