domingo, 21 de octubre de 2018

EL TROVADOR: "PREGONEROS DE LA VIRGEN"

Por Máximo Salomón Román

           El Trovador de Arroyo de la Luz
“¡Albricias, pueblo de Arroyo, albricias mi noble pueblo,
que se ha posado en el Santo la Paloma de tus sueños!”
Estos versos forman parte del pregón que en el año 1985 dedicara don Juan Ramos a nuestra Patrona, con motivo de su bajada al pueblo. Tal vez nadie pregonó en tantas ocasiones, y con tanto acierto, a nuestra Alcaldesa. Es, sin lugar a dudas, el pregonero por antonomasia, el alma que supo transmitir públicamente, la devoción y el sentimiento arroyano hacia nuestra madre.
Ya , en el año 1980, en el Domingo de Resurrección entonces, don Juan pregonaba a la Virgen de la Luz con hermosas palabras sacadas de todo un campo de églogas:
“Sales tú, Paloma Blanca, con rico manto de armiño, 
y en tu corona de perlas, oro amatista y Jacinto.
¡Venid, niños de mi pueblo, antes que vuele a su nido!”
Fue, además, don Juan el autor de la letra de ese himno a la Patrona que inspiró a nuestro paisano D. Manuel Bravo para componer la base musical del mismo, en auténtica conjunción y simbiosis: “La fe de un pueblo austero de honrados labradores…”.Don Juan, nuestro gran poeta.
Otros muchos hombres y mujeres pregonaron a nuestra madre. D. Eladio Sanjuan, arroyano de adopción, realizó, al más puro estilo de Juan Ramón Jiménez, todo un canto pleno de sensibilidad, armonía y candor. ¡Qué suerte contar con este magnífico poeta! 
Mujeres como Carmen Salomón, Juanita Sánchez o Inés Reviriego llevaron lágrimas a nuestros ojos y emoción a nuestro corazón con sus bellas palabras en loor de nuestra soberana.
De manera particular me sorprendió D. Florencio García Carrasco ( arroyano, maestro, inspector de Educación…, e hijo del ilustre maestro D. Florencio García Rubio) quien dedicó su pregón en verso y cantado al ritmo de “ Dale niña al pandero”. Todo un honor para nuestra Madre y para Arroyo. 
Las circunstancias del momento (desgraciado accidente de Cándido Carrero, policía municipal, q.e.p.d.) hicieron variar el contenido del texto que D. José Luis Rojo tenía previsto pregonar a la Virgen. Aún así, es parte de ese ramillete de pregoneros. ¡Qué honor haberle conocido!
Otros compañeros de profesión, Manuel Floriano, Justo Cardador, Pepe Tapia, Nina Bañegil …,alabaron con emotivas palabras a nuestra Señora de la Luz, haciéndole llegar las inquietudes y deseos del pueblo arroyano.
Paisanos como Miguel A. Bello, Cesáreo Pascasio, Cortés, Nano Lucas y, más recientemente, con motivo del cincuentenario del manto que fuera regalía de la “familia Collado”, nuestro paisano Javier Collado conforman esa larga lista de pregoneros. Obviamente, son muchos más de los aquí nombrados. A todos, el agradecimiento como arroyano.
Viene a colación recordar a todas aquellas personas que dedicaron su tiempo a nuestra Patrona, desde el siglo XVII con D. Antonio Hernández hasta la época actual pasando por los que conocimos, esto es, don Flores, don Ángel Collado o don Plácido Sánchez.
Ya, en octubre de 1981 con la creación de la Cofradía que presidiera en primer mandato D. José Terrón Cebrián (q.e.p.d.) con todos sus colaboradores se da inicio a una nueva etapa que se plasmará en grandes reformas en el santuario. A Mané Bañegil, segundo presidente, con una estupenda labor en pro de nuestra Reina, don Florencio Crespo con su “Coronación”, don Martín Panadero, con su “Año Jubilar” con motivo del bicentenario y, actualmente, don Antonio Cruz como mayordomo-presidente, merecen el reconocimiento del pueblo arroyano por su implicación en todo lo relacionado con nuestra Madre.
Es obvio recordar a todos esos jinetes que, año tras año, reviven tiempos pasados en la Corredera, para honrar a la Reina de los Cielos; y, por supuesto, a todos los cargadores o costaleros que la portan a hombros (sé por experiencia la emoción que se siente bajo ese manto).
Tuve el gran honor de pregonar a nuestra Virgen en el año 2002. Me inspiré en la letra de una canción que cantan los componentes de “Aromas del pueblo”. Gracias por cantar tan bien a nuestra Soberana. En homenaje a ellos, a todos los pregoneros que fueron y lo serán, a todas las personas que he nombrado y , en especial, a un gran devoto que, recientemente nos dejó, el amigo Fernando Tato, me he permitido reproducir la segunda parte de mi pregón:

“A la Virgen de la Luz, que la pasen por mi calle”
Un aroma de claveles, 
de jazmines y rosas,
envuelve hoy a este pueblo
que recibe con amor
a la Reina más hermosa.
Arroyo queda en silencio;
También, la dehesa, el valle…
y una ancianita arroyana
con voz tierna y con dulzura
hace un ruego al Padre Eterno:
“A la Virgen de la Luz
Que la pasen por mi calle”
La música se hace armonía
Corredera hacia abajo.
El paisaje es pintoresco, 
Las mujeres arroyanas
visten sus mejores galas
con mantillas y refajos.
Se oye un ¡viva!; y , luego, otro,
Hacia ti, Reina, Alcaldesa,
Se turnan los costaleros
pues no hay mayor grandeza
que llevarte sobre los hombros
con amor y con nobleza.
A la par, aquella anciana,
contemplando tu hermosura,
tu cara, tus ojos, tu talle,
suplica a los Cielos, de nuevo:
“Virgencita de la Luz
que te pasen por mi calle”
Arriba, desde el firmamento,
Otros arroyanos te contemplan
y cabalgan por los cielos
sobre caballos de espuma,
sobre corceles ligeros.
reviven tiempos pretéritos,
Valor y riesgo, en tu honor,
Certeros dela garantía
de tu “Manto Protector”.
Y aquella mujercita buena,
con suspiros e inquietud,
ruega, pide otra vez:
“Que pasen por mi calle
a la Virgen de la Luz”.
Y llegando hasta tu casa,
a la Catedral, a la Asunción,
se hace el silencio de nuevo,
dando paso a la emoción.
Allí se teje con los ramos
una alfombra de mil colores
que sintetiza nuestro sueños,
nuestros deseos e ilusiones
y que ponemos en tus manos
junto con nuestros corazones.
Y, aquella anciana, hija de Arroyo,
contempla perpleja, con sorpresa,
a pocos metros, a tu lado
al esposo que dejó en casa,
de salud algo mermado.
Y mira a los cielos, llorando,
Para expresar su gratitud:
“Ya han pasado por mi calle
A la Virgen de la Luz”
Y un costalero arroyano
emocionado, besa tu manto,
y mirándote al trasluz,
grita con todas sus fuerzas:
“¡Viva la Patrona de Arroyo!
¡Viva la Virgen de la Luz!




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